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Piñera, el adelantado

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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Su investidura debería convertirlo en una de las personas más confiables de Chile. Pero está documentado que el Presidente es incontenible y su sello personal es conseguir las cosas usando muchas veces métodos poco ortodoxos. Por eso, cuando surgen controversias como la de la encuesta Casen, la licitación del litio o el ingreso ético familiar —que provocó un reclamo de once senadores concertacionistas al Tribunal Constitucional—, no es extraño que las miradas se dirijan hacia el primer inquilino de La Moneda.


“El Presidente obvió dicho camino y procedió a promulgar un texto distinto al remitido por el Congreso, adicionando al título del mismo, el epígrafe ‘Ingreso Ético Familiar’, en circunstancias que éste fue expresamente eliminado por el Parlamento”. Lo anterior es parte de un reclamo presentado en agosto al Tribunal Constitucional por 11 senadores de la Concertación.

Según ellos, el Presidente excedió sus facultades al cambiar el título de una ley, que había sido desestimado en el Congreso por considerarse inexacto dada la naturaleza real de la norma que es establecer bonos para las personas de extrema pobreza. Pero el título emanado desde el Parlamento era sin duda menos marketero a la hora de recapitular para los medios la obra de este gobierno (Ley nº 20.595 que “Establece bonos y transferencias condicionadas para las familias de pobreza extrema y crea subsidio al empleo de la mujer”).

Aunque el requerimiento de los senadores ante el TC fue rechazado por estrecho margen (cinco votos a favor y cuatro en contra) esta controversia jurídica ilustra muy bien una conducta de Sebastián Piñera que la banda presidencial no ha logrado aplacar: la necesidad imperiosa de ganar, de cumplir sus objetivos, aunque para lograrlo se mueva muchas veces en el límite.

Esta semana El Mostrador publicó una nota en la que el abogado constitucionalista Patricio Zapata explica las maniobras del Ejecutivo para sacar adelante la licitación del litio. El proceso, tiene el “sello” de Piñera:

“El Ministerio de Minería en mayo de 2010, liderado en ese entonces por Laurence Golborne, anuncia que se cambiará la ley para que sea concesionado. Se dieron una vuelta por el Parlamento, sondearon ambiente y vieron que no había votos necesarios para ello. Entonces llegan a la convicción que pueden hacer lo mismo sin cambiar la ley”, afirmó Zapata.

El secreto con Perú

Nada ilegal, pero el plan B de Piñera siempre tiene un ritmo más rápido que los procesos que todo el resto está obligado a seguir.

Mirándolo así, Piñera es un adelantado, como Cristóbal Colón o Charles Darwin. Personas que se atrevieron a desafiar las convenciones de su tiempo para conseguir sus objetivos.

A comienzos de este mes, en una entrevista de dos horas a Radio Cooperativa, el Presidente, entre otros temas, habló del proceso que Chile enfrenta con Perú en la Corte Internacional de La Haya. Piñera pudo haber cerrado el tema con una frase diplomática, teniendo en cuenta que la parte oral del juicio empieza en diciembre.

En cambio, el mandatario se explayó como un especialista en geopolítica: “¿Dónde piden permiso los aviones cuando tienen que aterrizar en el aeropuerto de Chacalluta? Exactamente sobre el paralelo. ¿Hasta donde Chile tendió el cable de fibra óptica? Exactamente hasta el paralelo. Hemos entregado una enorme cantidad de hechos que demuestran que la única explicación consistente es que el paralelo es el límite marítimo entre el Perú y Chile”, afirmó el Presidente.

Al día siguiente, uno de los agentes peruanos en el juicio, el ex canciller José Antonio García Belaúnde, respondió que Piñera había “roto la reserva” que exige el tribunal, al filtrar con esta opinión, parte de los argumentos de Chile en la disputa por límites marítimos.

Aunque García Belaúnde le bajó el perfil rápidamente a sus declaraciones, la sospecha nuevamente quedó sobre Piñera.

Paralelamente, en esas semanas, Piñera debió enfrentar las dudas sobre su real intervención en el proceso que dio origen a la última versión de la encuesta Casen.

Versiones de prensa indican que el Presidente se habría juntado con el experto de la Cepal Juan Carlos Feres antes de que se conociera la encuesta, para revisar la cifra que finalmente desató la controversia. Aunque la subsecretaria de Planificación, Soledad Arellano, aclaró que el encuentro fue después de conocido el estudio. Hace una semana, Piñera en una entrevista que dio a CNN, manifestó que “no sabía” que la Casen tenía margen de error.

Su investidura presidencial debería convertirlo en una de las personas más creíbles de Chile. Pero su biografía, antes del 11 de marzo de 2010, entrega espacio para que surjan dudas.

La reunión con Pinochet

La biografía “Piñera, historia de un ascenso”, de las periodistas Loreto Daza y Bernardita del Solar, recoge episodios que ilustran muy bien por qué no es gratuito pensar que en el estilo del Presidente siempre está la posibilidad de “adelantarse” a los hechos cuando sea necesario, aunque esto signifique moverse al límite de la trampita.

En julio del ‘92, cuenta el libro, Piñera ya tenía aspiraciones presidenciales. Ahora sabemos que no resultó a la primera, pero en ese momento el empresario se perfilaba como el candidato ideal de la derecha. Para materializarlo, necesitaba el apoyo de Pinochet, por entonces Comandante en Jefe del Ejército y factótum de la derecha.

