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Jorge Pizarro (DC): “Si hay un fallo aberrante, tendremos que buscar todos los mecanismos para proteger los intereses de Chile” Presidente del Senado critica tesis de las cuerdas separadas en juicio con Perú ante La Haya

Jorge Pizarro (DC): “Si hay un fallo aberrante, tendremos que buscar todos los mecanismos para proteger los intereses de Chile”

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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El parlamentario falangista reconoce diferencias con la actual administración en cuanto a la política exterior, ya que a su juicio ha mostrado un especial énfasis en los acuerdos comerciales, dejando a un lado los aspectos políticos y culturales, particularmente con los países de la región.


Este lunes las comisiones de Relaciones Exteriores de la Cámara y el Senado están invitadas a un desayuno con el Presidente Sebastián Piñera. El presidente de la Cámara Alta, que también está invitado, no podrá asistir, pues este fin de semana viajará fuera del país para participar en el Foro Parlamentario, donde debe exponer justamente el lunes 13. Pero espera que, en la cita, el mandatario dé “toda la información que tenga y pueda entregar” y que “más importante que eso, se defina una estrategia común para enfrentar el fallo, que debe ser consensuada y definida entre todos”, porque lo que no se puede hacer, subraya, es tratar de sacar ventajas políticas.

Insiste en que el resultado de este largo proceso debe ser enfrentado en unidad “sobre la base de una estrategia común, que es lo único que puede garantizar una buena defensa de los intereses de Chile”. Además, explicó que el 27 de enero la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado hará un “seguimiento en directo de lo que es el fallo, después evaluaremos desde el punto de vista político y técnico lo que esto significa. Y el día martes (28 de enero) a las 10 de la mañana nos constituiremos como Sala, de manera especial, para tomar conocimiento de ese fallo y establecer lo que pueda ser la opinión del Senado”.

-El 27 de enero se conocerá el resultado del diferendo limítrofe con Perú, ¿cómo ve usted este proceso que ya está por terminar?
-Bueno, el 27 vamos a conocer exactamente los términos de la resolución adoptada por la Corte. Se ha especulado mucho desde el inicio de esta contienda si la Corte va a fallar de acuerdo a derecho o, como otros tribunales, pueda entrar en una lógica de compensaciones, o de buscar soluciones intermedias o distintas. Y eso es bien importante tenerlo claro desde un principio: nosotros, como Chile, siempre hemos dicho que lo que tiene que hacer la Corte es fallar de acuerdo a derecho y no lo que pueda aparecer como una demanda reivindicativa de algo que no se condice con los tratados vigentes ni mucho menos.

-¿Si no ocurriera eso, si la Corte no fallara en derecho, y siguiera en la línea de los fallos salomónicos como ha ocurrido en otras controversias, qué pasaría?
-Sería una complicación para nuestro país, pero no sólo para Chile, sino también para el resto de los países. Porque, entonces, quiere decir que no importa mucho la vigencia de los tratados, sino que importaría lo que algunos jueces puedan considerar justo o injusto y eso cambia completamente el sentido de la propia Corte. Esa es una primera cosa y es lo que hemos establecido claramente, desde el punto de vista de Chile, desde que Perú armó este caso para poder presentar una demanda ante La Haya. Y lo segundo es que en todo este proceso que implicó la demanda por el gobierno del Presidente (Alan) García, indudablemente significó un acto inamistoso por parte de Perú y ese acto inamistoso que fue rechazado y repudiado por todos los sectores chilenos, en mi opinión, también marca de manera muy fuerte lo que ha sido este proceso, durante los últimos cuatro años.

-¿En ese sentido, cómo evalúa la política del actual gobierno en relación con Perú y en general la política exterior durante estos cuatro años?
-En el caso de Perú, eso está circunscrito a lo que han llamado las famosas ‘cuerdas separadas’. Francamente es difícil entender la política de cuerdas separadas cuando un país lleva ante un tribunal a otro, para cuestionar límites que están vigentes desde hace más de seis décadas. Entonces, siempre era difícil de explicarse por qué Chile decía ‘mire, la demanda está en la Corte y el resto sigue tal cual’. Es evidente que ha primado un interés más comercial que político en esta estrategia de mantener dos cuerdas separadas en la relación con Perú.

[cita]Francamente es difícil entender la política de cuerdas separadas cuando un país lleva ante un tribunal a otro, para cuestionar límites que están vigentes desde hace más de seis décadas. Entonces, siempre era difícil de explicarse por qué Chile decía ‘mire, la demanda está en la Corte y el resto sigue tal cual’. Es evidente que ha primado un interés más comercial que político en esta estrategia de mantener dos cuerdas separadas en la relación con Perú.[/cita]

-¿Entonces, cómo evalúa la gestión del canciller Alfredo Moreno?
-En general, el canciller y la Cancillería han seguido la línea gruesa que se ha venido dando en materia de política exterior los últimos 20 años. Y esa es una mezcla de priorizar todas las instancias de mayor integración, pero aquí claramente con un énfasis más comercial que político. Y creo que en el caso de la relación con Perú eso ha sido muy notorio. Capitales chilenos están invirtiendo en Perú y, a veces, da la sensación de que eso es lo único que importa. Las relaciones entre los países van más allá de las inversiones, más allá de las personas, más allá de los gobernantes. Son permanentes, son entre los pueblos y, sin duda, siempre se debe cautelar lo que son los intereses chilenos en otros países y generar condiciones para que estos puedan desarrollarse. Pero a mí me habría gustado una política un poco más equilibrada, haciendo ver al Perú que los actos inamistosos, como la demanda ante el Tribunal de La Haya, no son gratis y que eso tiene efectos en otras áreas.

