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El debate presidencial de TVN donde no pasará nada

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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Todos los comandos aceptaron el formato, pero algunos no esconden sus aprensiones. En el equipo de Piñera quieren que pase luego porque saben que será la ocasión perfecta para recibir los ataques del resto. Mientras, en el de Marco Enríquez consideran que el diseño los complica para difundir un discurso más complejo que el de los otros postulantes. De cualquier forma, el primer enfrentamiento televisado de los candidatos está pensado para que todo siga igual.


El jueves 3 de septiembre representantes de los cinco comandos   presidenciales se reunieron con Jorge Cabezas jefe de prensa de Televisión Nacional (TVN). En la sala donde sesiona el directorio del canal, Camilo Feres y Max Marambio por Marco Enríquez-Ominami, Pablo Halpern en representación de Eduardo Frei, las periodistas Soraya Rodríguez y Carolina Aedo por Jorge Arrate y Alejandro Navarro respectivamente, más Fernanda Otero y Rodrigo Hinzpeter por Sebastián Piñera, vieron proyectado en un data show el formato del debate presidencial previsto para el miércoles 23 de septiembre a las 22:40 horas.

Es muy probable que los mismos representantes estén nuevamente en el canal hoy desde las 11 horas, cuando se realice el sorteo que determine la ubicación de cada candidato en el set, el camarín que ocupará cada uno y su comitiva, el alineamiento de las cincuenta personas que les está permitido invitar, el orden de sus intervenciones, respuestas y réplicas.

Otro sorteo, igual que el anterior hecho ante  notario, definirá en qué orden cada candidato pronunciará su alocución final.

Hasta el momento ninguno de los encargados de cada campaña ha efectuado oficialmente objeciones al formato del programa conducido por Alejandro Guillier y diseñado para durar 90 minutos, divididos en cuatro bloques.  Una hora antes de que comience el debate, los candidatos escogerán por sorteo el área temática sobre la cual formularán tres propuestas. Los tópicos serán extraídos entre los 10 temas más importantes para el país, según la última encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP). Inmediatamente después cada presidenciable tomará  una de las cincuenta preguntas recogidas por twitter o correo electrónico, previamente filtradas por un equipo editorial de TVN.

El foro parte con Alejandro Guillier formulando preguntas que los candidatos responden en un minuto. Son las mismas dos preguntas para cada presidenciable, quienes responden en el orden del sorteo y en dos rondas sucesivas (una por cada pregunta).

Al concluir cada ronda, los candidatos tienen 30 segundos para replicar las respuestas de los demás en el mismo orden en que respondieron. En la segunda ronda (pregunta 2) el orden de la respuesta (y, por lo tanto de réplica) se invierte respecto de la primera.

Habla la gente

Los bloques  2 y 3  se titulan «Yo me comprometo». Al momento de  entregarles el protocolo a cada comando habían seis candidatos que se repartían en mitades por bloque. De cualquier  manera este es el momento en que los candidatos exponen tres medidas concretas frente al tema que han sorteado una hora antes.

El tiempo para hacerlo es de 90 segundos. Después de cada exposición de un candidato, los demás responden en 30 segundos siguiendo el orden mantenido hasta el momento.  Por último, cada candidato responde en un minuto a los comentarios que se hagan de su exposición. Este segmento sin duda es el más «candente». Es el único donde se permite la interacción entre los postulantes.

El cuarto bloque se divide en dos partes. La primera es «Chile Pregunta». Aquí los candidatos responden las preguntas que ha enviado la gente en el contexto de la invitación hecha por el canal («¿Qué le preguntaría al próximo Presidente de Chile?»)

Guillier abre el sobre  que lleva el número sorteado por el candidato, lee la pregunta escogida y la identifica con el nombre y localidad  de origen de quien la envía. El candidato tiene 90 segundos para responder sin que los otros tengan derecho a replicarlo.

El último segmento se denomina «Quiero ser presidente» y es la oportunidad que cada presidenciable tiene, en un minuto, para  exponer al público  por qué quiere llegar a La Moneda mientras un  foco seguidor ilumina al que habla y  los demás quedan en penumbra. Eso sería todo. Luego viene la despedida del conductor y los créditos.

Piñera con escudo y Marco tratando de resumir

Aunque todos aceptan participar de esta instancia, la primera de tres probables, extraoficialmente, los comandos que fueron consultados para esta nota reconocen sus aprensiones. «En un principio pensamos en la posibilidad de no asistir, porque creemos que la balanza está muy desequilibrada. Es muy posible que tengamos a cuatro personas contra Sebastián», dicen en el entorno de Piñera, donde admiten que «vamos porque el candidato se comprometió y tiene muchas ganas de participar, pero es muy escasa la posibilidad de ganar en un debate así», reconoce un integrante del comando, donde hubieran preferido que hubiesen participado los candidatos más competitivos y no necesariamente todos.

También reconocen incomodidad en el equipo de Marco Enríquez- Ominami cuando admiten que «el sistema de preguntas, contrapreguntas y exposiciones es demasiado limitado y está constituido sobre temas donde los otros candidatos más tradicionales pueden elaborar una lista de supermercado con propuestas y ofertones. Nosotros tenemos una forma de reflexión que es muy distinta. El formato, al ser standard, complica al más complejo de los candidatos», dice un miembro del comando, quien reconoce lo difícil que ha sido entrenar a Enríquez-Ominami para que resuma en un minuto sus propuestas.

Un poco más conciliadora es la propuesta del comando de Alejandro Navarro donde valoran el espacio y el formato que incluye preguntas del público, «pero nos hubiera gustado un debate en el que se incluyeran distintos actores sociales que hicieran preguntas. Al menos logramos que se considerara llevar el próximo debate a regiones», dice Carolina Aedo, periodista del comando del presidenciable del MAS.

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