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Fiscalía indaga vínculo entre atentados a comisaría y sucursal bancaria

Estallido en el cuartel policial Ñuñoa dejó un forado en una pared y dañó ventanales en los inmuebles cercanos, mientras que el segundo ataque se produjo en un banco Santander de Recoleta. El Gobierno reconoció su preocupación por el tema. [actualizada]


Un cuartel policial y una sucursal bancaria de la capital fueron blanco en las primeras horas de esta madrugada de dos ataques con artefactos explosivos que sólo causaron daños materiales.



La primera explosión, informó Carabineros, se produjo pasada la medianoche en la 18° Comisaría de Ñuñoa, donde la bomba ocasionó un forado de 70 centímetros en una pared de 25 centímetros de ancho.



En el recinto policial, que se encuentra a un costado de la Prefectura Metropolitana Oriente, se constituyó el Grupo de Operaciones Especiales de la policía uniformada (GOPE) y el fiscal Xavier Armendáriz, quien dispuso las primeras diligencias.



Se estableció que, además del muro perforado, la explosión causó daños en las ventanas de inmuebles cercanos, en una patrulla que permanecía estacionada y que varias esquirlas llegaron incluso a una estación de servicio ubicada a poco menos de 100 metros del lugar.



El segundo ataque afectó a una sucursal del banco Santander en Recoleta, donde la policía halló posteriormente panfletos exigiendo la liberación de los presos mapuches en huelga de hambre en la cárcel de Angol.



Estos hechos se suman a la explosión que en la noche del martes afectó a un local de la empresa Telefónica en el sector del Llano Subercaseux de la comuna de San Miguel, donde peritos policiales encontraron pólvora y un cuerpo metálico, por lo que advirtieron que no se trataba sólo de una bomba de ruido, sino que de un artefacto con un poder destructivo menor.



Preocupación gubernamental



El ministro del Interior, Belisario Velasco, recordó además que hace unos meses explotó otra bomba en una oficina de la embajada británica y hace algunos días otro artefacto dañó la sede de la Cámara Española de Comercio.



En algunos de los sitios atacados se han encontrado panfletos que demandan la libertad de «los presos políticos mapuches», en alusión a varios comuneros indígenas que cumplen penas de prisión tras ser juzgados por infracción a las leyes antiterroristas.



«Sí, existe preocupación, hay preocupación», dijo Velasco, aunque subrayó que los ataques no han causado víctimas, sino únicamente daños materiales de poca cuantía.



El subsecretario del Interior, Felipe Harboe, afirmó en tanto que «aquí no nos pagan por preocuparnos, nos pagan por ocuparnos de las cosas y eso es lo que estamos haciendo».



Tras subrayar que la fiscalía correspondiente está investigando los ataques, Harboe manifestó su confianza en la labor de la justicia, «para dar prontamente con el paradero de estas personas».



Posible vínculo



Mario Schilling, portavoz de la Fiscalía que investiga los últimos bombazos, no descartó que detrás de los tres ataques esté el mismo grupo.



«Es absolutamente excepcional que en menos de 24 horas hayan colocado artefactos explosivos en tres puntos distintos de la capital», afirmó el funcionario, que explicó que durante el 2007 se han registrado episodios parecidos, pero «bastante fraccionados en el tiempo», con un promedio de uno cada tres semanas.



A su juicio, los atentados se cometen «con el objeto de llamar la atención, provocar daños y difundir cierta propaganda política».



Reveló además que existe un video del atentado contra la sucursal del Banco Santander, en el que se observa a tres personas encapuchadas, posiblemente adolescentes, pero admitió que es muy difícil identificarlos con sólo ese elemento de prueba.

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