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Las gestiones desconocidas de David Gallagher a favor de Pinochet Consejero del CEP colaboró con el dictador para que regresara de Londres

Las gestiones desconocidas de David Gallagher a favor de Pinochet

Apelando a hechos de diversa naturaleza, como la colaboración de Chile con Inglaterra en la Guerra de las Malvinas o que el ex dictador había salvado a nuestro país del comunismo e implantado un sistema neoliberal, además de su mal estado de salud, el columnista de El Mercurio y socio de Asset Chile pidió a Margareth Tatcher y al entonces ministro del Interior británico, Jack Straw, que dejaran regresar a Pinochet a Chile.


Cuando a mediados de 2002 Patricia Bravo llegó como secretaria personal de David Gallagher a la oficina de Asset Chile, recibió de su antecesora las instrucciones de cómo manejar el archivo de su nuevo jefe. “Habían tres carpetas colgantes muy voluminosas que decían Pinocho 1, Pinocho 2 y Pinocho 3. Llegó un minuto en que me pidieron desocupar un poco el espacio, yo tenía una pequeña oficina sin puerta delante de la suya. Le pregunté qué hago con estas carpetas, me dijo bótelas y yo no fui capaz, porque pensé que eran parte de la historia”.

Patricia Bravo, profesora de inglés de profesión, entendía bien el idioma que Gallagher maneja a la perfección, pues es hijo de padres británicos y fue profesor de literatura latinoamericana y rusa hasta los 30 años en la Universidad de Oxford.

“Yo había revisado las carpetas para estar al tanto, era mi obligación saber qué y dónde tenía sus cosas. Me llamó la atención que no estuvieran bajo llave. Estaban en el kárdex, cualquiera podía verlas”.

Recuerda haber visto en esas carpetas de color café un sinnúmero de recortes de la prensa chilena y cartas a Margaret Thatcher en las que le solicitaba que hiciera gestiones ante Jack Straw para liberar a Augusto Pinochet, quien fue detenido en Londres en octubre de 1998 a raíz de una orden del juez español Baltasar Garzón por el asesinato de Carmelo Soria, torturas contra ciudadanos españoles y crímenes contra la humanidad mientras estaba internado en una clínica y, más tarde, sometido a arresto domiciliario en Virginia Waters.

[cita]Habían varias cartas —nunca las contó— todas escritas en computador, de más de una carilla de extensión y también una dirigida al ministro del Interior, Jack Straw, quien terminó liberándolo por razones de salud, lo que permitió que el general regresara a Chile el 3 de marzo de 2000. “Le decía lo mismo que a Thatcher. Me llamaron la atención sus gestiones de lobby, que informaba a líderes de izquierda y de derecha. Él tenía muy buena llegada al gobierno de (Ricardo) Lagos, iba una vez al mes a almorzar al segundo piso de La Moneda invitado por (Ernesto) Ottone (asesor de Lagos)”. [/cita]

“Las razones que esgrimía estaban muy bien articuladas. Le decía que Chile había ayudado a Inglaterra en la Guerra de las Malvinas, le hablaba de la salud de (Augusto) Pinochet, planteaba que él había salvado al país del comunismo y había implantado el neoliberalismo que propicia Inglaterra y que iba a producirse una división interna mucho mayor (si no regresaba)”.

Habían varias cartas —nunca las contó— todas escritas en computador, de más de una carilla de extensión y también una dirigida al ministro del Interior, Jack Straw, quien terminó liberándolo por razones de salud, lo que permitió que el general regresara a Chile el 3 de marzo de 2000. “Le decía lo mismo que a Thatcher. Me llamaron la atención sus gestiones de lobby, que informaba a líderes de izquierda y de derecha. Él tenía muy buena llegada al gobierno de (Ricardo) Lagos, iba una vez al mes a almorzar al segundo piso de La Moneda invitado por (Ernesto) Ottone (asesor de Lagos)”.

Bravo asegura que Gallagher tenía amistad con Thatcher, a la que envió sus condolencias cuando murió Denis, su marido, en 2003. Ella le respondió con una tarjeta de agradecimiento en la que lo trataba como amigo.

Gallagher fue de los pocos hombres declarados de derecha que dijo que Lagos podía ser un gran Presidente antes de las elecciones y que no había que tenerle miedo. No es reconocido como afín a Pinochet, aunque lo ha criticado con matices. En una columna de El Mercurio tras su detención lo describió como un “compatriota anciano y enfermo que fue Presidente de la República”. “Uno escribe con la información que tiene y en ese momento me pareció ‘maricona’ la forma en que lo habían detenido: a medianoche, recién operado, en cama. También reaccioné así, porque me pareció pésimo para la transición y para Chile. Visto desde hoy creo que exageré los potenciales daños a la Transición”, explicó en una entrevista en The Clinic, en marzo de 2005, donde ahondó en la figura de Pinochet.

“Nunca me resultó un personaje simpático. Cuando llegué a Chile el 80 tenía una opinión pésima. Después fui conociendo lo que hizo en la parte económica y me pareció notable (…) Yo creo que él ni siquiera entendía mucho las reformas económicas. Para mí es un enigma. Aparentemente se subió al Golpe a último momento. Está claro que Pinochet no tiene la grandeza ni como déspota y, en cierta medida, le estamos atribuyendo demasiada importancia. Pinochet es como un personaje limitado. Un personaje bien lamentable”.

Patricia Bravo dejó de trabajar con el empresario en noviembre 2003.

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