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El mal momento televisivo de Pablo Longueira Presidenciable UDI no da el tono frente a las cámaras

El mal momento televisivo de Pablo Longueira

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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No es su fuerte. Un analista del gremialismo había pronosticado hace años que el ex titular de Economía nunca sería candidato porque la TV no lo favorece, en especial por su ceño adusto y dureza, en un medio que apuesta al “ángel” y la simpatía. Desde su participación en Tolerancia Cero hasta el debate del jueves pasado, los analistas hablan de improvisación y falta de timming, lejos de su tradicional fuerza y liderazgo de rasgos enfáticos.


Al día siguiente del debate de la Alianza, el jueves pasado, los medios consignaron profusamente la reacción del entorno de los aspirantes a reemplazar a Sebastián Piñera. Así, los integrantes de los comandos, dirigentes de los partidos y parlamentarios entregaron contundentes argumentos para sostener que cada uno se impuso a su adversario y, como era de esperar, todos ganaron.

Sin embargo, lo cierto es que, tal como ocurrió el pasado 5 de mayo, la actuación de Pablo Longueira Montes no fue tan bien evaluada. Las expectativas sobre su desempeño eran más altas, ya que se esperaba que hubiera mejorado tras su presentación en el programa Tolerancia Cero, de Chilevisión. En esa oportunidad, en la casona de calle Suecia admitieron que el candidato “no estuvo bien, pero él mismo fue muy crítico respecto de su intervención”. Lo preocupante es que poco más de un mes después, su performance no mejoró de forma significativa, admiten quienes imaginaron que en este duelo el ex titular de Economía se impondría “sin mayor análisis”. El punto es que la televisión y el abanderado gremialista nunca se han llevado bien.

El polémico episodio de Tolerancia Cero, en que el periodista Fernando Paulsen sorprendió a Longueira al preguntarle si votó en el plebiscito del ’88, lo descolocó al punto que lo hizo dudar, y preocupó a quienes seguían la entrevista del recién nominado abanderado de la UDI. Un antiguo militante reconoció que vio al aspirante a La Moneda “ansioso y después de la pregunta de Paulsen fue otro y no agarró nunca más el hilo”. Sin embargo, la mayoría argumentó que estaba “recién asumiendo su nuevo rol” y que con el paso de los días se iba a sentir más cómodo. Que la polémica entrevista era sólo un traspié “sin importancia”, porque quedaría superado rápidamente. Si bien, el abanderado gremialista siempre ha tenido fama de duro y la televisión no ha sido su principal aliada, en el partido están convencidos que su paso por Economía permitió que generara una mayor cercanía con la gente, por lo que se suponía que la TV ya no sería un problema.

Pese a ello, un observador del partido recordó que un importante analista de la colectividad “alguna vez dijo que Longueira nunca sería candidato presidencial, porque en esta época las campañas se ganan por la tele y la televisión es su enemiga”, aludiendo a una de las críticas más recurrentes que se le hace al ex ministro y es que “siempre parece enojado” en TV.

[cita]Uno de los analistas destaca que Andrés Allamand mostró “una mejor performance, dio cátedra: respondió en forma clara, a la cámara, al electorado que lo estaba viendo. Mientras que Longueira respondió a los interpeladores (periodistas), no gesticuló y no miraba a la cámara directamente”.[/cita]

Según el experto de la Universidad Diego Portales, Fernando García, “los medios de comunicación ponen los estándares de lo que un candidato debe ser (…) y Pablo Longueira se salió de esa norma que lo legitima”. En cambio, dice para aclarar la idea, “Andrés Velasco, por ejemplo, logró hacer coincidir su actuación con la imagen que los medios han mostrado de él”. García explica que desde el año ’89 “los candidatos a la Presidencia de la República se preparan mucho para este ritual”. De allí que se recluyan a fin de preparar la presentación de sus ideas, practiquen con coaching, y tantas otras herramientas que se utilizan en el mundillo de la industria de la comunicación política. Y el experto añade un comentario preocupante: “Lo que dice Longueira es que no se preparó para este debate y, efectivamente, se notó”. Aunque fue coherente, subraya, en que muchas veces se ha fiado de su improvisación y le ha servido.

