El ministro de la Segegob, según le ha confesado a sus cercanos, está consciente del mal momento político por el que pasa. Las malas evaluaciones de sus vocerías, sus diferencias con el ministro del Interior y su lesionada relación con el Congreso y el PPD fueron los hechos que lo hicieron reflexionar sobre su futuro. "Está listo para combatir", dice un asesor para graficar su giro. El cambio de su mano derecha es la primera señal hacia su partido.
Por Pablo Basadre G.
"Disponible para el giro", así dicen que se encuentra el Ministro Vidal, luego del pesado clima que ha vivido estas últimas semanas. La primera señal gruesa la dio ayer cuando removió del cargo a su jefa de gabinete María Cristina Escudero, y nombró a José Luis Sepúlveda, quien se desempeñaba como Director del Programa Regional del Conicyt y cercano a Sergio Bitar.
Vidal ha recibido críticas desde todos los sectores políticos. Las vocerías y su salida de madre por los reparos a la gestión de la División de Organizaciones Sociales (D.O.S), organismo que pertenece a su cartera, le provocaron violentas recriminaciones de parte de la oposición.
Su último problema lo vivió con su par de Interior, Edmundo Pérez Yoma, quien le ganó el codiciado espacio de hablarles a los integrantes de la Asociación Nacional de la Prensa en la cena anual de la entidad la semana pasada. El vocero, consciente de su mal momento, anunció por La Segunda, el viernes pasado, su disposición a corregir los errores. Y el cambio de su jefe de gabinete es su primera acción para responder a las recriminaciones del PPD que van desde que "no contesta el teléfono", a que no cuentan con un "interlocutor válido" en la Segegob.
La rearticulación
Vidal comenzó a rearticular sus relaciones partidistas y lo ha hecho a través del titular de Obras Públicas. En las últimas semanas sostuvo varias reuniones con Bitar para delinear el mapa político que enfrentará y aceptó la sugerencia de éste para nombrar a Sepúlveda en el cargo. También pesó en la decisión la cercanía que tendría Sepúlveda con Ximena Aldana, pareja del titular de la Secom, Juan Carvajal, quien fue durante años secretaria privada de Bitar en el PPD.
Sepúlveda, Administrador Público de la Universidad de los Lagos, se desempeñó como asesor del ministro Bitar cuando éste ocupaba la cartera de Educación y forma parte de los G-90, generación que creció al alero del vocero de gobierno en el PPD y del propio Bitar. En el círculo de Sepúlveda se encuentran también el actual jefe de gabinete de Bachelet, Rodrigo Peñailillo y Harold Correa, que desempeña las mismas funciones pero en Obras Públicas.
A sus 38 años, Sepúlveda será el encargado de dar un giro político a la agenda del vocero de gobierno para lograr la difícil misión de recomponer las relaciones en el interior del PPD. En la tienda del león explican que la principal característica que tiene es su capacidad de entenderse con todo el partido, lo que le posibilita articular acuerdos con los distintos grupos internos sin dejar muertos en el camino.
El nuevo jefe de gabinete de Vidal inició sus funciones ayer en la Segegob, siendo presentado en el ministerio, y de inmediato sostuvo una reunión con el equipo de periodistas que trabajan con Vidal.
Pasado público y privado
José Luis Sepúlveda trabajó en el Instituto de Previsión Social, INP, donde era conocido como el "niño maravilla". Su apodo se debe, según un ex compañero, al rápido ascenso que logró en su carrera: estuvo a cargo de una división del INP, luego asumió como coordinador de capacitación y finalmente ocupó el cargo de director regional metropolitano a los 32 años. "Se destacaba porque era muy bueno para la pega y muy político también", cuentan.
Sepúlveda también estuvo un tiempo "privatizado", ocupando un cargo en la Corporación de Capacitación y Empleo de la SOFOFA. Dentro de sus funciones en el sector público se agrega además su paso por Educación como asesor de la ex Subsecretaria, Pilar Romaguera; en la Subsecretaría de Previsión Social y en la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso).
El rol que jugará ahora en la Segegob, según un cercano a Vidal, será determinante: deberá empujar la agenda de Vidal y tenerlo más presente en el Congreso, donde quienes asisten habitualmente saben que los almuerzos de bancada y el café en la Cámara son más decisivos que una reunión en La Moneda.
