Nueve años después de la implantación de la moneda única y seis desde su puesta en circulación, la Unión Monetaria incorporará el martes a las dos economías más pequeñas de todo el bloque.
Con la adhesión de Malta y Chipre, el próximo 1 de enero, el euro circulará en quince países de los veintisiete que componen la Unión Europea, y estará en los bolsillos de 320 millones de personas.
Nueve años después de la implantación de la moneda única y seis desde su puesta en circulación, la Unión Monetaria incorporará el martes a las dos economías más pequeñas de todo el bloque.
Los dos países representan tan sólo el 0,23 por ciento del PIB comunitario y en ellos vive menos del 0,4 por ciento de la población.
Malta y Chipre, que entraron en la UE en mayo de 2004, serán, junto a Eslovenia, los únicos nuevos socios en participar también en la Unión Monetaria.
Las autoridades de ambos países esperan que la adaptación a la nueva divisa sea sencilla, dado el tamaño de sus economías, y han establecido un periodo de doble circulación con la moneda nacional de sólo un mes, hasta el 31 de enero.
La Comisión Europea, por su parte, está satisfecha con el ritmo de los preparativos, aunque ha advertido a los ciudadanos malteses y chipriotas de que deben «mantener los ojos bien abiertos» para evitar abusos en el cambio de precios.
En Chipre -que tiene una población en torno a 778.000 personas y cuya economía equivale al 0,17 por ciento del PIB de la UE-, las autoridades comenzaron en octubre a suministrar euros a las entidades financieras, que se han encargado, a su vez, de facilitarlo a los comerciantes para que puedan devolver el cambio sólo en euros desde el primer día.
Los chipriotas podrán seguir cambiando sus libras (cuyo cambio irrevocable con el euro se fijó en 0,585274) en los bancos hasta el 30 de junio y durante dos años en el Banco Central en el caso de las monedas y diez años los billetes.
Nicosia ha calculado que necesita más de 60 millones de billetes de euro (por un importe cercano a 1.200 millones) y 395 millones de monedas (por 100,26 millones), que han sido acuñadas en Finlandia.
Para la cara nacional de las monedas chipriotas se han elegido tres motivos nacionales: el muflón (una especia de oveja salvaje), el barco de Kyrenia y el ídolo prehistórico de Pomos.
La implantación del euro en Malta -en torno a 407.000 habitantes y un peso en la economía de la UE del 0,06 por ciento- tampoco parece complicada, dada la elevada concentración del sector financiero, ya que sólo dos entidades controlan el 90 por ciento de las cuentas bancarias de la isla.
Pero la población está muy apegada al efectivo, por lo que las autoridades se están esforzando por convencer a los malteses de que depositen su dinero en los bancos antes del día 1 y han llegado incluso a ofrecer una «amnistía fiscal» para los ingresos no declarados.
Los bancos comenzaron a recibir euros en septiembre y también se han distribuido «kits» de iniciación para empresas y el público en general.
Malta requiere 41,51 millones de billetes de la divisa europea (por 799 millones) y 140 millones de monedas (por 39,29 millones), cuya fabricación ha sido encargada a la casa de la moneda de París.
Las liras (cuyo cambio con el euro se estableció en 0,4293) podrán cambiarse en las oficinas bancarias hasta el 31 de marzo de 2008 y el Banco Central lo seguirá haciendo durante dos años con las monedas y diez con los billetes.
Para escoger el diseño de la cara nacional de las monedas, las autoridades recurrieron, entre otras cosas, a una encuesta vía mensajes de móvil y finalmente optaron por la cruz maltesa, el escudo de armas nacional y el templo prehistórico de Mnajdra.
La principal preocupación del ejecutivo de la UE en esta nueva transición al euro es un posible incremento injustificado de los precios, un escenario que, a la vista de las encuestas, también temen los ciudadanos chipriotas y malteses.
Tras la incorporación de estos dos países, el próximo Estado miembro que aspira a sumarse a la Unión Monetaria es Eslovaquia, que se ha fijado como objetivo el 1 de enero de 2009.
EFE
