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La vocería de “facto” de Evelyn Matthei La Moneda pone acentos políticos a través de ministra del Trabajo

La vocería de “facto” de Evelyn Matthei

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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En Palacio y en la derecha reconocen que la vocería de facto de Matthei es indiscutible y que las señales de esa estrategia son claras y contundentes. Ello, agregan, porque guste o no hay conciencia plena que existe una suerte de “vacío” de Pérez en ese rol, ya que opta por pautas deportivas o salidas de terreno más propias de una intendenta que privilegiar la agenda política contingente, donde el gobierno durante días no tiene voz.


Desde el último cambio de gabinete en noviembre pasado y cada vez que la coyuntura política lo requiere, La Moneda recurre a su rubia “debilidad”: la ministra del Trabajo, Evelyn Matthei. Su conocido estilo confrontacional y directo, como su buen rendimiento en las encuestas y su trayectoria, son los elementos que la instalan ante los micrófonos cuando el gobierno necesita remarcar posiciones políticas, por lo cual se ha transformado en una suerte de “vocera de facto” de la administración de Sebastián Piñera.

Estos últimos días en Palacio han bajado el perfil al papel que juega Matthei en el discurso público del gobierno, sobre todo después que la vocera oficial, la ministra Cecilia Pérez, fuera insultada por Twitter por el diputado PS, Fidel Espinoza, en un evidente intento por no debilitar a la titular de la Segegob y blindarla.

Sin embargo, aparte de ese episodio, en Palacio y en la derecha reconocen que la vocería de facto de Matthei es indiscutible y que las señales de esa estrategia son claras y contundentes. Ello, agregan, porque guste o no, hay conciencia plena que existe una suerte de “vacío” de Pérez en ese rol, ya que opta por pautas deportivas o salidas de terreno más propias de una intendenta que privilegiar la agenda política contingente, donde el gobierno durante días no tiene voz.

La última muestra más nítida de la vocería de facto fue el miércoles 20 de marzo, cuando la oposición presentó en el Congreso la acusación constitucional contra Harald Beyer. Esa tarde, Matthei flanqueó al ministro de Educación —igual que Pérez— en todo momento durante el punto de prensa, pero fue ella quien dejó claro el mensaje que La Moneda quería dar en ese momento: “Les quiero decir que a la Concertación la vamos a sacar al pizarrón (…) durante veinte años ni un solo ministro de educación ni ningún ex Presidente de la República pidió que se fiscalizara nada”, sentenció.

Inicialmente se dijo que había sido una “casualidad” que Matthei saliera a hablar ese día, que el ministro del Interior, Andrés Chadwick, tenía una reunión con Carabineros. Pero después en privado se reconoció que su participación obedecía a la necesidad —dado que Chadwick no podía estar en dos lugares al mismo momento— de fortalecer la respuesta de La Moneda y dar una señal contundente a la oposición.

[cita]Este papel de Matthei no deja de ser un arma de doble filo. Es unánime en la derecha la evaluación positiva que hay sobre la ministra del Trabajo, que sus actividades en terreno además “son pura ganancia para el gobierno”, pero en el análisis también consideran sus puntos débiles, como sus habituales salidas de libreto.[/cita]

En la Alianza, pero especialmente en RN, reconocen hasta hoy el papel que juega Matthei desde que Chadwick pasó de la Segegob a Interior en el ajuste del 5 de noviembre. “Es así, en los temas importantes cuando no habla Andrés, lo hace Evelyn, entre ellos se reparten la verdadera vocería”, sentencian.

Botones de prueba

La ministra Pérez tiene buena llegada con la gente en terreno y la última encuesta Adimark le entregó un 59 % de aprobación ciudadana en sus cuatro meses en la vocería de Gobierno, mismo sondeo donde Matthei arrojó una baja de 9 puntos quedando en el 58 %.

Pero como no sólo de encuestas se vive ni se gobierna para éstas, Matthei ha hecho gala de su peso político en varias ocasiones, algo de lo que se ha tomado nota en la Alianza y RN como una buena forma de “suplir” y “fortalecer” la vocería oficial de Pérez.

Cuando en el Congreso se rechazaron varias partidas presupuestarias en noviembre, Matthei llegó a La Moneda furiosa para precisar que en todos los años que fue parlamentaria “nunca vi este grado de frivolidad e irresponsabilidad, como ha mostrado hoy día la Concertación. Entiendo que estemos en periodo electoral, pero no se ganan elecciones ni se hace política a costa de los trabajadores, ni de los pensionados (…) lo que ha hecho la Concertación no tiene nombre. Y yo le pregunto a la señora Michelle Bachelet si ella avala todo esto”.

Esa intervención y las siguientes que tuvo en el tema han sido ocupadas estos meses por muchos dirigentes de RN, la Alianza y del propio gobierno para graficar la vocería de facto. “Ella hace el mismo papel que hacía Chadwick cuando estaba en la Segegob, pero en forma extraoficial”, agregan.

Ha habido otros episodios que sólo reafirman la fórmula. El cierre de la planta de Agrosuper en Freirina que en diciembre nuevamente sacó canas verdes a La Moneda, momento en que Matthei tomó la vocería y centró los dardos contra el edil PS, César Orellana: “Acá hay un alcalde socialista que lo único que quiere es que la empresa se vaya, y después este señor va a venir a pedirnos al gobierno que le demos trabajo a la gente”.

El regreso de Michelle Bachelet a Chile fue otra demostración reciente. La ministra Pérez optó por jugar a la ironía con el tema: «¿Cuándo llega, ustedes saben? La verdad es que yo estoy muy preocupada como la mayoría de los chilenos de que podamos ganar frente a Uruguay, clasificar al mundial de 2014 y que Sampaoli haga caso, necesitamos un delantero y un enganche, que es lo que no nos sirvió para ganarle a Perú».

Aunque se trató varias veces en La Moneda de respaldar el tenor de la declaración, apelando a que se quiso relajar el ambiente, no se consideró muy acertada la frase.

Esto, a diferencia de Matthei, quien en la víspera de la llegada de Bachelet salió al paso con el acento político que La Moneda ha tratado de imprimir estas semanas: “Se ha armado cuidadosamente todo este ambiente. Pero es totalmente ganable, va a ser distinto cuando este acá y empiece a responder las preguntas”.

La otra lectura

En todo caso, este papel de Matthei no deja de ser un arma de doble filo. Es unánime en la derecha la evaluación positiva que hay sobre la ministra del Trabajo, que sus actividades en terreno además “son pura ganancia para el gobierno”, pero en el análisis también consideran sus puntos débiles, como sus habituales salidas de libreto.

Muchos dicen que ese es el principal riesgo con ella, que es “incontrolable”. “Así es la rucia”, agregan en La Moneda ante los distintos episodios poco afortunados de la ministra, como cuando en enero se trenzó en una disputa llena de insultos y epítetos con la diputada independiente por Iquique Marta Isasi.

Pero a pesar de eso, en el oficialismo recalcan que Matthei cumple bien la función de vocera de facto, que aporta y que por lo mismo, dudan que esta estrategia vaya a ser modificada, más aún con Bachelet en Chile, ya que se transforma en una buena interlocutora.

Algunos en la derecha advierten en todo caso que este papel de Matthei alimenta señales en el oficialismo de seguir perfilándola como una posible carta presidencial del sector para dar un golpe de timón —como lo hizo Piñera el 2005 que le salió sin aviso a Joaquín Lavín al paso—, ante dos abanderados como Laurence Golborne y Andrés Allamand que no han rendido los frutos esperados en la carrera presidencial hasta ahora.

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