Nuevo ministro de RR.EE. atrasó nombramiento del gabinete
Cuentan que fue el jueves en la tarde-noche cuando comenzó a sonar y se cerró el nombre de Muñoz para la Cancillería, que lo que primó es que en estos tiempos se necesita “un peso pesado” del mundo de las relaciones internacionales, “alguien con redes reales y que no sólo conozca a algunas personas”. Una versión que en privado es compartida en la Nueva Mayoría, por lo que valoran que al final se concretara el cambio de nombres.
Por meses fue la carta cantada para dirigir Cancillería a partir del 11 de marzo, pero al final no fue convocado para integrar el primer gabinete de Michelle Bachelet. La caída de José Goñi del ministerio de Relaciones Exteriores se gestó en los dos últimos días y las razones apuntan a que se impuso el currículo de Heraldo Muñoz, considerando que el 2014, sobre todo, será un intenso año en materia limítrofe, relaciones vecinales y regionales.
Goñi encabezó la comisión de RR.EE del comando de Bachelet que definió los lineamientos del programa de gobierno de la Mandataria electa en esta área. Incluso, con el fallo de La Haya en el horizonte inmediato, a principios de año en La Moneda se comentaba que Bachelet ya tenía elegido a su canciller, porque habían existido coordinaciones informales de éste –apuntando a Goñi– con el ministro Alfredo Moreno.
Cuando la Mandataria electa se reunió con el Presidente Piñera en La Moneda, al final fue una reunión a solas, sin asesores, porque Bachelet no quería que quien la acompañara a la cita –que era básicamente para hablar de La Haya– fuera visto como futuro canciller.
[cita]Es cierto que Heraldo Muñoz es amigo personal del ex Presidente Ricardo Lagos, por lo que algunos no descartan que tras la elección de su nombre esté precisamente la sugerencia del ex Mandatario. En todo caso, precisan desde el propio laguismo que lo cierto es que “hubo más empeño para cuestionar a Goñi que para instalar a Heraldo”.[/cita]
Inicialmente el gabinete iba a ser anunciado el jueves; sin embargo, se postergó para este viernes en la tarde. Una de las razones fue precisamente la resistencia que Goñi estaba generando en la Nueva Mayoría para ser ungido como canciller, tal como lo adelantó El Mostrador.
Las versiones del rechazo a Goñi y que su opción había fracasado, comenzaron a consolidarse cuando fue el también PPD, Heraldo Muñoz, el que ingresó al Hotel San Francisco con más de una hora de anticipación al anuncio y no el ex ministro de Defensa de Bachelet en su primer gobierno.
Cuentan que fue el jueves en la tarde-noche cuando comenzó a sonar y se cerró el nombre de Muñoz para la Cancillería, que lo que primó es que en estos tiempos se necesita “un peso pesado” del mundo de las relaciones internacionales, “alguien con redes reales y que no sólo conozca a algunas personas”. Una versión que en privado es compartida en la Nueva Mayoría, por lo que valoran que al final se concretara el cambio de nombres.
Es que, si bien fue en un tono bastante general, desde Tegualda efectivamente se hizo la consulta en la Nueva Mayoría sobre el perfil que debía tener el próximo canciller, una descripción en la que, dicen, Goñi no cuadraba.
Es cierto que Heraldo Muñoz es amigo personal del ex Presidente Ricardo Lagos, por lo que algunos no descartan que tras la elección de su nombre esté precisamente la sugerencia del ex Mandatario. En todo caso, precisan desde el propio laguismo que lo cierto es que “hubo más empeño para cuestionar a Goñi que para instalar a Heraldo”.
Eso, porque en la Nueva Mayoría consideran que el ex ministro de la Segegob de Lagos tiene un currículo que se imponía y validaba solo. Fue embajador representante permanente de Chile en la OEA entre 1990 y 1994, embajador en Brasil hasta el año 98, subsecretario de Relaciones Exteriores de Lagos y después embajador ante Naciones Unidas. “Harto más que el solo hecho de conocer a Cristina Fernández”, acotaron algunos consultados.
Otros dicen que en este escenario pesó que Goñi habría sido el que aconsejó a la Presidenta electa lanzar el gabinete antes de La Haya, lo que no era compartido por todo el bacheletismo ni la Nueva Mayoría y que esto había primado con el correr de los últimos días, la premura de las fechas autoimpuestas y las señales de impaciencia del gobierno de Piñera de querer tener otra voz autorizada para compartir responsabilidades el día del fallo.
