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Pinochetismo desató ira contra derecha en aniversario de muerte del dictador

En la actividad realizada en la Fundación Pinochet, hubo dardos contra la Alianza por no apoyar a militares procesados en casos de DDHH y contra Joaquín Lavín por su »colaboracionismo» con el gobierno. Tampoco se salvó el alcalde Gustavo Hasbún, por haber dado el nombre de Gladys Marín a una de las calles de Estación Central.


El general (R) Guillermo Garín y el senador Jorge Arancibia (UDI) conversan animadamente mientras esperan en uno de los salones del Club Manquehue a Lucía Hiriart y familia para iniciar la conmemoración del primer aniversario de la muerte de Augusto Pinochet.



Hay efervescencia entre más de mil seguidores, quienes en su mayoría lucen chapitas del ex dictador o simplemente miran orgullosos la adquisición en las puertas del club de un DVD, que contiene un video de las exequias de Pinochet y los discursos que allí se pronunciaron.



Son las 19:50 horas y se anuncia la llegada de Lucía Hiriart, que es largamente aplaudida de pie por los fervorosos adherentes del pinochetismo. Pocos políticos se ven. Sólo los diputados Iván Moreira y Mario Bertolino, además del senador Arancibia, algunos ex uniformados, como los generales retirados Luis Cortés Villa, Guillermo Garín, Fernando Torres y Rafael Villarroel.



La jornada se inicia con un minuto de silencio. Luego, aparece el presidente de la Fundación Augusto Pinochet, Hernán Guiloff, quien da la bienvenida. Sus primeras palabras son para Lucía Hiriart, a quien le señala "qué le vamos hacer en la vida, igual feliz cumpleaños".



Guillof pide por los militares que se encuentran detenidos por violaciones a los derechos humanos y reclama beneficios para ellos, mientras saluda entre el público al otrora director general de Carabineros Manuel Ugarte. Las pantallas se muestran imágenes de la vida del ex jefe militar.



Luego es el turno de Jorge Arancibia, quien hace una detallada exposición de la vida del ex militar, a quien conoció especialmente durante los tres años en que fue su edecán naval. Comenzó sus palabras diciendo que "aquí no falta nadie, están todos los deben estar", en alusión a la ausencia de oficiales del Ejército y varios políticos de la Alianza.



Recuerda el ingreso de Pinochet a la Escuela Militar, sus inicios como teniente, sus traslados a Iquique -la ciudad que más quería el ex uniformado-, pasando por los episodios de el Tacnazo, el asesinato de Edmundo Pérez Zujovic y el ingreso del fallecido jefe del Ejército Carlos Prats al gobierno de Salvador Allende.



Cuando asume la comandancia en jefe, dijo que Pinochet señaló: "Yo, que siempre he sido tan tranquilo, mira dónde estoy metido, pero paciencia, antes que nada está la Patria", lo que provocó los aplausos de los presentes. Lo mismo ocurrió cuando Arancibia dijo que en su calidad de edecán del ex uniformado habría dado su vida para defenderlo.



Luego es el turno del economista Tomás Flores, quien, ayudado de un power point, exhibe imágenes de portadas diarios antes del golpe militar sobre la escasez de harina o los buses atestados de gente. "Similar a lo que ocurre hoy, parece que no han aprendido todavía", señala, causando carcajadas entre los asistentes.



Comenta que la inflación era de 1000% durante la Unidad Popular y las reservas netas eran negativas. Todo revirtió cuando llegaron los militares, acota Flores, recordando que EEUU calificó de "Tigre Latinoamericano" y de "mentes brillantes" a Hernán Buchi, Jaime Guzmán y Miguel Kast, entre otros.



La gente continúa llegando al salón y el aire se hace irrespirable. Flores agradece la ayuda del Papa Juan Pablo II para evitar la guerra con Argentina y alaba la Carretera Austral, como la máxima obra arquitectónica del régimen pinochetista.



