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Paz en Renovación Nacional, por ahora

La disputa que hasta ayer ambos sostenían abiertamente por los medios de comunicación quedó en el pasado de un plumazo. Una discreta intervención de Sebastián Piñera logró poner punto final a uno de los capítulos más sombríos de los últimos años en la tienda de Antonio varas, y que amenazaba con convertirse  en una incómoda piedra en el zapato de Sebastián Piñera.


Después de muchos meses, por fin, Sebastián Piñera puede respirar tranquilo. Tras innumerables tiras y afloja entre Carlos Larraín y Lily Pérez, finalmente la directiva de Renovación Nacional optó por cerrar este nefasto capitulo e intentar dar por superadas las evidentes discrepancias entre ambos dirigentes.

Mismas que estaban escalando al punto de poner en riesgo la imagen de gobernabilidad que el abanderado pretende mostrar a la opinión pública. Entre otras cosas, porque la tienda es el principal soporte de la candidatura presidencial del empresario. En el nuevo escenario, la diputada demostró que no es una contrincante fácil y que pese a sus esfuerzos y al buen resultado municipal el concejal no tiene carta blanca en la colectividad, lo que queda de manifiesto cuando ella sostiene sin miramientos que “lo más importante es que sigo en mi cargo”.

Aunque Larraín negó de plano haber recibido un mensaje de Piñera conminándolo a poner fin a esta situación, lo cierto es que fuentes del partido aseguran que fue el abanderado el que tuvo que intervenir muy discretamente, puesto que en su entorno no veían con buenos ojos que el empresario fuera arrastrado a involucrarse en una disputa interna que, las últimas semanas, había perdido toda compostura. Lo que para desgracia de los implicados quedó plasmado en declaraciones de uno y otro a la prensa.

Si lo más fácil para el timonel del partido fue culpar indirectamente a la prensa de sus desavenencias con la secretaria general, lo cierto es que la actitud de uno y otro, al decidir enfrentar a los periodistas apostados en la sede partidaria para dar la noticia, era elocuente. Por otra parte, la lectura que se hacía en el partido acerca del resultado de la jornada es categórica: Lily Pérez se impuso a Larraín y en ello influyó la presión pública que la dirigente le hizo al abanderado, cuando señaló que si Piñera quería que dejara la directiva, tenía que decírselo. Esa actitud fue la que puso en alerta al entorno del empresario que veía venir que el conflicto creciera a tanto que hiciera imprescindible una intervención pública del dueño de Chilevisión, cosa que finalmente se evitó.

El mensaje que envió Piñera, a través de distintas fuentes, era imperioso y reafirmaba la necesidad de terminar con el show que cada día tomaba más ribetes de teleserie, señalan en la tienda de Antonio Varas. Hasta cuándo puede durar esta verdadera paz armada entre Larraín y Pérez, nadie lo sabe. Sólo existe la esperanza de que la certeza de que la derecha tiene, ahora, la mejor oportunidad de llegar a La Moneda sirva de contención a cualquier arrebato personalista de estos dirigentes. Ello, porque es inevitable que surjan pequeños episodios, de cuando en cuando, que rompan la tranquilidad forzada de la tienda, según admiten en la colectividad.

Lo que no es descartable luego que Lily Pérez insistiera en que las diferencias valóricas existen entre ella y Larraín, eso luego de recalcar desafiante que “lo más importante es que sigo en mi cargo”. “RN es un partido muy amplio, donde hay distintas opiniones y donde hay diferencias también en muchos temas y lo importante es que es un partido que crece, porque es grande y diverso. Yo sigo, absolutamente, pensando lo que siempre he pensado, por ejemplo en el tema de la píldora del día después –en que soy partidaria de su distribución-, como hay gente en RN que piensa distinto que yo siempre he respetado y siempre he pedido que respeten mi posición, que es la posición de mucha gente de RN”, argumentó en abierta contraposición al timonel, cuyas creencias religiosas son reconocidamente más conservadoras.

Antes de responder preguntas, tras la reunión de mesa que se prolongó casi tres horas, lo que da cuenta de lo difícil que resultó para el resto de los integrantes lograr un punto medio entre ambos dirigentes distanciados, Larraín leyó una declaración pública de tres puntos. Mientras en el segundo da a conocer la resolución de que tanto él como Lily Pérez continuarán encabezando el partido, el tercer párrafo refleja un compromiso que ambos aceptaron cumplir: “Todos los miembros de la directiva declaran estar concientes de la responsabilidad que significa dirigir un partido que integra una coalición llamada a gobernar el país, así como de la obligación de trabajar muy unidos con ese propósito”.

En la tienda reconocen que cada día será un esfuerzo para ambos mantener la palabra empeñada y rezan para que este acuerdo no caiga más temprano que tarde en hoja muerta, como ya ha pasado tantas veces en Renovación.

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