Publicidad
La arremetida de Allamand para liderar la política de los acuerdos 2.0 Cambios constitucionales serían puntos fundamentales de la hoja de ruta

La arremetida de Allamand para liderar la política de los acuerdos 2.0

El horno está para bollos. Mientras en la Nueva Mayoría necesitarán cumplir con las promesas programáticas –en caso de que gane Bachelet– y para eso tendrán que contar con aliados de la eventual oposición; Renovación Nacional necesita liderar, en la Alianza, propuestas acordes con el Chile post 2011. Es en ese escenario donde el electo senador por Santiago Poniente se alza como la figura que puede tender puentes y en donde los puntos de convergencia podrían estar, además del fin al binominal, en la derogación de leyes orgánicas de alto quórum y el debate sobre un eventual régimen semipresidencial.


La noche del 17 de noviembre, la lucha por Santiago Poniente con Andrés Allamand victorioso, no sólo dejaba buen sabor en Renovación Nacional, la tienda del senador electo. En la Nueva Mayoría, el triunfo también era mirado con satisfacción: “No hay dudas de que él es un interlocutor mucho mejor para lograr cambios constitucionales de lo que ha sido Sebastián Piñera, si es que hablamos de un líder en la Alianza”, comenta una fuente de la NM.

Lograr un acuerdo nacional para generar los cambios constitucionales que intentará llevar adelante el bloque opositor, es fundamental; y las definiciones internas de Renovación Nacional para convertirse en la punta de lanza de la derecha liberal y en mayor sintonía con el Chile post 2011, es un aliño que viene a acompañar la discusión; donde el nombre que más suena para liderar las nuevas definiciones es el del ex ministro de Defensa, quien –según comentan al interior de su partido– buscó el escaño en la Cámara Alta para usarlo de plataforma para concretar su anhelo de postular a La Moneda, después del fallido intento de este año en las primarias de su sector.

De ahí la importancia de liderar los cambios constitucionales desde esta tribuna. Como ya lo hizo en la década de los 90. Ahora –aseguran en su entorno– está enfocado en buscar convergencias con la Nueva Mayoría, como ya lo hizo, antes que él, el timonel del partido Carlos Larraín. Efectivamente, en RN Allamand es considerado el padre de la política de los acuerdos. De ahí que no sorprenda a nadie, en la tienda, que aspire a liderar una segunda etapa, que algunos han bautizado como “la política de los acuerdos 2.0”.

LAS CONVERGENCIAS

Fuentes cercanas al electo senador por Santiago Poniente, señalan que las mayores cercanías con la Nueva Mayoría estarían particularmente en modificar el sistema electoral y eliminar muchas leyes orgánicas, cuyos altos quórum “no tienen sentido a estas alturas”, como comentan quienes conocen el tema en Renovación, como por ejemplo la Ley de Votaciones Populares y Escrutinios; Ley de Partidos Políticos; Ley Orgánica que fija la Planta del Servicio Electoral; Ley de Concesiones Mineras, y Ley de Bases de la Administración del Estado, entre muchas otras.

Uno de los temas que estaba en el borrador del programa de Bachelet, pero que finalmente no llegó a la impresión en couché, es el debate en torno al cambio del régimen político, porque al interior del equipo constitucional este punto no generó consenso. Una buena parte de los abogados integrantes postulaban la idea de apostar por un régimen semipresidencial; sin embargo, fue la candidata quien decidió dejar fuera de programa el tema.

Esta materia ha estado en el centro de los intereses del presidente de RN Carlos Larraín. La propuesta –incluida en el documento «Nuevo Régimen Político para Chile», consensuado a comienzos del año pasado con la Democracia Cristiana– planteaba que el Presidente sería electo por voto universal y sus atribuciones se concentrarían en las políticas permanentes del Estado. Sería el Mandatario quien nombraría a un primer ministro que debería ser ratificado por el Congreso y ejercería como Jefe de Gobierno las responsabilidades políticas cotidianas

Fuentes cercanas al trabajo constitucional que llevó a cabo la Nueva Mayoría, señalan que entre las convergencias con Renovación Nacional se cuentan, además, materias territoriales, el equilibrio entre el Congreso y el Gobierno y hasta la competencia preventiva del Tribunal Constitucional. Incluso, a algunos más liberales de Renovación Nacional les simpatizaría la idea de un Estado laico.

