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La obligada disciplina oficialista que empieza a incomodar al PC Situación más compleja es la de la Presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa

La obligada disciplina oficialista que empieza a incomodar al PC

Nicolás Sepúlveda
Por : Nicolás Sepúlveda Periodista de El Mostrador
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Las declaraciones del embajador en Uruguay Eduardo Contreras abrieron la Caja de Pandora. La tensión que en las últimas semanas ha reinado en la Nueva Mayoría ha hecho que en el Partido Comunista se cuestionen la “disciplina total” con que dicen que han actuado hasta ahora dentro del oficialismo. Cuentan que han tenido que aguantar varias “pasadas a llevar”, y que los dejen fuera de discusiones que para ellos son clave.


«Si él plantea su inocencia en el mal uso de recursos, también es importante que pueda demostrar lo que está diciendo, sobre todo para la Nueva Mayoría y para el gobierno. Si es o no verídico, si hay o no un conflicto de interés con la situación de Penta, él tiene la oportunidad de hacer esa presentación y espero que él lo pueda hacer con toda la responsabilidad que debe tener un ministro de la República». El llamado de Karol Cariola para que el ministro DC de Obras Públicas, Alberto Undurraga, dé explicaciones por aparecer vinculado al Pentagate, fue un síntoma.

En el Partido Comunista comentan que hace tiempo en la colectividad se ha instalado un clima de incomodidad, el que terminó de hacerse evidente con la solicitud DC para que el único embajador de la tienda comandada por Guillermo Teillier –Eduardo Contreras en Uruguay– presentara su renuncia luego que declarara a un periódico de ese país que la ultraderecha y los empresarios estaban detrás de los atentados con bombas, y recordara que la falange había respaldado el golpe de Estado de 1973.

No fue lo único. Luego que Cariola publicara un tuit con la votación de los diputados sobre la indicación que penalizaba el lucro como delito, calificando como “vergüenza” el resultado –en el que incidieron los votos en contra y las abstenciones de varios DC y PPD–, el jefe de bancada demócrata cristiana, Matías Walker, salió a exigir disculpas públicas, y el timonel DC, su hermano Ignacio, reclamó en el comité político.

En la tienda de Teillier recalcan que es natural que estas rencillas se produzcan, sobre todo ante la inminencia de la definición de la reforma educacional, la que inicia esta semana su tramitación en el Senado. Pero más allá de ese hecho coyuntural, en el PC sienten que el resto de la coalición oficialista no ha sabido valorar la disciplina con que la tienda ha enfrentado su vuelta a La Moneda de la mano de Michelle Bachelet.

Son varios los dirigentes que plantean que “no ha servido” el orden y el bajo perfil con que han operado durante los primeros ocho meses de gobierno. Dicen que lo ocurrido con la reforma tributaria, y los cambios que se huelen en la reforma educacional –el anunciado “acuerdo con la derecha” que prometió Ignacio Walker–, van en la línea contraria de lo que piensa el partido, y que la DC ha logrado “avanzar varios metros” con su política de “salir a llorar por los diarios”.

UN PARTIDO ORDENADO

“Nos ha sorprendido cómo funciona el aparato público”, confidencia un dirigente del PC, en relación a la forma de operar de los partidos políticos al interior del Estado. “Lo usan como bolsa de trabajo”, agrega. Varias de las autoridades del partido que asumieron cargos en el gobierno en marzo forman parte de un espacio conducido por Patricio Palma, militante histórico de la colectividad, donde se reúnen a conversar de sus respectivas experiencias.

[cita] Cuentan que la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, no está conforme, que hace pocos días decidió conversar todo en las instancias formales con el gobierno, y que le cerró la puerta al diálogo fluido que sostenía con la titular de Trabajo, pero que, a pesar de eso, sus intervenciones públicas son medidas. Que incluso ante el vendaval de críticas provocadas por el acuerdo de salario mínimo, su conducción fue leal, y que “apostó todo su capital político”. [/cita]

Alguien que ha participado de ese grupo comenta que para todos ha sido difícil el arribo en sus respectivos cargos, pero que, a pesar de eso, han decidido mantener un bajo perfil y no aparecer creando “olitas políticas”.

Los temas laborales son los que han inquietado especialmente a los comunistas. El acuerdo por el reajuste del salario mínimo y el proyecto del multi-Rut –que según sindicalistas deja puertas abiertas para que esta práctica continúe en las empresas–, no dejó conformes a los miembros del PC, “pero se apoyaron pensando en que lo importante eran las reformas laborales”. Sin embargo, las señales enviadas por Hacienda y por la ministra del Trabajo, Javiera Blanco –acotar la prohibición de reemplazar trabajadores durante las huelgas y dejar fuera de la reforma la negociación interempresa–, han encendido las alarmas.

