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Todas las preguntas que Goñi deja en el aire

Al no resultar su afán de postular a una senaduría en las próximas elecciones, se esperaba que José Goñi acompañara a la presidenta Bachelet hasta el final de su mandato. Una explicación para que ello no sucediera podría ser la falta de progreso en varios aspectos de la legislación de Defensa, partiendo por la reforma a la Ley Reservada del Cobre. El ahora ex ministro se va de embajador a EE.UU., uno de los premios de consuelo más apetecidos del sistema político chileno. En su lugar asume Francisco Vidal, para quien la cartera fue «el sueño del pibe» desde hace muchos años.


A escasos 48 horas de haber presidido con éxito la reunión en Santiago de ministros de defensa del UNASUR, y el lanzamiento formal del Consejo de Defensa Suramericano, el ahora ex-ministro de Defensa José Goñi se va de embajador en EE.UU., uno de los premios de consuelo más apetecidos del sistema político chileno. En su lugar asume el ex-vocero del gobierno, Francisco Vidal, para quien la cartera fue «el sueño del pibe» desde hace muchos años.

Al no resultar su afán de postular a una senaduría en las próximas elecciones, se esperaba (incluso por él mismo) que José Goñi acompañara a la presidenta Bachelet hasta el final de su mandato. De hecho, después del último mini-cambio ministerial, no se esperaban otras modificaciones al gabinete, salvo en casos de fuerza mayor. Es cierto que ninguna de las carteras que tengan que ver con la economía se han tocado, pero por qué Defensa, una cartera que no despierta muchas pasiones electorales.

Deuda pendiente

Una explicación podría ser la falta de progreso en varios aspectos de legislación de Defensa. La lista incluye la Ley del Ministerio, la de la Carrera Militar, y desde luego la reforma a la Ley Reservada del Cobre.

Esta última legislación es la única que tiene algunos aspectos más públicos, lo que ha permitido usar el asunto en el debate político, en general de forma populista. El problema es que la mayoría de la gente, incluyendo políticos y legisladores, no sabe como funciona.

Hace unos años, durante su pre candidatura presidencial, Soledad Alvear trató de presentar el asunto como una ley que impedía usar el dinero para más gasto social. Considerando que durante los años del boom cuprífero, había dinero de sobra para ambos (si se gastaba o no era otra cosa), la acusación era absurda.

Nadie menciona que la Ley Reservada del Cobre ya tuvo un cambio mayor a fines del 2003, cuando la entonces ministra de Defensa Michelle Bachelet pidió al Contralor General «reinterpretar» la ley. En una decisión que los pocos constitucionalistas que la estudiaron declararon privadamente absurda (del Congreso, no hubo ni un suspiro), se declaró que solamente el «piso» legal que la ley garantizaba (unos U$ 300 millones anuales) sería de libre disponibilidad de las FF.AA. El resto se acumularía en un «cuarto fondo», que aunque su propósito fundamental quedaba vigente (compras de equipos bélicos y gastos asociados), la decisión de gasto quedó en la práctica en manos de Hacienda, y ya no se aplicaba la fórmula de tres partes iguales para cada rama de las FF.AA.

En el período 2004-2008, los ingresos de la ley llegaron a U$ 5.300 millones, de los cuales no se gastó efectivamente ni la mitad (para 2008, la proporción fue de un 25%).

En la administración actual se estudiaron varias propuestas, pero por lo complicado del tema y los obstáculos burocráticos (como la oposición de Hacienda a presupuestos plurianuales que «comprometen» recursos para años futuros), qué hacer con los sobrantes acumulados en el pasado, y la necesidad de conciliar todas las partes, no ha sido posible llegar a un texto consensuado.

Borradores y cero consenso

La Ley del Ministerio si tuvo varios borradores (y la última versión ya pasó por la Cámara). Pero tampoco ha creado un consenso. Uno de sus aspectos más controvertidos ha sido la figura del «Conductor Estratégico», quien estaría a cargo de dirigir operaciones en caso de conflicto.

Chile tiene la particularidad de que el jefe del Estado no se vuelve Comandante en Jefe hasta que haya un conflicto, y no existe un Estado Mayor Conjunto fuerte (el actual Estado Mayor de la Defensa Nacional es más bien un organismo asesor del ministro en temas como relaciones internacionales, inteligencia, etc.). ¿Cómo elegir el conductor entre los oficiales superiores de cada rama? ¿Cómo reaccionarán los comandantes en jefe al ser dirigidos por alguien de rango inferior, y encima de otra rama?

La guinda de la torta fue una amenaza de parte de un asesor del Instituto Libertad y Desarrollo, diciendo que al ser votado el concepto, acudirían al Tribunal Constitucional. ¿La razón? Al ser nombrado el «Conductor Estratégico», según él, violaría el estatuto de Comandante en Jefe del Presidente. Desde luego que no es así. Si el presidente de una empresa manda a uno de sus subordinados para hacerse cargo de una filial en crisis, con plenos poderes para solucionar el problema, esto no significa que el presidente está renunciando a sus poderes. Simplemente está delegando.

¿Se puede culpar a Goñi?

¿Se puede culpar a José Goñi por todo lo anterior? Estuvo en el cargo menos de dos años, con una agenda de reformas que llevaban años de proyectos y discusiones sin resultado. Se podría culpar quizás a todos los que estuvieron a cargo de la cartera desde 1990. Su gestión coincidió con una seguidilla de otros problemas mucho más cercanos a la gente, cuyo manejo obviamente tenía prioridad, tanto en La Moneda como en el Congreso. El Transantiago, la inflación, y ahora la crisis financiera son algunos ejemplos, sin olvidar una pre-campaña presidencial, que ya empezó desde mucho tiempo. Tampoco ayudó el escándalo relativo a la compra de los Mirage belgas, agregando una necesidad de transparencia a todo el proceso de las compras militares.

 A pesar de clamar por una homologación comparativa del gasto militar en la región (tema que surgió de nuevo en la reunión del UNASUR del 10 de marzo), el sistema chileno actual de compras no es del todo transparente en la parte informativa. Conocemos el monto acumulado por la Ley del Cobre, pero mucho menos qué parte efectivamente se gasta, y en qué. Además, la decisión final la toma Hacienda, y si se informa al Congreso, es una cortesía selectiva y no un derecho.

Quizás todo esto debería explicarse mejor a la ciudadanía. El flamante titular de la cartera, con su doble experiencia de vocero, y su estilo inigualable, podría hacer el intento. Aún así y todo, no se deberían despertar esperanzas desmedidas de progreso durante el año que queda. Nuevo ministro, nuevos asesores, nuevos borradores, y un Congreso con la mente fijada a diciembre, no forman exactamente la combinación ideal para acelerar las cosas.

*Armen Kouyoumdjian es analista de Defensa, temas estratégicos y financieros.

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