El nuevo presidente del gremialismo, Ernesto Silva, junto al timonel saliente, Patricio Melero, aseguraron que dirán «no» a la Reforma Tributaria.
La nueva directiva de la Unión Demócrata Independiente (UDI) aseguró esta noche que dirá «no» a la reforma tributaria de la presidenta Michelle Bachelet que entra en la recta final con su discusión a partir de este martes en el Senado.
«Nosotros vamos a decir que ‘no’ a esta reforma tributaria porque le hace mal a la clase media y a los emprendedores de Chile», enfatizó Ernesto Silva, que este fin de semana asumió como nuevo presidente del gremialismo.
En rueda de prensa, Silva agregó que su partido espera que el gobierno de la presidenta Bachelet cambie de tono «y pase de un espacio de choque y adversario a un espacio de encuentro y de institución política seria respetando las diferencias».
El presidente saliente de la UDI, Patricio Melero, advirtió que «mañana (el Ejecutivo) va a sufrir una derrota en la estrategia de meter cuñas cuando todos juntos vamos a rechazar esta alza de impuesto porque la creemos inconveniente al país».
«Tenemos minoría en el Congreso pero no somos menos en el país y cada día más chilenos han ido comprendiendo que es posible generar más recursos para la educación, más recursos para la inversión social (…) que una reforma tributaria de la magnitud tan grande como esta que pretende serlo afectando a tanto sectores económicos y sociales del país», añadió.
A partir de abril se generó una fuerte disputa entre la derecha y el Gobierno después de que éste difundiera un video en respuesta a los panfletos que la UDI distribuyó por todo Chile, criticando el alza de impuestos que generará la reforma tributaria.
El ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo llegó a decir en la oportunidad que «me parece que estuviéramos en la guerra fría», para agregar que las «campañas del terror no conducen a nada».
El video del Ejecutivo distribuido a través de las redes sociales explicaba y defendía la reforma tributaria ante los duros reproches de la oposición conservadora y de los grandes empresarios, que consideraban la iniciativa de un «atentado al diálogo».
La campaña audiovisual provocó el rechazo de la oposición, que la consideró ilegal porque hacía publicidad de un proyecto de ley, así como la indignación de los grandes empresarios, que se sintieron atacados y pidieron un debate más sosegado.
