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Tompkins contra las cuerdas después de la erupción del Chaitén

Sin quererlo, el fenómeno natural vino blindar la postura del Ejecutivo sobre la construcción del camino en medio del Parque Pumalín, restando puntos a la opción costera que defendía el ambientalista estadounidense. Porque tal como reza el dicho popular, una imagen dice más que mil palabras, y las escenas de cientos de chilenos evacuados a través de barcazas o por Argentina, no jugarán a favor del magnate verde.


Cuando el ambientalista Douglas Tompkins se reunió en abril pasado con el ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar, no podía prever que un mes después un fenómeno natural se convertiría en el mejor aliado del Gobierno. Porque más allá del desastre que ha implicado para los lugareños y el medioambiente, la furia del Chaitén ha reforzado la urgencia de lograr la tan discutida interconectividad nacional.



No es que el ex dueño de Esprit esté en desacuerdo con que los chaiteninos tengan una fórmula que les ahorre traslados larguísimos y engorrosos. Simplemente no comulga con que la ruta elegida atraviese la extensa reserva ecológica de la que es dueño, el Parque Pumalín. Y que no se haya optado por la alternativa costera, que fue precisamente por la que abogó frente al secretario de Estado durante su visita.



Para el empresario, esta propuesta costaría una fortuna y retrasaría la conectividad. Y además, como ha hecho patente en varias ocasiones, los intereses gubernamentales se contraponen, ya que la ruta interna también abre las puertas al tendido eléctrico que conectaría las polémicas megacentrales del proyecto Hidroaysén con el resto del país.
Esto, básicamente porque cuando se decretó Santuario de la Naturaleza el territorio de Tompkins en 2005, se estableció una franja de 100 metros para conectividad de servicio público, dejando abierta así esta posibilidad.



Pero las imágenes de pobladores evacuados a través de barcazas o recorriendo el territorio argentino podrían convertirse en un jaque mate para la postura de Tompkins, dándole mayor espalda a los argumentos oficialistas. Y de paso, inclinar el gallito que han mantenido ambos actores a lo largo de este año.



Porque no cayó nada bien en La Moneda la arremetida del ambientalista contra la industria salmonera nacional, a raíz de la desfavorable publicación del New York Times, que lo llevó a ironizar sobre las políticas medioambientales de la administración de Michelle Bachelet. La "llamada a terreno" del subsecretario de Interior, Felipe Harboe caló fuerte en la discusión, sobre todo porque le enrostró su larga calidad de turista en el país y lo azuzó para que aclarara las millonarias donaciones que ha recibido.



Y entre los dimes y diretes, sin quererlo el desastre natural ha sido la herramienta perfecta para justificar la postura gubernamental con respecto al polémico camino.



El propio subsecretario del MOP, Juan Eduardo Saldivia, reconoce que la erupción del Chaitén "ha hecho más patente la necesidad de lograr la interconectividad. Y puso en evidencia algo que muchos chilenos no tenían presente: que el país no está conectado por tierra." Y además, tal como ya había anunciado el ministro Bitar, "la pretensión de que el camino no pase por Pumalín y sea por mar, no está en discusión. En eso hemos sido muy claros y el trazado es por tierra", recalca Saldivia.
En todo caso, aclara que esto no significa que se apuren los trabajos ni que sea posible augurar fechas ni tiempos para el inicio y término de las obras necesarias, que a lo menos costarían unos US$ 400 millones.



Dentro de La Moneda hay una visión similar. Y tal como comenta una fuente interna, la coyuntura reforzó la opción que apunta a una vía netamente terrestre.
¿Coyuntura v/s oportunismo?



Hernán Sandoval, presidente de Chile Ambiente y antiguo amigo del norteamericano, señala que el tema de la erupción del volcán posee una alta visibilidad e impacto emocional por los daños a los residentes, la sobrevida de los animales y la pérdida de recursos.



Por lo mismo, considera que "tomar decisiones sobre un problema tan importante donde lo que vale no es la contingencia sino la conectividad como necesidad social y económica es inoportuno".



En este escenario, detalla que la fórmula es llamar a la calma y no dejarse llevar por las exigencias coyunturales. De hecho, es un convencido de que la ruta costera "sigue siendo la más oportuna porque resuelve el problema en menos de un año y medio con un costo bajo, un camino pavimentado y embarcaciones de alto nivel de calidad. No examinar esta posibilidad es obcecación que no se entiende a qué se debe".



Para Sara Larraín, directora de Chile Sustentable, todo el asunto se resume en que hay "mucha campaña y oportunismo en cuanto a tragedia porque la gente tiene que ser evacuada por vía marítima. Hay manipulación política con discursos y anuncios que se han hecho 700 veces".



Porque, tal como ya se había adelantado mientras Eduardo Bitrán era ministro del MOP en octubre de 2006, la ruta sería por tierra. Sólo que esta vez el volcán debilita los argumentos del ecologista, más allá de lo razonables que sean.

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