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La tormenta perfecta que atraviesa el gobierno

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Aunque se ha intentado mostrar una coalición ordenada, lo cierto es que muchos de los problemas que ha debido enfrentar el Ejecutivo han sido resorte de los partidos de su propia alianza. No por nada en palacio comparan la situación que atraviesa la administración de Sebastián Piñera con algunos episodios que debió hacer frente Michelle Bachelet.


A 20 meses de la ascensión, en el oficialismo reconocen que la administración de Sebastián Piñera pasa por uno de sus peores momentos. La confluencia de la crisis educacional; la dificultad para llegar a acuerdo en torno a la Ley de Presupuesto para el próximo año; los conflictos al interior de Renovación Nacional y la UDI, producidos en parte debido a los procesos eleccionarios internos que ambos enfrentan; y, la baja popularidad en las encuestas, contribuyen a dibujar un escenario nada propicio para terminar el año. Aunque hay distintas visiones acerca de quién tiene mayor responsabilidad en la atmósfera política que se ha generado en estos meses al interior de la Alianza, la mayoría coincide en que un elemento fundamental para que se diera es la baja popularidad con que la ciudadanía ha calificado al gobierno.

En Palacio existen dos tendencias para hacer el análisis respecto de lo mal que se percibe al gobierno. Si bien existen quienes, pese a reconocer que el actual “no es un escenario óptimo”, estiman que  la situación es transitoria y que no ha provocado efectos negativos importantes para la administración Piñera. Paralelamente, está aquella mayoría a la que le preocupa considerablemente lo que está sucediendo. Porque cree que en ello han influido los partidos que “no han sabido transmitir una imagen de orden hacia nuestro propio electorado y mucho menos a la opinión pública en general”, según sostiene, casi molesto, un funcionario de La Moneda. El mismo, incluso recuerda que cuando la Alianza era oposición, solía enrostrarle al gobierno de Michelle Bachelet el desorden que reinaba en el conglomerado gobernante.

Intrínsecamente individualistas

El tema de la popularidad resulta gravitante en el diagnóstico respecto de las razones de la difícil situación que enfrenta el Ejecutivo. Ello, porque según reconoce un representante de RN, “si el gobierno tuviera una adhesión que fuera más alta, digamos de un 60 por ciento, no habría ningún desorden  al interior de la coalición. Porque no es fácil mantenerse ordenados en la adversidad, porque cada uno quiere defender su pellejo”, lo que atribuyen a que en la derecha “somos intrínsecamente individualistas. Está en nuestro ADN”. Algo que han podido percibir desde La Moneda, donde se lamentan de que al Presidente le ha costado sobremanera hacer que los parlamentarios de ambos partidos entiendan que son parte de una coalición que está gobernando y que no pueden sumarse a las exigencias que hacen desde la oposición.

[cita]El tema de la popularidad resulta gravitante en el diagnóstico de la difícil situación del Ejecutivo. Según un representante de RN, “si el gobierno tuviera una adhesión que fuera más alta, digamos de un 60 por ciento, no habría ningún desorden  al interior de la coalición. No es fácil mantenerse ordenados en la adversidad, porque cada uno quiere defender su pellejo”.[/cita]

Un claro ejemplo de ello lo constituye, a ojos de otro funcionario de gobierno, la insistencia de algunos parlamentarios de la Alianza de sacar a colación la necesidad de una reforma tributaria que contemple el aumento del impuesto de primera categoría a las grandes empresas. Aludiendo claramente a los senadores Francisco Chahuán (RN) y Hernán Larraín (UDI), asegura que el sólo hecho de mencionar el tema, en medio del duro debate presupuestario que enfrenta La Moneda y previo al que viene en materia de reajuste de los funcionarios públicos, sólo contribuye a “empeorar” el ya complicado escenario y a generar “un desorden interno con posturas que sólo confunden a la ciudadanía”.

En el sector optimista del gobierno, junto con admitir que “sí se esperaría que los partidos tuvieran la casa más ordenada”, viendo el lado positivo, aclaran que las reuniones del Comité Político de los lunes contribuyen a una interacción clara entre el gobierno y sus parlamentarios y a través de ellas pueden canalizar sus inquietudes y hacerlas llegar directamente al Ejecutivo, a través de los ministros que lo representan en la cita. Por lo que no habría excusas para quejarse acerca de que no existe coordinación con La Moneda. Pero también están quienes creen que el engorroso proceso de instalación, que “recién está terminando”, provocó también un estado de “desafección” de parte de sectores de RN y la UDI que aún se arrastran y que el gobierno “ha tenido que asumir”.

¿Problemas de liderazgo?

Tampoco es menor el hecho de que ambos partidos atraviesan complicados procesos electorales internos. De alguna manera eso afecta a La Moneda debido a que, según un funcionario de gobierno, durante las etapas eleccionarias “siempre surgen grupos dispuestos a diferenciarse, lo que también podría afectar las relaciones con el gobierno”. Ese, reconocen en palacio, ha sido un elemento que ha contribuido a una permanente preocupación. No es menor, explican, que el propio mandatario haya intervenido en la situación de RN y “haya llamado al orden al partido, diciéndole a Carlos Larraín que terminara con las peleas públicas con el grupo disidente”. Pero, como todo puede ser peor, ahora existe otro grupo, esta vez de parlamentarios, que confabula en contra de Larraín, justamente porque algunos de sus integrantes estiman que está llevando al partido hacia “la extrema derecha” y que eso “perjudica enormemente al Presidente”. Como sea, eso también genera ruido que termina afectando al gobierno, porque, según admiten en palacio, genera la sensación de que el jefe de Estado “no tuviera liderazgo”.

Y desde los partidos hacen su propia autocrítica. Es aquí donde un parlamentario de la Alianza reconoce lo que está pasando el gobierno es “el peor de los mundos” y que para superar este mal período, Piñera debiera aspirar a que, particularmente en las internas de RN, “ganara un tipo con el que se pueda conversar y tenga ascendiente sobre los parlamentarios”, cosa que no estaría ocurriendo con los actuales timoneles de RN ni la UDI. Ello, porque según percibe un diputado, ambas bancadas de la Cámara Baja están ordenadas, porque existe lo que han llamado una “autorregulación”, pero eso no se reproduce en el Senado, donde un legislador critica que allí “todos son candidatos presidenciales, difíciles de ordenar”, por lo que “al final del día, el gobierno tiene todo el peso político en la Cámara de Diputados, porque en el Senado tiene que negociar con los representantes de la Concertación y de la Alianza”.

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