Atrás sin golpes

El cientista político Claudio Fuentes de la UDP tiene la convicción de que Longueira “tiene una personalidad que marca posiciones y como no existió interés de debatir, ese rasgo de su personalidad salió disminuido. No se vio con planteamientos enfáticos, por lo que fue más real verlo en la conferencia de prensa”, posterior al debate mismo. Una idea similar tiene el analista político de la Universidad de Chile, José Viacava. Comparte con Fuentes que el representante de la UDI “siempre ha cumplido el rol de polemista y bueno para debatir, algo que no logró exponer en el debate, porque si bien ambos estuvieron nerviosos en el primer bloque, Andrés Allamand se sobrepuso rápidamente y actuó como el mateo”. Y añade que “Longueira, en cambio, se equivocó, trastabilló y el punto culminante fue cuando se le preguntó por la reforma que le daba el rango de constitucional al matrimonio (heterosexual). Por lo que se vio, se le está olvidando el relato de gladiador político que era y está actuando como un principiante”.

Viacava atribuye la actuación de Longueira en el debate a que él “no representa a la derecha pensante e intelectual de Chile, sino a la derecha social, a la trabajadora, a la que está en las poblaciones”, esa que no estaba viendo el programa el jueves pasado. Y que la evidente falta de preparación, pasa por el hecho de que este duelo televisado, entre los aspirantes oficialistas a La Moneda constituye “una prueba para la derecha política de este país, porque es la primera vez que se enfrentan en primarias y tienen que debatir”. Por lo que concluye que “esta fue una perfecta puesta en escena para no cometer ningún error”, aludiendo al hecho de que en la práctica no hubo debate alguno entre los candidatos, pero destaca que Andrés Allamand mostró “una mejor performance, dio cátedra: respondió en forma clara, a la cámara, al electorado que lo estaba viendo. Mientras que Longueira respondió a los interpeladores (periodistas), no gesticuló y no miraba a la cámara directamente”.

Que los candidatos presidenciales de la Alianza no debatieron y que las diferencias mostradas entre ambos en el ritual del debate fueron “marginales”, según los más optimistas, es coincidencia entre los analistas. En esa línea, el cientista político de la Universidad Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio, estima que con su presentación en el debate, Longueira mostró que “es un fiel representante del mundo conservador chileno. Un conservador clásico”. Y tiene la convicción de que, como imagen televisiva, Allamand tuvo una mejor performance, porque “se le vio más entero, más armado, se percibe que es un candidato que se ha preparado toda la vida para ser Presidente. Instaló sus ideas con convicción”, a diferencia de Longueira que, “como en Tolerancia Cero, me dio la impresión que estaba tan confiado en sus cualidades innatas que no preparó nada su entrevista; para el debate todavía está en el ámbito de la improvisación. Tal vez porque su trabajo se ha enfocado en despertar la máquina de la UDI, el trabajo intelectual y su capacidad de encarnar un relato no se evidencia. Todavía está confiando en su capacidad de improvisación”.

Para Bellolio, Longueira “no se veía muy cómodo en este escenario en que se le estaba midiendo su capacidad de estadista”. Basándose en el lenguaje no verbal de los candidatos, el experto se atreve a esbozar una tesis, según la cual “la comodidad que se percibió en Allamand es la que siente el local y la incomodidad de Longueira es la del que juega de visita”. Pero también advierte un hecho fundamental, en el caso de Longueira, que tiene que ver con su discurso, en el que capta “falta de trabajo en el relato, y hablamos de la persona que criticó la carencia de relato en el gobierno, porque el relato no es abusar retóricamente de un concepto como, por ejemplo, centro social”, lo que también atribuye a que el abanderado gremialista “se ha dedicado a la logística” más que al trabajo político.

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