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La cruz del gobierno

El cargo de director de la ONAR quedó vacante luego de la forzada salida de Humberto Lagos. Pero la nueva designación se ha vuelto cada vez más difícil para La Moneda, que ha tenido que aguantar presiones de diversas congregaciones religiosas de corte conservador así como de agrupaciones evangélicas.


Desde que a finales de agosto, Eduardo Riquelme, de la División de Relaciones Políticas e Institucionales de la Segpres, llamó a Humberto Lagos para solicitarle su renuncia a la dirección de la Oficina Nacional de Asuntos Religiosos (ONAR), la oficina se ha transformado en un foco de conflicto y la ausencia de un nuevo director ha sido compleja. “La oficina no ha estado funcionando y eso ha sido desastroso, porque las preguntas de cientos de iglesias no han sido respondidas, han sido meses muertos”, afirma el ex director de la ONAR, Humberto Lagos.

Pero no sólo la paralización de las funciones de la ONAR mantiene una fuerte presión sobre el gobierno para designar a un nuevo director, porque los intentos por quedarse con el puesto han provenido de diferentes organizaciones religiosas según Lagos. “Nada peor podría pasarle a una oficina del Estado como esta, que se nombre a un pastor, un sacerdote, un gurú o algún jefe de una organización religiosa porque eso pervierte absolutamente el espíritu y el sentido que tiene”, señala.

La ONAR se creó el 2007, con el objetivo central de promover, desde una perspectiva de Estado, el goce del derecho humano fundamental a la libertad religiosa. Esta repartición depende del Ministerio Secretaría General de la Presidencia y se relaciona con dicha cartera, a través de la División de Relaciones Políticas e Institucionales, liderada por Eduardo Riquelme, quien no quiso referirse a la designación del cargo de director de la ONAR, por considerar que es un cargo que deberá ser designado prontamente por el Presidente Piñera, según explicó.

Pero las presiones por esta designación existen y provienen de diversos frentes. El abogado Lagos explica que se han mencionado varios nombres, “pero se han ido guarda abajo por su falta de formación, para responder a las exigencias de un cargo como este y porque son demasiado militantes religiosamente”. Uno de los nombres que sonó, afirma, fue el del pastor Eliodoro Torres.

El factor religioso dentro de la derecha

Cuando en marzo asumió el nuevo gobierno, la Secretaría General de la Presidencia –de la cual depende la ONAR– le pidió a Humberto Lagos, que continuara en su cargo. Pero meses después la Segpres cambió de parecer y Lagos explica esto de la forma siguiente: “Yo no me olvido que en este tema hay un gobierno, donde pesan mucho el Opus Dei y los Legionarios de Cristo. Entiendo que gran parte de la resolución que se adopta en mi perjuicio, tiene el sesgo de esas ideologías fundamentalistas que están detrás”.

[cita]Frente a todos los conflictos que ha despertado la posibilidad de mi sucesor o sucesora, están pensando, y algunos proponiendo, que se cierre esta oficina”, señala Lagos.[/cita]

La presión por quedarse con el cargo no sólo viene de esas congregaciones, sino también de sectores políticos con tradiciones muy fuertes. “Han venido militantes de la UDI (tradicionalmente ligada al Opus Dei y a los Legionarios de Cristo) y otros de RN, pero también hay presión por parte de algunos obispos y pentecostales”, explica Lagos. Otros líderes religiosos han tratado de colocar nombres sobre la mesa, como es el caso del pastor gobernante de la iglesia metodista Pentecostal, Eduardo Durán y del obispo Jorge Méndez, asegura Lagos.

Lagos recuerda que “hay grupos evangélicos que fueron partidarios de la candidatura de Piñera, y están enloquecidos solicitando que a uno de sus representantes se le asigne la dirección de esta oficina”. “Frente a todos los conflictos que ha despertado la posibilidad de mi sucesor o sucesora, están pensando, y algunos proponiendo, que se cierre esta oficina”, añade.

Asunto administrativo

Lagos mantiene hasta hoy una disputa legal por su despido.

Cuando le solicitaron la renuncia anunció que antes de dejar el cargo, haría uso de los feriados que por ley le correspondían –por no hacer uso de ellos antes – y que alcanzaban a los 37 días. Cuando estaba de vacaciones, el Ministerio del Interior le notificó que Contraloría había tomado razón de su despido y que por lo tanto, él dejaba de ser funcionario. Para él, este despido fue un acto “abusivo e ilegal”, por que “significaba vulnerar la ley en términos del derecho adquirido de gozar de feriados y en términos de llegar al 31 de diciembre como disponía el contrato”.

Entonces presentó un recurso de protección en contra del Ministerio del Interior y la corte acogió su petición de dar orden de no innovar. Esto significa que Lagos sigue siendo funcionario hasta que se resuelva el fondo del tema. Hoy, el ex director de la ONAR afirma que “en el peor de los casos, si la corte definiera que el despido fue adecuado, me tienen que pagar para atrás todo el dinero de mis remuneraciones, que hasta ahora no han cancelado. Están obligados a pagarme la remuneración completa, a raíz de la orden de no innovar”.

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