El general lo invitó a tomar desayuno en el edificio de la Comandancia en Jefe. En el encuentro, al que también asistieron Francisco Javier Cuadra y Jorge Ballerino, el ex dictador expresó su preocupación a Piñera de que desde La Moneda pudiera terminar con la inamovilidad de los Comandantes en Jefe. La biografía devela que Piñera habría respondido: “No haré nada sin tener en cuenta sus opiniones”, lo que obviamente cambió la mala impresión que Pinochet tenía de Piñera.

Días después, los detalles de la conversación aparecieron en la revista Qué Pasa. Piñera repartió ejemplares en el Consejo General de RN que coincidió con la publicación. La versión era otra. Piñera le habría dicho a Pinochet que las Fuerzas Armadas debían ser subordinadas del poder civil. Una postura que calzaba mejor con la sección más liberal de su partido, a la que buscaba convencer de su candidatura.

Pinochet “no olvidaría el agravio”, dice el libro. Semanas después, el 23 de agosto de 1992, Ricardo Claro hizo pública la grabación que aplastó las intenciones de Piñera. La intercepción se hizo desde el Comando de Telecomunicaciones del Ejército. Ricardo Claro también estaba pasándole una cuenta al entonces Senador.

La cuenta de Claro

A comienzos de los ‘80 Sebastian Piñera era gerente general de Citicorp, la filial chilena del banco estadounidense Citibank. Ricardo Claro, en tanto, era el asesor legal de la compañía en el país.

Citicorp era uno de los acreedores de los US$ 300 millones que CCU le debía a los bancos. La matriz norteamericana había ofrecido un premio de US$ 1 millón al ejecutivo por arreglar el problema. Sin embargo, pronto hubo un obstáculo. Francisco Javier Errázuriz era uno de los acreedores y quería decretar la quiebra de la embotelladora.

Para evitarlo, Piñera, según la biografía, le compró sus acciones en un precio menor y le mandó un cheque. Pero Claro se opuso, argumentando que había que tomar resguardos legales.

Cuando Piñera concretó el negocio, Claro indignado fue hasta la oficina de John Reed, el gerente del banco en Nueva York. Reed citó a Piñera. Después de la reunión, el norteamericano le dio la razón a Piñera y le quitó al estudio de Ricardo Claro la representación de Citicorp. Una década después, Claro activaría su venganza desde una radio Kioto.

Dos jefes de bancada

En sus campañas políticas Piñera igualmente ha dejado al descubierto sus métodos no tradicionales para ganar o destacar.

El abogado Hermógenes Pérez de Arce compitió con él. En su libro “Autobiografía Desautorizada”, Pérez de Arce cuenta algunos episodios de la contienda senatorial por Santiago Oriente de 1989, que Piñera ganó.

A través de sus amigos, el ex columnista de El Mercurio, se enteraba por ejemplo que Piñera le pidió a algunos brigadistas “Vayan al Parque Arauco y bajen el globo de Hermógenes que está amarrado ahí; no me pregunten cómo, pero háganlo”.

Durante la campaña Hermógenes tuvo siempre sospechas de que sus carteles eran retirados por el comando adversario, o que alguien del equipo de Piñera estuvo detrás de la desconexión de sus micrófonos que no dejó oír el discurso de cierre de campaña.

Sin embargo, Pérez de Arce no tuvo certeza de estas intervenciones hasta que el dueño de una agencia publicitaria lo llama y le cuenta: “Anoche fui a comer al restaurante y llegaron a la mesa vecina Sebastián Piñera, su hermano el cantante y otros amigos de ambos, y se vanagloriaron de que te habían cortado todas las amarras de tus globos en el estadio y te habían desconectado los micrófonos cuando hablabas. Y todos se reían mucho de sus proezas”.

Así se entiende ahora la hostilidad hacia Piñera que periódicamente aparecía en las columnas de Hermógenes.

Otro episodio de “viveza” política aparece en el libro de Daza y Del Solar. En una reunión con Sergio Onofre Jarpa y el resto de los senadores recién electos de RN preguntaron quién quería ser jefe de bancada. Piñera levantó la mano y Sergio Romero, también. Votaron. Piñera perdió por un voto y antes que Romero —actual embajador en España—, fuera nombrado, Piñera dice “¿Por qué no decimos que los dos fuimos elegidos jefe de bancada?”, afirma el libro. Los otros, perplejos, deciden aceptar. Pero en adelante Piñera se presentó como el único jefe de bancada.

Chispas y Lan

Con todo, es en los negocios donde a Piñera se le nota que no puede esperar para ganar. “Hasta hoy sigue siendo una incógnita cómo consiguió que le traspasaran acciones de la serie Luz A —que él no tenía— para que pudiera estar entre los beneficiados”, menciona el libro de Daza y Del Solar, cuando relata la actuación de Piñera en el “caso Chispas” en 1997 y donde Piñera vendió sus títulos a los españoles en US$ 3,5 millones.

Durante este escándalo financiero fue la primera vez que se cuestionó públicamente la relación de Piñera, en ese entonces senador, con la política y los negocios. La biografía consigna las críticas de Andrés Navarro y Andrés Allamand.

En la última campaña presidencial, en 2009, la SVS multó a Piñera por no abstenerse de comprar acciones de LAN. Piñera compró títulos de la aerolínea de la que era director, justo después de la reunión en la que los estados financieros y la entrega de dividendos hacían rentable comprar acciones. Pero “antes que esa información fuera pública en el mercado”, según la SVS, el actual Presidente adquirió un nuevo paquete accionario.

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