En febrero pasado el sacerdote fue acusado de oficiar una misa, pese a la condena canónica que ya tenía en su contra. Sin embargo, la Congregación para la Doctrina de la Fe no lo amonestó por esto sino por intentar contactar a miembros de la ex Unión Sacerdotal.
El 4 de diciembre de 2013, Fernando Karadima realizó una misa al interior de la capilla del Convento de las Siervas de Jesús de la Caridad, lugar en donde hoy reside. Esto a pesar de que el Vaticano le había ordenado mantener una vida de oración, al comprobarse los delitos de abuso sexual que se le inculpaban.
Denuncias de personas motivaron al Arzobispado de Santiago a investigar los hechos que el 19 de marzo fueron enviados a la Congregación para la Doctrina de la Fe, la que se pronunció siete días después.
El comunicado sostiene que «la misa en cuestión no puede ser considerada una celebración pública, sin embargo, gracias a los antecedentes adicionales aportados por el Arzobispo, la Congregación determinó que se sancionará al presbítero Karadima por intentar frustradamente contactar a miembros de la ex Unión Sacerdotal, con una amonestación canónica”.
Se sostiene además que “el 29 de mayo la amonestación canónica fue comunicada al sacerdote, recordándole severamente lo establecido de manera estricta en el decreto de su condena».
Así el sacerdote tendrá que mantenerse alejado y seguir con la vida de oración que hasta ahora llevaba.