Pensar que el presidencialismo que impera en Chile podría ser reemplazado por un semipresidencialismo no es nuevo. Ya en el año 1978 la idea fue lanzada por el llamado “Grupo de los 24”, conformado por 24 juristas y otras personalidades contrarias a la dictadura de Pinochet, que plantearon una alternativa constitucional. Entre ellos estaban Patricio Aylwin, Enrique Silva Cimma y Edgardo Boeninger, por nombrar a algunos.

Como cercanía entre RN y la NM la historia reciente no sólo lleva al acuerdo DC-RN para modificar el sistema político, sino que también el Proyecto Allamand, PROA, que el ex ministro desarrolló en su carrera por la presidencia de la República.

“Lo que podría hacer naufragar cualquier acuerdo es que el jefe de la oposición fuera Sebastián Piñera”, comentan en la NM. “Sebastián Piñera tuvo la oportunidad de haber impulsado un cambio constitucional. Habría sido muy malo que él fuera el único interlocutor”.

EL FACTOR OSSANDÓN

Si bien el triunfo de Andrés Allamand fue emblemático y tal vez el más celebrado en Renovación Nacional, el de Manuel José Ossandón no lo fue menos. La importante votación que recibió, sumada a sus públicas aspiraciones presidenciales, inevitablemente provocarán un verdadero choque de trenes al interior de la tienda.

Por eso, se augura que en los próximos años el partido tendrá que definirse entre ambas figuras, e incluso otras que han manifestado en privado igual anhelo de llegar a La Moneda, según su desempeño, particularmente en la Cámara Alta. Al punto que un alto representante de RN dice tener la convicción de que, llegado el momento, el partido tendrá que realizar “una primaria interna previa a la primaria de la Alianza”, porque no descarta que haya más de dos aspirantes a la Presidencia de la República. Eso, sin contar siquiera al actual Mandatario.

Es quizás lo único que podría poner vallas en la carrera de Allamand por convertirse en ese líder señero en el nuevo escenario. De hecho, aunque la agenda que Ossandón ha expresado públicamente “está más cargada a lo social” –que siempre ha sido una preocupación del senador electo por Santiago Oriente–, en privado y recientemente “también ha manifestado su deseo de liderar materias constitucionales y ha dicho que está disponible para eso”, adelanta un alto dirigente de RN. Por eso, hay quienes al interior de la tienda creen que tarde o temprano las aspiraciones de ambas figuras “van a chocar”.

Y es allí donde se comienzan a analizar los distintos escenarios internos. Si hasta hace poco tiempo en Renovación Nacional daban por hecho que Allamand era la carta del actual timonel para liderar al partido en un próximo período, ahora eso no está tan claro. En la directiva sostienen que “entre hoy (miércoles) y mañana (jueves) tenemos que tener una conversación con Andrés para saber qué es lo que ha pensado hacer en ese aspecto. Tal vez no sería conveniente que encabezara al partido”. Lo que sí está claro, agrega un dirigente, es que si quiere levantar una candidatura por la presidencia del partido apoyado por Larraín, tiene que “hacerlo con todo, no puede hacer una lista ecuménica, donde meta a gente de todos los sectores para que estén todos representados y todos felices. Porque si algo quedó claro después de las parlamentarias, es que podemos volver a ganar. Y esperamos que nos compitan para que le den mayor legitimidad a nuestro triunfo”.

Siguiendo este análisis, en el allamancismo también hay quienes comparten la mirada de algunos dirigentes en cuanto a que podría resultar contraproducente para Allamand echarse sobre los hombros la responsabilidad de presidir RN y, paralelamente, instalarse como el líder de la política de los acuerdos en el Congreso. Por lo que, pese a que no está totalmente claro todavía, “lo mejor podría ser que sólo se abocara a hacer una buena pega en el Senado y recuperar ahí su liderazgo”, plantean algunos de los adherentes del ex ministro. Sobre todo, porque va a tener la competencia del propio Manuel José Ossandón en la Cámara Alta, dedicando todo su tiempo y trabajo a hacerse pieza fundamental en las negociaciones entre oposición y gobierno.

Publicidad

Tendencias