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Termoeléctricas amenazan a la mayor reserva mundial de pingüinos Humboldt

Científicos y pobladores rechazan proyectos impulsados por Codelco y Grupo Suez en La Higuera, porque prevén daños a los ecosistemas de las reservas Islas Choros-Damas y Pingüino de Humboldt. A esto se suma una iniciativa de Barrick Gold ya aprobada y el eventual ingreso de una cuarta, ligada a la Compañía Minera del Pacífico.


El peor lugar para instalar una termoeléctrica es, según expertos del Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (Ceaza), la comuna de La Higuera, en la Región de Coquimbo. Pero justamente en ese sector se está gestionando la instalación de la Central de Farellones, perteneciente a Codelco, y de la Central Barrancones, del Grupo Suez.

Ambos proyectos ya ingresaron el sistema de estudio de impacto ambiental (SEIA). En el caso de Farellones, su objetivo es generar 800 MW a base de carbón el que ingresaría a través de un puerto en la costa de La Higuera en el sector de Totoralillo Norte. De esta forma, podrían arribar naves de 75 a 125 mil toneladas. La inversión total asciende a US$ 1.100 millones.

En tanto, la termoeléctrica del Grupo Suez, también a base de carbón, pretende generar unos 600 MW, y ubicarse a 15 kilómetros al norte del pueblo de Chungungo. Su inversión estimada asciende a unos US$ 800 millones.

A este escenario, hay que sumar la Central Punta Colorada, de la canadiense Barrick Gold -que ya tiene el visto bueno de la Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema)- cuya producción alcanza los 36,2 MW y opera a base de petróleo. E incluso una cuarta iniciativa, que aún no ingresa al SEIA y que estaría ligada a la Compañía Minera del Pacífico.

Así, la zona podría absorber hasta cuatro termoeléctricas, lo que para los pobladores, y el mundo científico tendría serias consecuencias medioambientales, sociales y económicas. Sobre todo porque los proyectos se encuentran «corriente arriba» de la Reserva Marina Islas Choros y Damas y de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt, que entre otros puntos, alberga 80% del total de estas aves existentes en el mundo y que se encuentran en peligro de extinción.

Efectos marítimos

Según un informe del Ceaza, uno de los puntos que genera más reparos tiene que ver con la naturaleza misma de los proyectos, ya que para operar deben ingresar agua marítima superficial del sector, que es rico en producción primaria de huevos y larvas de mariscos y peces, los cuales no sobrevivirán el paso por la planta termoeléctrica, a raíz de las altas temperaturas, la exposición a la presión hidrodinámica por el flujo comprimido dentro de las cañerías, y al uso de sustancias químicas, como anti-incrustantes.

Así lo explica Guillermo Luna, especialista en ecofisiología de aves marinas y uno de los científicos que realizó el estudio, que agrega que esta es una zona donde una gran variedad de especies acuden a alimentarse, y que en este escenario enfrentarían gran escasez de alimentos.

Por otra parte, el agua que se devuelva al mar lo haría con un incremento térmico de 6º C, lo que podría generar cambios en las tasas de crecimiento, conducta y fecundidad de diversas especies, lo que a mediano plazo podría afectar el tamaño de las poblaciones y el funcionamiento del ecosistema.

Específicamente, en el caso de la central Farellones, se calcula que la planta absorberá 40 metros cúbicos por segundo de agua de mar, lo que significa que en un año y medio se eliminarán huevos y larvas en un volumen de agua equivalente a la Bahía de Tongoy.

«Con los cálculos del documento, los efectos sinérgicos que provocaría esto son similares a producir un desierto. Pero la clave no está en oponerse per se a las termoeléctricas. Lo que decimos con claridad es que el lugar que están eligiendo es el peor lugar donde puede instalarse por los impactos que pueden provocar», asegura Luna.

Comprando pescadores

Además del tema marítimo, también se prevén consecuencias atmosféricas, ya que inevitablemente se producirán liberación de cenizas y gases tóxicos. Y, por cierto, consecuencias para los pobladores de la zona. Por ello, se creó el Movimiento en Defensa del Medio Ambiente (Modema), cuyo objetivo es impedir que la instalación de estas centrales.

Jan van Dijk, secretario de Modema, asegura que, en el puerto que Codelco planea construir en Totolarillo Norte necesita el apoyo de los pescadores, ya que afecta sus áreas de manejo. «Entonces ofrecen plata. Entre 7 y 8 millones de pesos por socio del Sindicato de Pescaderos de Totoralillo Norte. Es vergonzoso porque tienen que renunciar a sus área de manejo y piensan que podrán vivir con eso cuando ya no haya qué pescar acá».

El pescador, oriundo de Holanda, no está de acuerdo con estos «métodos» y piensa hacer todo lo posible junto a los integrantes de Modema para «impedir que concreten los proyectos».

Más de 240 observaciones

Hasta el momento, el EIA de Farellones es el único que ha sido evaluado por la Corema, ya que Barrancones está en la etapa de presentaciones del proyecto a la opinión ciudadana.

Pero la evaluación de los organismos que componen el comité técnico fueron bastante devastadoras, ya que se le hicieron más de 240 observaciones que apuntaban a falta de información detallada sobre los impactos que la construcción de la termoeléctrica provocaría en la zona.

Por ello, Codelco pidió suspensión del proceso a la Corema para tener tiempo de responder a todas las observaciones, para lo cual no hay una fecha límite.

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