-Por lo mismo, ¿cree usted que el fallo tenga implicancias en cuanto a las intenciones que tiene Bolivia de reclamar territorio?
-El argumento de Bolivia siempre ha sido reclamar un acto, llamémoslo así, de equidad o de justicia pidiendo que le devuelvan su territorio. Entonces, claramente, resoluciones de tribunales que vayan en la línea de buscar mayor equidad en materia territorial, o lo que sea, avalan o envalentonan la postura boliviana.

-¿De ahí la importancia de que este tribunal falle en derecho, entonces?
-Lo que pasa es que son casos totalmente distintos. Bolivia está inventando una línea de argumentación que son estos derechos expectaticios, que han llamado. Es decir, ‘mire, mi expectativa futura es tener acceso al mar con soberanía. Y ellos basan esas expectativas en que siempre han planteado ese tema y Chile siempre ha dicho que está disponible para conversar todos los temas, incluso el acceso de Bolivia al mar, pero sin soberanía. Eso lo quieren transformar en una suerte de doctrina que pueda ser acogida por el Tribunal. Pero son casos absolutamente distintos, en la demanda boliviana no hay ninguna posibilidad de que sea aceptada.

-Hay quienes, incluso desde la derecha, han criticado lo que han llamado la política del pisco sour de este gobierno con Perú. ¿Usted coincide en que no se ve muy bien que, en medio de una disputa territorial, el Presidente vaya a Lima e intente mantener una relación mucho más cordial? ¿Eso nos habrá jugado en contra?
-Lo cortés no quita lo valiente, dice el refrán. Uno puede mantener una actitud firme y sólida de rechazo a lo que fue el acto inamistoso de Perú de presentar una demanda ante la Corte de La Haya y, a la vez, con la misma claridad mantener relaciones eficientes y eficaces para el beneficio de ambos pueblos.

-¿Y eso se ha dado en este gobierno?
-Le vuelvo a decir que yo tengo un matiz con la política exterior que ha llevado este gobierno, donde el énfasis ha estado marcado sólo en lo comercial y no en las otras áreas. Y los temas políticos, culturales, son muy fundamentales.

-Ha habido declaraciones del diputado Jorge Tarud que algunos interpretan como que estuviera llamando a desconocer el fallo si es que nos fuera adverso. ¿Cómo debería actuar Chile en el caso de que la resolución no fuera ajustada a derecho, como se plantea acá?
-Debemos actuar como siempre hemos manifestado: con respeto a las resoluciones, a los tratados y al derecho internacional, eso incluye las resoluciones de un tribunal. De manera que, independiente de cuál sea el fallo en sí mismo, el primer criterio que se debe tener en cuenta es mantener esa línea. Lo otro es que frente a un fallo desfavorable, evidentemente, Chile tendrá que ver cómo se implementa y las consecuencias que eso tiene. También, siempre dentro del marco del derecho internacional, nosotros tenemos que evaluar los pasos a seguir. Yo no quiero aventurar juicios, porque nosotros no tenemos ninguna información del contenido del fallo, no sé si el Presidente de la República la tiene, por lo menos hasta ahora ha dicho que no la tiene. Lo que pasa es que a uno le da la sensación de que la euforia peruana y hechos en Perú indican que ellos, a lo mejor, tienen alguna información que nosotros no, de manera que no quiero especular. Pero, evidentemente, si hay un fallo aberrante, nosotros tendremos que buscar todos los mecanismos que permitan proteger los intereses de Chile como corresponde.

-¿Cómo evaluaría, en resumen, la política exterior de este gobierno en relación con nuestros vecinos?
-Está claro que no ha sido fácil. La realidad de las relaciones con nuestros vecinos no es ni muchos menos buena; hemos tenido dificultades con todos. Con Argentina; con Bolivia ni hablar, una situación de enfrentamiento y de descalificaciones a nivel personal del Presidente Evo Morales al Presidente Piñera, que son inaceptables. Con Perú esta ambigüedad donde prima lo comercial por sobre lo político, a la larga ha debilitado la política exterior chilena y eso, me da la impresión, se ha traducido más hacia el Cono Sur porque, salvo con Colombia y México, con el resto de los países también hay una cierta distancia. No digo que sea mala, pero hay una cierta distancia. Con Brasil hay una especie de indiferencia, ni hablar de la situación con Venezuela u otros países de Centroamérica.

-¿Ha habido un retroceso?
-Yo lo plantearía al revés. Va a haber una necesidad de ser mucho más proactivos en la relación con los vecinos latinoamericanos.

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