Publicidad

La acusación constitucional que puede afectar la credibilidad de Piñera

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
Ver Más

La presentación del libelo contra la intendente Jacqueline van Rysselberghe trae a colación el episodio en que el entonces senador, se opuso a las órdenes de partido y contribuyó con su voto a aprobar la acusación en contra de un ministro de la Corte Suprema que la derecha defendía como uno de los suyos. Ahora pretende alinear a los diputados de su sector y eso puede volver a erosionar uno de sus atributos más débiles en las encuestas.


Desde el regreso a la democracia ha estado en el debate político la validez, o no, de las siempre polémicas “órdenes de partido”. Esta controversia se enciende aún más en ocasiones especiales, como ésta, en que el oficialismo deberá enfrentar la temida acusación constitucional. La derecha ha sido una de las más fuertes detractoras de esta figura, con el argumento de que la Constitución no la contempla, y no han sido pocas las ocasiones en que los parlamentarios de la Alianza han incitado a sus adversarios a rebelarse ante sus dirigentes de partido y votar “en conciencia”.

Incluso quien más interesado está ahora en cuadrar a sus legisladores en el rechazo a la acusación en contra de la intendente de la Octava Región, Jacqueline van Rysselberghe (UDI), el año 1993 se sublevó votando con la Concertación el libelo que permitió la destitución del entonces ministro de la Corte Suprema, Hernán Cereceda Bravo. Hacía poco tiempo que el actual Presidente de la República Sebastián Piñera, en esa época senador, había ingresado a las filas de Renovación Nacional, pero no dudó en invocar la cláusula de conciencia para desalinearse de la decisión de la tienda.

Esta última semana han quedado en evidencia las presiones de La Moneda hacia Renovación Nacional y la UDI a fin de no encontrarse, a principios de Mayo, con la sorpresa de que la oposición lograra tramitar el libelo acusatorio en contra de la autoridad regional con votos del oficialismo. Aunque el viernes pasado en Palacio intentaron hacer correr la idea de que la cita se había fijado con anterioridad, el propio Piñera conversó con los jefes de las bancadas de RN y la UDI, diputados Cristián Monckeberg y José Antonio Kast, respectivamente, con el fin de hacerles ver la importancia de que la acusación no prosperara. Lo propio había hecho durante la semana el ministro de la Segpres, Cristián Larroulet, según confirmaron fuentes de RN. Así, tal como en su momento lo hizo la Concertación, la actual administración ha intentado influir en sus parlamentarios, ordenarlos y con ello evitar la destitución de Van Rysselberghe.

Pero resulta que es en el partido del propio Piñera donde su timonel, Carlos Larraín, ha preferido optar por dejar en libertad de acción a sus parlamentarios y es allí dónde existe también un mayor número de diputados dispuestos a estudiar el libelo, votarlo “en conciencia” y respaldarlo si existen méritos para ello. Lo que coincide con la decisión adoptada por el Mandatario hace ya casi 20 años. En esa ocasión, igual que ahora, los máximos dirigentes de ambos partidos habían tomado la decisión de apoyar al cuestionado ministro Cereceda; sin embargo, Piñera, junto a sus correligionarios Ignacio Pérez Walker y Hugo Ortiz de Fillipi se rebelaron en contra de esa determinación, haciendo caso omiso a las penas del infierno con que los líderes del sector amenazaron a los que osaran desoír la orden partidaria. Cómo se iba a imaginar Piñera, en esa época, que estaba sentando un  precedente al que bien podrían recurrir los diputados de RN que hoy se debaten entre las órdenes de partido y su conciencia.

Inquietud en la derecha

Lo cierto es que al gobierno no le está resultando fácil alinear a sus huestes. Al punto que sólo horas después de la reunión que el Presidente tuvo con los jefes de bancada de RN y la UDI, el viernes en la mañana, el diputado de José Manuel Edwards, también de la tienda de Antonio Varas, escribió en su twitter que “si la intendente tienen un mínimo de lealtad con el gobierno debe renunciar. Tiene al gobierno en jaque”.

