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La Moneda consciente de la debilidad política de Alfredo Moreno y sus diferencias con Allamand

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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No sorprenden en Palacio los reparos que al interior del propio Edificio Carrera enfrenta el Canciller. Estos dicen relación con un excesivo perfil económico y las carencias en el necesario cabildeo político y diplomático, los que se hacen evidentes en el litigio iniciado por Perú contra Chile en el Tribunal de La Haya. A ello se suman las diferencias que tiene en este tema con el titular de Defensa. Sin embargo, ven difícil que el Presidente dé un giro en ese diseño por la histórica relación personal y de negocios que lo une con Moreno.


Ayer el Ministerio de Relaciones Exteriores informó que el 3 de diciembre de 2012 es la fecha de inicio de los alegatos orales para la demanda de Perú contra Chile ante el Tribunal Internacional de La Haya. Esto ocurre el mismo día en que un artículo de El Mostrador revelara nuevos antecedentes sobre las soterradas críticas internas que enfrenta la conducción de la Cancillería chilena, a cargo de Alfredo Moreno, a quien el personal de carrera califica de tener un enfoque limitado y de despreocupación por el tema. Un marcado exitismo comunicacional junto a la excesiva confianza en la tesis de la razón jurídica para nuestro país, dejaron espacio —pese a las advertencias—, a que Perú desarrollara un intenso lobby en círculos diplomáticos europeos y de La Haya, instalando la idea de que nuestro país es problemático, “militarizado” y un “mal vecino”. Todas cuestiones, que según fuentes de La Moneda, se manejan como antecedentes en Palacio y donde, dicen, hay conciencia de las debilidades del Canciller y del complejo escenario que se advierte para este y el próximo año en el conflicto con Perú.

Tal como lo reveló El Mostrador ayer, el embajador de Chile ante La Haya, Juan Martabit, envió un informe secreto a la Cancillería chilena exponiendo la debilitada imagen de Chile en los círculos de la Corte Internacional, gracias a una campaña comunicacional dirigida por Perú, que reclama por el armamentismo chileno. Este cabildeo del vecino del norte ha tenido un fuerte despliegue y es parte de una estrategia para la cual incluso Torre Tagle (la cancillería peruana) contrató una agencia de comunicaciones.

La “despreocupación” que evidencia el Ministerio de Relaciones Exteriores para afrontar el tema peruano responde principalmente al estilo que ha impuesto el canciller Moreno, cuya administración se ha enfocado básicamente en el ámbito de las relaciones comerciales.

Las críticas a Moreno apuntan a su carencia de trayectoria y muñeca política necesaria para navegar en las aguas de la diplomacia internacional. Este Talón de Aquiles ha sido un tema recurrente desde su nombramiento, en febrero del 2010, cuando se hizo notar su falta de credenciales y su currículum excesivamente empresarial.

[cita]Si bien la crítica y análisis son compartidos en distintos niveles gubernamentales, también reconocen que pensar en una revaluación del rol de Moreno es “casi inviable de concretar”, especialmente por la estrecha relación personal que tiene con el Presidente Piñera, generada hace décadas al alero de sus respectivas actividades empresariales.[/cita]

Lo cierto es que en el diseño original para la instalación del gabinete de Sebastián Piñera, siempre estuvo contemplado elegir un canciller con un nítido acento comercial, perfil en el cual Moreno encajó a la perfección.

Sin embargo, a dos años de implementado este esquema, en el gabinete hay voces que consideran que el modelo, al menos, debería ser reconsiderado y sometido a una segunda evaluación, dadas las consecuencias que ello ha tenido para la imagen del país.

El ministro de Defensa, Andrés Allamand, tiene una opinión enfática sobre este escenario, en el entendido que desde que asumió la cartera es quien recibe un sinfín de informes desde el exterior.

En el caso de las relaciones con Perú y Bolivia, comentan en el gobierno, Allamand ha tenido que andar con pies de plomo para no mostrar un discurso excesivamente duro que termine dando la razón a ambos países en su estrategia de difusión de la tesis del “mal vecino”.

Por la naturaleza de sus ámbitos de acción, es fundamental que el Ministerio de Defensa y la Cancillería gocen de una buena coordinación de trabajo. Y, dicen en el gobierno que en el caso de Allamand y Moreno esta relación se da bien en el aspecto formal. De hecho, aseguran, conversan las veces que sean necesarias durante una jornada.

El problema, sin embargo, pasa porque dicha coordinación choca en el enfoque que ambos secretarios de Estado le dan a las relaciones internacionales. Explican que el ministro de Defensa es un “animal político” y el canciller un empresario de tomo y lomo con fama de buen negociador, dos visiones que se desencuentran permanentemente y en la cual el propio Presidente Piñera habría tenido que intervenir más de una vez para buscar una postura única.

En el gabinete puntualizan que estas diferentes visiones han hecho muy difícil la relación entre ambos ministerios para trabajar con el tono correcto en el concierto internacional y de ahí la crítica a las falencias de la llamada “cancillería comercial”.

Si bien, la crítica y el análisis son compartidos en distintos niveles gubernamentales, también reconocen que pensar en una revaluación del rol de Moreno es “casi inviable de concretar”, especialmente por la estrecha relación personal que tiene con el Presidente Piñera, generada hace décadas al alero de sus respectivas actividades empresariales.

Moreno tuvo una consultora con sus ex compañeros de la escuela de Chicago, Juan Bilbao y Francisco Pérez Mackenna, y entre sus principales clientes estuvo Citicorp, del cual era gerente Piñera, a donde llegó después del episodio del Banco de Talca.

Ahí fue donde ambos desarrollaron una relación estrecha, la que fue alimentada por el vínculo del canciller con Carlos Alberto “Choclo” Délano —al alero de sus cargos en el Banco Chile—, quien lo conectó con el círculo de hierro de Piñera.

¿Se suma Bolivia?

Hoy, 23 de marzo es el Día del Mar en Bolivia, fecha que nunca ha pasado desapercibida en las siempre complejas relaciones con Chile y esta vez no debería ser la excepción. El gobierno chileno está alerta hace días esperando la señal que pueda dar el mandatario altiplánico, Evo Morales, quien en el marco de estas celebraciones podría anunciar la formalización de la demanda marítima de su país ante el Tribunal Internacional de la Haya, siguiendo los pasos de Perú.

El 2011 Morales resolvió impulsar una demanda ante la Haya contra Chile y hace mes y medio (enero) su gobierno contrató a cuatro abogados expertos en Derecho Internacional para elaborar la argumentación legal que sustente el reclamo de una salida al mar que compense la pérdida de su costa, por la derrota en la Guerra del Pacífico de 1879. Hoy Morales podría anunciar la presentación formal de dicha la acción legal durante una actividad pública que tiene agendada en el lago Titicaca.

En el gobierno chileno comentan que un escenario así obligará a nuestro país a plantear con claridad su postura y argumentos, algo que se contrapone al “excesivo secretismo” con que estila Moreno manejar la Cancillería.

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