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Acusan ‘secuestro’ de joven mientras participaba en ‘cacerolazo’

El abogado Boris Paredes explicó que «a Juri, el 6 de octubre, por estar participando en un cacerolazo, le arrojaron gas en los ojos y lo dejaron ciego durante dos horas. Después fue golpeado por estos individuos y posteriormente llevado por Carabineros al hospital, sin que se tengan antecedentes de quiénes son esos agresores», dijo el abogado Paredes.


El diputado Hugo Gutiérrez (PC), el abogado Boris Paredes y la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Lorena Pizarro, presentaron este sábado en los Tribunales de Justicia, un recurso de amparo preventivo en favor de Juri Gahona, hijo de un detenido desaparecido, debido a que el jueves pasado en la noche, mientras participaba en un cacerolazo, sufrió una «especie de secuestro», donde le arrojaron gas pimienta en los ojos.

El abogado Boris Paredes explicó que «a Juri, el 6 de octubre, por estar participando en un cacerolazo, le arrojaron gas en los ojos y lo dejaron ciego durante dos horas. Después fue golpeado por estos individuos y posteriormente llevado por Carabineros al hospital, sin que se tengan antecedentes de quiénes son esos agresores», dijo el abogado Paredes.

El profesional sostuvo que «Juri fue amenazado por uno de los individuos con hacerlo desaparecer. Él es hijo de un detenido desaparecido, y esta situación es gravísima. Es una tortura que se ha hecho en contra de él y la forma cómo se han perpetrado los hechos creemos que amerita una revisión especial de parte de la Corte de Apelaciones y disponer las medidas del caso tendiendo a asegurar su seguridad», dijo Paredes.

Agregó que Juri Gahona se «encuentra en libertad y nunca se le formularon cargos, y el fiscal inmediatamente ordenó su libertad. Sencillamente por estar participando en un acto público, que tiene todo el derecho a hacerlo, fue secuestrado, porque en este momento creemos que eso fue lo que ocurrió, un secuestro, y por eso consideramos que el hecho debe ser investigado», dijo el abogado.

Por su parte, el afectado, Juri Gahona, manifestó que se encontraba en calle Bilbao en el cacerolazo, «y se bajó de un auto un tipo de civil que me roció con gas los ojos, gas pimienta, según me dijo él mismo. A los dos minutos quedé ciego, por lo tanto, no vi quiénes me golpearon. Yo sólo escuché que eran hombres y al menos dos mujeres. Supe que eran de civil porque el tipo que se bajó del auto era de civil. El resto son funcionarios policiales que me van diciendo en el camino que me llevaban a la posta y a la 19ª comisaría. En la posta de un hospital un médico que me atendió me dijo que me podía hacer desaparecer. Después, en la comisaría los carabineros que estaban en ésta les dijeron a los que me llevaron que no se hacían cargo de un detenido, que no tenía levantamiento de cargo y no había ninguna víctima presente».

Por su parte, el abogado Gutiérrez expresó que les parece «preocupante las prácticas que se están utilizando, de detenciones por parte de civiles, la utilización de instrumentos propios de grupos paramilitares. La forma en que operaron y la forma en que actuaron nos remonta a la dictadura y estamos ad portas que tengamos instalado en nuestro país un terrorismo de Estado y eso, sin dudas, es preocupante y queremos alertar con este recurso de amparo a la Corte de Apelaciones de Santiago, y a la opinión pública, de que estos hechos no pueden volver a acontecer y aquí la policía de Investigaciones y por supuesto el ministerio del Interior tienen que tomar cartas en el asunto».

A su vez, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Lorena Pizarro, dijo que «pido que las personas analicen un segundo lo que significa para un hijo de un detenido desaparecido una experiencia de este tipo: es atacado por civiles, estos civiles lo enceguecen, civiles que además con concomitancia con uniformados que lo afirman, lo golpean durante un buen rato, luego de eso ciego, es trasladado en un auto que él con esa ceguera no sabe qué auto era, a un hospital donde él pide resguardo y pide: acredíteme qué es lo que tengo, y la respuesta que tiene la autoridad sanitaria del médico, que creemos que era el médico, es decirle que podemos hacerle que desaparecer, y luego llega a la comisaría, que desde que llega es insultado y es amenazado con las penas del infierno».

«Yo he hablado con Yuri y él me dice qué habrán pasado nuestros viejos, porque él sintió un segundo lo que pasaron ellos. (…) Esto que le ocurrió a Yuri es una tortura. Es la re implementación de prácticas donde civiles descienden de autos y reprimen, con el respaldo de uniformados, a personas que quieren manifestar algún disenso», expresó Pizarro.

upi/so

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