Asegura que el impacto que trajeron consigo las declaraciones del ex agente de la DINA ha sido para todos. Y anticipa: “A mí me da la impresión que en su momento haya sido considerado inimputable o una víctima, pero si los procesos están abiertos como están, las partes, los querellantes, pueden solicitar que él preste sus declaraciones en la calidad que el juez estime”.
El vocero de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch, comentó el testimonio del ex agente de la DINA, Jorgelino Vergara, más conocido como el «Mocito» de Manuel Contreras, señalando que “el impacto ha sido para todos”.
En entrevista con CNN Chile, el portavoz del máximo tribunal del país sostuvo que, si bien “es imposible que pueda responder por qué este señor no ha tenido una vinculación directa con el proceso (legal), como los procesos están “abiertos”, las partes, los querellantes, podrían solicitar que él preste sus declaraciones en la calidad que el juez estime”.
En ese sentido, dijo que es probable que el fallecido juez Víctor Montiglio haya interrogado al ex agente como testigo.
“Yo creo que todo esto (el proceso legal) está abierto. Si se pretendiera dar una respuesta es que ‘esto no ha terminado’. Puede el juez, a requerimiento de partes o de oficio, hacerlo comparecer”, acotó Dolmestch.
Es categórico en advertir que siempre aparecerán “nuevos mocitos”, “gente que revele nuevos detalles”. En esa línea, concluye: “Mientras más nos apuremos, mejor, porque hay mucha gente que se va arrepintiendo y otros se van muriendo. Nosotros ya sabemos mucho. Tenemos harta verdad a nuestro haber. La historia cuando se recomponga o cuando alguien la escriba, va a quedar impresionada la gente con las verdades que se suscitaron y yo creo que la verdad es un remedio para el alma y nosotros tenemos que procurarlo».
“El Mocito” reveló el fraude al periodista Javier Rebolledo, quien lo consigna en su libro «La Danza de los Cuervos», que será presentado el próximo 25 de junio.
En este se afirma que en 2007, el ex agente reveló al ya fallecido juez Víctor Montiglio, la existencia del cuartel de exterminio Simón Bolívar, además del actuar de las brigada Lautaro y Delfín.
Asimismo, entregó al magistrado una larga lista de agentes totalmente desconocidos hasta entonces, información que permitió a Montiglio procesar a más de sesenta de ellos.
