Ministro de Hacienda descarta que el país se encuentre en una «crisis terminal»
«Claramente tenemos un ambiente de mucha más crispación que lo que es saludable para una economía. Esta crispación tiene efectos complejos para la confianza», sostuvo el secretario de Estado durante un seminario organizado por Moneda Asset Management.
Para el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, el país atraviesa por un estado de crispación que sin duda amerita reflexión, por cuanto afecta a la economía. Pero asegura que es un tema político que debe ser resuelto en la política y que en ningún caso tiene a Chile en una «crisis terminal».
El tema lo abordó el secretario de Estado en la 13° versión del Seminario Internacional de Inversiones organizado por Moneda Asset Management y cuyo tema este año es «LATAM: ¿Se recuperarán las confianzas?».
Ante una audiencia de alrededor de 700 personas reunidas en el Hotel W, Valdés afirmó que «claramente tenemos un ambiente de mucha mas crispación de lo que es saludable tener en una economía. Razones para esto hay muchas, pero quiero mostrar que esta crispación tiene efectos sobre la confianza».
Y dejando claro su perfil tecnocrático manifestó que «el escenario de hoy no es una crisis terminal la que enfrenta Chile, los problemas políticos se enfrentan en la política, están las propuestas de la comision Engel y un conjunto de proyectos discutiéndose en el Congreso haciéndose cargo de esto».
Agregó que «por otro lado creo que hay que hacer un esfuerzo entre todos para lograr mayores niveles de entendimiento. Creo que es importante discutir con quienes no comparten las mismas opiniones, porque discutir con solo los que piensan igual lo único que hace es mantener las ideas encapsuladas».
En ese sentido, se mostró preocupado por el hecho de que organizaciones de distintas áreas «se nieguen a discutir si no es en los términos que ellos exigen o buscan imponer vetos sobre determinadas materias», y también por los debates «cargados de prejuicios y que solo buscan culpables. Me preocupan que algunos digan que todo se ha hecho mal y por otro lado digan que se ejerce un chantaje».
Finalmente, manifestó que «tenemos que estar orgullosos de lo que hemos hecho. Tenemos dos o tres décadas de crecimiento, pero también tenemos que ser conscientes de que no hemos sido capaces de renovar el contrato social. No hemos recogido las necesidades de muchos. La desigualdad es conocida por todos. Ese es el contexto en el que este gobierno asumió, bajo una gran demanda de justicia social».
