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La estrategia de «desangramiento comunicacional» de RN tras la fuga de parlamentarios de la colectividad Se espera que sigan las renuncias los próximos días

La estrategia de «desangramiento comunicacional» de RN tras la fuga de parlamentarios de la colectividad

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Dejar las filas a goteras está profundizando la crisis que venía arrastrando Renovación hace años, en el marco de la disputa del sector liberal con la línea, a su juicio, cada vez más conservadora que ha ido adoptando el partido bajo la firme dirección de su controvertido timonel, Carlos Larraín. Así se lograría la permanencia del tema en la agenda pública con un mayor impacto.  


Las recriminaciones entre el oficialismo de Renovación Nacional y los parlamentarios que anunciaron que dejarán las filas de la tienda, los que están en fase de reflexión y quién sabe cuántos más que con  menos bulla también evalúan la posibilidad de unirse a la fuga, han contribuido al consumo de kilómetros de tinta esta semana. Lo que sería parte de la estrategia comunicacional de quienes, desde hace al menos un mes, organizaban el tiro de gracia para el timonel de la colectividad, Carlos Larraín Peña. Ello, porque las múltiples señales de apertura del controvertido dirigente, encontraron poco o ningún eco en sus más acérrimos detractores. Porque da la impresión que la antigua disputa entre liberales y conservadores, que siempre lograron convivir al interior de RN, pasó las barreras de lo político hasta situarse en un plano mucho más personal: la figura de don Carlos, el “patrón del fundo”, como lo llaman sus críticos, aludiendo a la forma como ha manejado la colectividad los últimos ocho años.

De allí que la polémica no haya cesado con la oficialización de la partida de los legisladores; sino, muy por el contrario, en ese momento comenzó la especulación acerca de quiénes son los que seguirán. Eso no sólo genera expectación en el mundo político, sino también en la prensa, por lo que desde la directiva de Renovación y su entorno cercano han concluido que el objetivo de quienes han dimitido y lo harían próximamente –la senadora Lily Pérez y otros diputados, como Marcela Sabat, estarían esperando el momento para hacerlo- es “desangrar al partido” y, de paso, debilitar la figura de Larraín a pesar de los buenos resultados obtenidos en las recientes elecciones parlamentarias. “Los mejores en muchos años”, asegura un dirigente.

En el entorno de los renunciados, comentan que habrá más dimisiones y que se concretarán “cuando sea oportuno”, algo que también llegó hace días a oídos de la directiva, por lo que se ha generado casi la certeza de que no sólo se pretende provocar que la directiva llegue en el peor pie posible al Consejo General del 18 de enero, aún cuando en el mundo liberal tienen conciencia de que las instancias formales de la tienda “están tomadas por Larraín y su gente”. Desde la mesa contraatacan advirtiendo que eso se debe a que “los liberales no han hecho trabajo de partido, no han integrado gente, porque si fuera así se atreverían a competir para cambiar las cosas desde dentro. Lo que están haciendo es porque saben que son minoría”.

Lo cierto es que RN está pasando por su peor momento. Y en la mesa están convencidos de que los liberales “orquestaron las renuncias por gotera, porque el desangramiento provoca una mayor atención comunicacional que un solo impacto”. Lo que ratifican con escenas como la que se vivió el miércoles en la Cámara Alta, hasta donde llegaron los diputados Karla Rubilar, Pedro Browne y Joaquín Godoy a saludar y sostener una breve reunión con la senadora Lily Pérez, justo después que parte de la directiva diera a conocer una declaración pública desestimando las razones esgrimidas por los legisladores para dejar las filas de Renovación. “Qué sentido tiene hacer este show”, se preguntaba un dirigente que pudo observar la llegada de los parlamentarios al Senado.

Mientras tanto, en el partido comentan que, después de lo que ha ocurrido esta semana, “tampoco está tan claro que (Cristián) Monckeberg vaya a seguir pensando en encabezar la próxima directiva, porque se supone que los que se están yendo del partido son de su mismo sector. Pareciera que no va a tener respaldo”. De allí que quienes conocieron de las gestiones del diputado para detener las renuncias, explican que lo que él esperaba es que los cambios que los liberales vienen exigiendo hace años pudieran hacerse desde la institucionalidad, empujados por el sector y con presencia en la directiva para asegurarse de que esta vez sí se implementaran. Lo que no parece que pueda darse en este escenario.

Pero también está el hecho de que en todo lo que ha pasado, el larrainismo ve el fantasma de la mano de Piñera. Aunque los renunciados insisten en que quieren formar un nuevo referente sin “caudillismos”, en el entorno de la directiva no aceptan estas explicaciones y su análisis pasa por el hecho de que al mandatario le convendría que RN esté debilitado para poder pararse desde otra plataforma para intentar volver a La Moneda. Porque, como Larraín lo ha dicho en múltiples ocasiones en estos días, si Sebastián Piñera hubiera vuelto al partido “nada de esto hubiera sucedido”. Sobre todo, porque desde la directiva aclaran que quienes ya han confirmado su partida, “más que liberales son piñeristas”.

De hecho, en la tienda no se explican de manera “razonable” que los liberales hayan esperado justamente hasta ahora, cuando el partido tuvo los mejores resultados electorales en mucho tiempo. Y la respuesta que se dan es que “esta fuga nubla totalmente el triunfo parlamentario” que exhibe la actual directiva. Lo que lleva al hecho de que uno de los principales motivos para todo es que se buscaría “opacar”, además, las figuras de Andrés Allamand y Manuel José Ossandón, que podrían levantarse como eventuales cartas presidenciales de la tienda.

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