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«Si Chile prioriza la Educación Pública se pone en sintonía con el mundo»

El  investigador de la Universidad de Chile pone los puntos sobre las íes a las críticas sobre el proyecto de ley de Educación Pública que hoy el Ejecutivo envía al Parlamento. Su principal argumento es que para los países miembros de la OCDE, a la que Chile aspira pertenecer, fortalecer el sistema público es la vía para el desarrollo.


Un agitado miércoles tuvo el sociólogo de la Universidad de Chile, Cristián Bellei. Es que ayer se inauguró el Centro de Investigación Avanzada en Educación, donde participa como investigador asociado de la iniciativa conjunta de esa casa de estudios con  la Universidad de Concepción y la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Uno de los equipos que conforman el centro, que busca  incrementar el conocimiento científico acerca de la educación, proyecta una investigación que determinará el rol de los estándares de calidad mínimos de las futuras agencias acreditadoras.

Y en línea con el anuncio de la Presidenta Michelle Bachelet sobre el proyecto de Educación Pública que creará nuevas corporaciones educacionales, también  observarán los niveles de calidad para segurar que esto no sea un mero traspaso de «quien paga el cheque» de una oficina a otra, y que efectivamente haya una mejora.

En conversación con El Mostrador.cl, el académico que por petición del ministerio de Educación (Mineduc) participó en la elaboración de una serie de propuestas para mejorar la educación pública, da una mirada sobre los lineamientos que se conocen sobre la iniciativa gubernamental.

-Uno de los puntos que seguramente causará conflicto y que ya ha levantado voces en contra de actores como la Federación de Instituciones de Educación Particular (FIDE), es la creación del Servicio de Educación Nacional, debido a que consideran que es burocratizar más el sistema. ¿Cuál es su percepción al respecto?

Tanto el estudio que presentamos por petición de la ministra de Educación la OCDE y el Banco Mundial identifican desconexión entre el Mineduc y la administración local de la educación.

La cartera no tiene una contraparte institucional para trabajar con los municipios: hace como si no existiera la educación pública. Y es fruto de que el sistema se creó asimilándola a la educación privada. Por eso, aunque este continuara, sería recomendable crear una unidad o secretaría que trabaje directamente con el ministerio sobre los establecimientos públicos.

En ese contexto el principio es correcto, ya que El Servicio Nacional de Educación será la contraparte de las corporaciones. Si es eficiente o no, hay que analizarlo con el detalle de la propuesta.

-Además, y ya hay señales de ello, hay ciertos sectores que rechazan esta suerte de «preferencia» de la educación pública con respecto a la privada.

-Hay dos  maneras de responder. Primero uno tiene que mirar cómo es el mundo. Y en Chile a veces las cosas más obvias pasan a ser novedad En todo el mundo los Estados le dan prioridad la educación pública, por lo que la promueven.

Los países de la OCDE descubrieron hace tiempo las virtudes del mercado, pero entienden que el Estado tiene un rol prioritario en este ámbito. De hecho, en los países miembros más del 90 por ciento de la educación es pública y le dan privilegios. En términos comparativos, si aquí se le da prioridad, es sólo poner a Chile en sintonía con cómo opera el mundo.

En segundo término, si piensas en escuelas privadas que reciben aportes públicos, tienes que tomar en cuenta que la función de la educación estatal es irremplazable. Un país no puede mirar que desparezca la educación pública y que le de lo mismo. Entonces, los que hacen esas críticas ¿no les importa que desaparezca?

Existen necesidades públicas y se resuelven con políticas públicas, si el Estado las prioriza es comprensible. Del mismo modo que cualquier privado privilegia sus escuelas.

-¿Y mejorar la educación pública podría ayudar a la calidad?

-Esa es una razón empírica: la investigación muestra que en Chile las escuelas privadas no  poseen un promedio mejor de calidad que las públicas. Lo que es triste, porque tienen más recursos y mejores condiciones para funcionar.

Y existe gente que piensa que no son mejores, porque las públicas no dan el ancho. La escuela pública fija el estándar de educación escolar en Europa, porque si ella es mala, la alternativa privada se contenta con ese estándar. Pero si es buena, los privados necesitan ser competitivos y mejorar. Entonces, en un sistema de cuasi mercado también es razonable aumentar la vara.

Contradicciones con la LGE

 -Al revisar los lineamientos del proyecto, es posible vislumbrar una contraposición con la Ley General de Educación  (LGE) en el tema de la selección ¿cómo lo evalúa?

Sinceramente hasta no conocer el texto completo no se puede analizar si es consistente o no. Que la LGE permite seleccionar a los niños aún en establecimientos públicos da para preguntarse  por qué a pesar de que la propuesta original del Gobierno apostó por terminar con ella, hubo que reponerla. Esa es la pregunta relevante.

-¿Y cuál sería la explicación?

-Pregúntale a las personas que lucharon por reponer la selección. En todo caso, si las escuelas privadas no quieren renunciar a la selección, deben entender que la no selección en el sistema público es un valor que el país necesita resguardar.

No se ve muy auspicioso el futuro de este proyecto. Mal que mal se necesita un quórum en el Parlamento que no existe. De hecho, hay sectores que lo ven más como un saludo a la bandera para impulsar la aprobación de la LGE.

-No puedo desconfiar de la sinceridad de la Presidenta ni de la ministra de Educación. No tengo ni un solo elemento para desconfiar de eso.

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