El más duro



Ya se había hablado de la vida militar y del "arquitecto de la transformación de nuestro país" en materia económica. Faltaba el discurso del ex diputado RN Luis Valentín Ferrada, que trataría la persecución "maligna y odiosa" de la que, según él, fue víctima Pinochet.



Según Ferrada, desde el primer día que dejó el gobierno, se abrió la venganza política en contra de Pinochet y es hora de revertir la situación: "Ha llegado el momento de abandonar las preocupaciones para asumir las ocupaciones, que deben detener rápida y enérgicamente la persecución a nuestros soldados y sus familias. Ocuparnos de restablecer nuestras bondades y moral, fe y convicciones. Preocuparnos de abandonar las políticas idiotas para preocuparnos del presente y el futuro de Chile".



Acusa duramente a la derecha de haberlos abandonado y la califica de "nuestra cómoda, asustadiza y mutilante derecha declaró encontrarse dedicada únicamente a sus negocios privados, sin comprender que al robo y el despojo de nuestros principios, seguiría necesariamente el que los despojadores los usaran contra nosotros y, principalmente, contra nuestros soldados".



Los ataques a la Alianza no quedan allí, pues incluso insinúa que no los apoyarán en las próximas elecciones. "Debemos ocuparnos de que nuestros malos políticos sepan que si ellos no están dispuestos a asumir las responsabilidades en la forma de vida y continúan inclinándose temerosos y débiles ante nuestros perseguidores, deben hacer abandono de sus puestos y deben permitir que otras personas mejor votadas los reemplacen con más consecuencia".



Los dardos apuntaron al ex candidato presidencial Joaquín Lavín. Lo califica de "colaboracionista" y se encarga de alentar al senador Arancibia para que no abandone la Quinta Costa. «No va a poder abandonar la ciudad de Valparaíso, tiene que ir a la reelección, es su deber, porque podría ocurrir que una de las principales ciudades del país perdiera una de las pocas voces consecuentes que tiene Chile y fuera reemplazado por el dios de los colaboracionistas, ¡así que Almirante prepárese!».



A ello Arancibia respondió, al finalizar el acto, que las palabras del abogado las tomó «muy bien, es siempre satisfactorio que queridos amigos como estos te den un apoyo de esta naturaleza, por una obra que se ha estado haciendo y que se ha hecho en forma persistente, en forma sostenida, las lealtades son muy importantes en política».



Hasbún y Gladys Marín



No sólo los dardos apuntaron a Lavín. Incluso llegaron al alcalde de Estación Central, Gustavo Hasbún, quien fue cuestionado por haber llamado a una calle de la comuna con el nombre de la fallecida ex dirigente comunista Gladys Marín.



"Aquí en Chile los padres y madres de los derechos humanos son los comunistas y en primer lugar la señora Gladys Marín (pifias), a quien un alcalde de nuestro sector de la comuna de Estación Central (pifias) ha decidido inmortalizarla dando su nombre a la principal avenida, que lleva la comuna histórica de Maipú, donde se ganó nuestra independencia nacional", aseveró.



Prosiguió su discurso expresando que "hoy ocurre que gracias a este alcalde de un partido de nuestro sector, para llegar al Templo Votivo de Maipú los chilenos deben transitar por la avenida Gladys Marín (pifias), es decir para llegar a la Virgen del Carmen en romería, se llega a través de la Gladys Marín porque un alcalde de nuestro sector, en medio de una confusión mental inexplicable, cree que va ganar 2´ó 3 votos más. Estas son las políticas idiotas".



Comentó que Hasbún no piense que contará con los votos de los pinochetistas para su reelección."Este alcalde quiere ser reelecto con nuestros votos y he visto por los diarios que podría postular como alcalde de Santiago y nadie dice nada".



Ferrada se mostró partidario de crear un consejo de defensa de los soldados y policías, que incluya a sus familias, para reconstituir «la memoria secuestrada».

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