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La venganza de los nerds

Nunca ha sido brillante pero sí muy astuto. La mezcla de gustos pop con acceso privilegiado a empresarios influyentes lo hizo ganar en Santiago, a pesar de que pocos apostaban a que podía vencer a un «príncipe» como Ravinet y más de alguno lo miraba por encima del hombro.  Con todo, los problemas para el nuevo alcalde ya comenzaron, junto con su debut en las grandes ligas de la política.


En la sala donde habitualmente se reúne el Concejo Municipal de Santiago está lleno de gente. Periodistas, políticos y los concejales que harán el juramento, forman una ansiosa audiencia  sentada frente a la mesa donde se han ubicado el acalde saliente, Raúl Alcaíno, al medio, y a los costados Pablo Zalaquett y el secretario municipal, Alfredo Egaña. Según manda el protocolo, Egaña lee pausadamente los escrutinios de la elección pasada: porcentajes y cantidades de votos que ni las grabadoras retienen.  Zalaquett mueve la cabeza como practicando un ejercicio anti stress y mete los dedos debajo del cuello de su camisa para ajustarlo o para demostrar que los políticos conocidos no son inmunes al calor.

Por cierto, el gesto es el mismo que ha estado haciendo Sebastián Piñera, sentado en primera fila, quien cuando está en silencio nunca deja de moverse. Tal vez Zalaquett y Piñera pertenezcan a la misma raza de personas inquietas o quizá Zalaquett repite el gesto del presidenciable como la marca de quién se ha instalado en las grandes ligas de la política, contra todos los pronósticos. «Lo primero que sabía es que la política es sin llorar y luego que había mucha gente que no confiaba en mí.  Era lógico que pensaran en Ravinet como el favorito, pero yo me tenía fe», dice a El Mostrador.cl.

Entre Kramer y Ricardo Claro

Las grabadoras vuelven a prenderse luego que el alcalde comienza su discurso inaugural: «Lo primero que me pide la gente es un Santiago sin miedo, como decía Kramer el otro día y sin susto también», señala.  Zalaquett, según dijo, recibió con «simpatía» la parodia que hizo de él Stefan Kramer en la última Teletón, hecho que puede ser leído como una prueba de que ya es alguien importante, perteneciente al grupo de políticos con un pie en la farándula.

Zalaquett sabe que es vital codearse con los influyentes como el extinto Ricardo Claro, su ex jefe cuando fue gerente del Diario Financiero, o con Carlos Cáceres, su contrincante habitual en el golf. También con Andrés Navarro, de quien fue empleado en Sonda, así como con Guillermo Luksic  o los hermanos Paullman, a quienes conoció cuando trabajaba en la Cámara Nacional de Comercio, adonde se fue a trabajar cuando salió de Ingeniería Comercial por un sueldo que era la quinta parte del que ganaban sus compañeros.

Esta plataforma inmejorable de amistades sirve entre otras cosas para que el Florida Center (uno de los centros comerciales más grandes de Chile), de los Paullman, se instalara  en su ex comuna, así como para obtener sin tantos problemas recursos de campaña. «Ricardo Claro fue una de las personas que me apoyó durante la campaña pero no porque él tuviera problemas con Ravinet, sino porque me conocía de mucho antes», dice.

Zalaquett fue uno de los primeros Legionarios de Cristo en Chile, acólito de John O Reilly y uno de los  pocos personajes públicos en alejarse del movimiento cuando se separó de la madre de sus cuatro hijos en 2001.  Mientras estudiaba en la Universidad de Navarra conoció al grupo  Generación Empresarial, una instancia en la que los empresarios discuten sobre ética y valores en los negocios, y de la que Zalaquett formó su filial en Chile.

También trabajó en el Hogar de Cristo y tiene una relación cercana con  el cardenal Errázuriz, quien lo llamó para felicitarlo cuando ganó en Santiago. Al final del día siempre ha estado en la beneficencia, casi ad honorem, pero en puestos estratégicos para hacerse conocido. Aunque él le da otra interpretación: «No es por eso, lo que pasa es que Chile es un pañuelo y establecer redes te permite hacer una gestión más eficiente. Mi paso por distintas instituciones desde el punto de vista público me ha ayudado a lograr autogestión para la realización y financiamiento de buenos proyectos», dice.

Garras de Amor y Madonna

Pero ese puesto estratégico del lado del poder lo combina muy bien con su veta pop, definitivamente mucho más mundana. En plena campaña por Santiago jugó fútbol con los vecinos. Un cercano lo vio «trancar la pelota y pegar patadas como si fuera una final. Él es muy picado», cuentan. Llevó la escuela de fútbol del Real Madrid a La Florida. Estuvo en el último concierto de Luis Miguel, y tiene su entrada para Madonna. Contrató  al grupo sound «Garras de Amor» para un acto de campaña y el jingle que aparece en su página se basó en un hit ochenteno, tal como dicta la moda:

«We re not gonna take it», de Twisted Sister, más conocido en Chile por su versión local coreada como «huevos con aceite». De esa época los amigos recuerdan sus correrías nocturnas por bares y discotecas como Gente, el Eve o el cabaret Regines, y cuando era alcalde de La Florida en el Bar 89 de esa comuna.  «Me gusta pasarlo bien», reconoce Zalaquett pero ahora está convertido en católico de misa dominical y prefiere, según dice, estar con su familia.   

El nuevo alcalde de Santiago sabe de comunicación y le gusta. En 1997 se hizo socio de Hill & Knowlton, la empresa de asesoría comunicacional de Cristina Bitar, con quien estuvo el jueves en el lanzamiento de la señal de CNN Chile. Con ella habla seguido y es una de las personas a las que más consulta junto a Carmen de Castro, la hija del ex ministro de Pinochet, Sergio De Castro, y a su hermana mayor, Mónica Zalaquett.

Aunque Jovino Novoa estuvo en el cambio de mando, se sabe que el alcalde hasta antes de ganar no tenía un lugar en el salón vip de la UDI. Sobre todo cuando en 2000 «olvidó» que era militante y estuvo a punto de correr como independiente pro RN. Esta vez fue el postulante casi por descarte, cuando Lavín no quiso, Alcaíno se negó a la reelección, la idea de Evelyn Mathei de apoyar a Schaulshon no prosperó y Roberto Fantuzzi tiró la toalla.

Con la caja vacía

En la UDI es amigo de Joaquín Lavín y de Pablo Longueira, que le prestó la sede de su fundación Chile Justo para hacer campaña. Zalaquett reconoce que en política «cuando uno cuenta los amigos le sobran dedos de la mano» y aunque se ríe cuando le preguntamos si ahora lo quieren más en su partido, tiene palabras de agradecimiento para Juan  Antonio Coloma y Hernán Larraín. «Ellos se la jugaron en los momentos más complicados de mi candidatura».

Y ahora como alcalde no dejará de tener grandes problemas, claro que aparte de su partido necesitará el apoyo del gobierno central. Ya partió con un paro de los funcionarios municipales y versiones extraoficiales dicen que el déficit en Educación y Salud es grande. Zalaquett lo aclara:

«Recibí la municipalidad sin deudas pero sin caja para hacer cosas. Lo más probable es que en 2009 los ingresos caigan y la proyección de ingresos que hay en el presupuesto no se cumpla y si uno no contrae el gasto y está atento a generar nuevos ingresos termine con deuda el 2009, será un año muy difícil pero en Chile también llueve igual que en el resto del mundo». Esperemos que no llegue a inundarse.

 

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