Cuentan que la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa, no está conforme, que hace pocos días decidió conversar todo en las instancias formales con el gobierno, y que le cerró la puerta al diálogo fluido que sostenía con la titular de Trabajo, pero que, a pesar de eso, sus intervenciones públicas son medidas. Que incluso ante el vendaval de críticas provocadas por el acuerdo de salario mínimo, su conducción fue leal, y que “apostó todo su capital político”.

Hace unos meses fue comentario recurrente dentro del PC la marginación de su único subsecretario, Marcos Barraza, de un tema que le preocupa especialmente a la tienda: los cambios al sistema previsional. Y pese a que Barraza es subsecretario de Previsión Social, hoy está dedicado a temas internos del Ministerio, lejos de la discusión relevante sobre el futuro de las AFP, tema que fue asumido por el Ministerio de Hacienda. “Y no ha chistado”, deslizan en el PC.

Lo mismo en la División de Organizaciones Sociales (DOS). A inicios del gobierno, el director de la DOS, Camilo Ballesteros, se encontró con que cerca de 30 funcionarios ligados al PS habían sido contratados en el servicio a su cargo pocos días antes de que él asumiera, y que solo tenía espacio para sumar unos pocos asesores más. No fue lo único, a los pocos días el ministro Elizalde decidió iniciar un sumario en su contra por haber desvinculado a la anterior directora de comunicaciones, Liliana Brusco, quien había presentado una denuncia por acoso laboral.

“Fue el único funcionario sumariado por desvincular a alguien del gobierno de Piñera”, comentan en el PC, y dicen que a pesar de que luego de tres semanas Ballesteros salió absuelto del sumario, sintieron como un “toreo político” la situación, pero aun así decidieron no escalar el tema, y evitar los reclamos públicos.

Cuando Claudia Pascual asumió su cargo como ministra del Sernam, debió enfrentar la disputa comunicacional desde la Segpres comandada por Ximena Rincón –cuentan en la tienda comunista–, donde suman que la tramitación del tema del aborto terapéutico le interesaba particularmente a la ministra Rincón, quien apareció públicamente coordinando el tema. En el PC señalan que ni siquiera hicieron reclamos formales, y que la Presidenta Bachelet ratificó en junio a Pascual como coordinadora de los temas relacionados a aborto, esto gracias a que la ministra “se movió bien” en el Congreso.

Los reclamos no quedan ahí. “Tenemos menos representación que el MAS y que la Izquierda Ciudadana”, exclama un dirigente PC, haciendo alusión a que la repartija de cargos de marzo los dejó sin ninguna intendencia, con solo un Ministerio y una Subsecretaría.

CLIMA INTERNO

En el partido comentan que no ha sido una discusión en las instancias oficiales, producto de la intensa actividad que les ha tocado enfrentar a sus militantes en el último año –por el arribo al gobierno y por tener el doble de parlamentarios–, han tenido “poco pleno del Comité Central, poca Comisión Política”, por lo que el clima agitado que se desató luego de las palabras del embajador Contreras solo ha sido comentado a nivel de autoridades.

A pesar de eso, la sensación es transversal. “La idea es salir a contestar, porque hemos tenido una disciplina excesiva dentro del gobierno, sobre todo ahora que viene una nueva etapa con la reforma educacional en el Senado, donde no tenemos representación”, expresa un dirigente.

La orden que la directiva del partido les dio a sus diputados en el Congreso es que “bajen la tensión con la DC”, pero es algo que se ve difícil ante la coyuntura educacional. “La DC hizo mucha presión antes para que el proyecto saliera como ellos querían, y nosotros no hicimos esa presión y no obtuvimos todo lo que queríamos”, aseguran en la tienda.

El jefe de bancada de los diputados comunistas, Hugo Gutiérrez, ratifica la lealtad que el PC siente que ha tenido con el actual gobierno: “Hemos tenido como centralidad de nuestra política el apoyo a Michelle Bachelet y el cumplimiento del programa, y en eso hemos sido estrictos. Lo relevante para nosotros es dar cumplimiento a lo que se le prometió a nuestro pueblo. Por eso, nuestra apuesta política ha sido volcarnos a cumplir este programa, en los espacios institucionales y también en aquellos donde el partido tiene presencia, como los espacios sociales”.

El diputado agrega, sobre el comportamiento del PC, que “no presionamos las cosas, ni planteamos los temas por los medios de comunicación. Lo conversamos en las instancias pertinentes”. Eso sí, el diputado dice que los episodios de Contreras y Cariola obedecieron a “opiniones personales” y que él no tiene ningún tipo de problema con sus pares demócrata cristianos.

Internamente, los comunistas ven dos posibles salidas para los próximos meses. Una es la línea oficial de mantener el orden y bajar la tensión dentro de la coalición, y la otra es la de salir a responder a los ataques y tomar una postura más ofensiva en términos políticos. Aunque hay distintas visiones, en lo que todos coinciden es en que la discusión educacional será el escenario de las próximas batallas.

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