[cita]Está por verse cuánto afecta al oficialismo su comportamiento frente a la acusación. Pero en particular al Presidente Piñera, quien en su momento no dudó en burlar las tan criticadas, por su sector, órdenes de partido. Por lo pronto, el analista político de la Universidad Central Marco Moreno, estima que su evidente cambio de postura respecto al tema podría traerle nuevamente consecuencias en las encuestas.[/cita]

Mientras tanto la UDI no está mucho mejor. Aunque sus dirigentes tienen una carga mucho más pesada sobre sus hombros, pues la intendente pertenece a sus filas. Por lo tanto, el desafío de sus dirigentes es impedir que las rencillas internas influyan en la postura que asuman los diputados de la zona, mismos que han hecho públicos los problemas que han tenido con la autoridad regional. Por lo mismo, trascendió que el timonel de la tienda, Juan Antonio Coloma, se reunió con ellos en la sede partidaria el viernes en la mañana, con el fin de hacerles ver que resulta imperioso para el partido que la bancada gremialista respalde a Van Ryssellberghe.

Tan preocupados están los dirigentes gremialistas con la acusación constitucional, que el viernes recién pasado, el timonel del partido aseveró –en una entrevista concedida a La Segunda- que “sólo puedo afirmar que no entendería una coalición sana, con proyección y futuro, si no se defiende a una autoridad nombrada y ratificada por el Presidente” y añadió que “sólo sé que la división de la Concertación se consolidó cuando se acusó a Yasna Provoste”.  Acto seguido, destaca que “no hay que confundir la libertad de conciencia  -que siempre debe ser respetada- con el sentido de institución y el ethos que la Coalición requiere para proyectarse en el tiempo”.

Postura que contrasta con la posición adoptada por el actual timonel el año 2008, cuando la derecha acusó constitucionalmente a la ex ministra de Educación de la Concertación Yasna Provoste. En esa ocasión, Coloma defendió la independencia mostrada por su sector a la hora de votar el libelo, señalando que “este es el mejor reflejo de que aquí no recibimos órdenes de partido. Si a mí me convencen dos causales de la acusación y no me convencen tres, tengo que votar dos a favor y tres en contra. Me da lo mismo lo que piense el resto. Lo curioso es que la Concertación votó en bloque: todos en contra, o sea, nadie hizo una reflexión como lo hicimos muchos de nosotros”.

Doble estándar de Piñera

Así las cosas, está por verse cuánto afecta al oficialismo su comportamiento frente a la acusación. Pero en particular al Presidente Piñera, quien en su momento no dudó en burlar las tan criticadas, por su sector, órdenes de partido. Por lo pronto, el analista político de la Universidad Central Marco Moreno, estima que su evidente cambio de postura respecto al tema podría traerle nuevamente consecuencias en las encuestas. Ello, porque “como senador apeló a un derecho que pretende pasar a llevar, presionando a los diputados de su sector, según ha trascendido”.

Moreno también recuerda que “la Alianza ha criticado a la Concertación cuando ha tratado de imponer orden al interior de sus filas”, ya que “efectivamente la orden de partido es una práctica que no existe formalmente”, por lo mismo que cuando era senador “Piñera invocó su derecho a negarse a la orden de partido y defendió la libertad de los parlamentarios a la hora de votar” la acusación contra Hernán Cereceda. Lo que “es contrasentido respecto de lo que hoy está haciendo, de involucrarse directamente en el disciplinamiento de sus parlamentarios”.

Para el analista político esto podría traer consecuencias ingratas para el Mandatario, dado que “el atributo de confianza y credibilidad se va a ver afectado por este doble estándar con el que estaría actuando. Atributos en los que el Presidente tiene mayor erosión”. Su actuación “va contra su historia de vida y de lo que RN y la UDI han sobre la disciplina partidaria en otros tiempos”, concluyó.

Publicidad

Tendencias