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¿Se sobregiró Burgos? Balance político de la salida al caso Riquelme

¿Se sobregiró Burgos?

En el mundo político para muy pocos es un misterio que la relación entre la Presidenta Michelle Bachelet y su ministro del Interior no es de las más fluidas. La situación del director administrativo de La Moneda, Cristian Riquelme, dejó en evidencia nuevamente diferencias entre ambos durante el proceso previo a la renuncia de dicho funcionario. Sin embargo, al final se logró humo blanco.


¿A qué costos se materializó la salida de Riquelme? Las visiones son disímiles. Mientras algunos apuntan a que finalmente la dupla Bachelet-Burgos logró destrabar un problema, empoderando a este último en su cargo, otros aseguran que la situación solo terminó ampliando las distancias entre ambos.

El factor clave en el conflicto veraniego que se generó en Palacio –replicando lo ocurrido con la explosión del caso Caval y los reconocidos errores en el manejo del mismo el año pasado– pareciera encontrarse en el propio actuar del jefe de gabinete. Burgos se la jugó casi desde el minuto uno por la salida del militante PPD, y luego hizo ver públicamente su posición frente a la permanencia de Riquelme en el cargo.

Según explican quienes han conversado con Burgos, este tenía claro hace mucho tiempo que Riquelme se había transformado en un problema político para el Gobierno y que no quedaba otra opción que su salida. Sin embargo, el no contar con el respaldo de la Mandataria frente a esa decisión y, además, la propia negativa del, a partir del lunes, ex administrador de La Moneda, lo puso en un escenario complejo.

En estas condiciones, el democratacristiano optó por hacer aún más clara su posición y en un par de oportunidades en La Moneda, hablando a “título personal”, manifestó a la prensa situaciones que le incomodaban como, por ejemplo, que Riquelme haya omitido gran parte de sus antecedentes en la declaración de patrimonio e intereses que la Mandataria había solicitado el año pasado como parte de un instructivo para la transparencia. Según advierte un legislador oficialista, el ex diputado DC “no estaba en condiciones políticas de tomar una decisión pero sí tenía la presión administrativa porque la decisión le correspondía a él y en esa tensión se tuvo que manejar”.

Efectivamente el cargo de administrador de La Moneda orgánicamente está bajo el mando de la cartera del Interior, y Burgos no estaba dispuesto a ser sindicado como el responsable de mantenerlo en Palacio más allá de que la permanencia de Riquelme fuera de responsabilidad exclusiva de la jefa de Estado. De esta manera, el secretario de Estado se jugó sus cartas, sabiendo incluso que un ministro nunca habla a título personal. El resultado era incierto y la derrota estaba entre las opciones.

Bachelet, por su parte, podría haber optado por la continuidad de Riquelme en su cargo, esto porque no había, hasta el momento de la decisión, ningún aspecto de ilegalidad que lo involucrara. Además, la jefa de Estado podría haber seguido haciendo primar la lealtad del cercano a Peñailillo, ya que este fue el administrador de Palacio también en su primer Gobierno y el encargado de las platas durante su segunda campaña. Si la Mandataria se la jugaba por la segunda alternativa, nuevamente le hacía una afrenta a su jefe de gabinete, quien a fines del año pasado presentó su renuncia debido a que no fue informado del viaje de la Presidenta a La Araucanía.

¿El resultado al final fue favorable para Burgos? Eso para algunos es relativo. El sociólogo y analista Alberto Mayol manifiesto en La Segunda que “un administrador de La Moneda tampoco es el gran personaje de un Gobierno. La salida perfectamente pudo haber sido un tema para el vocero de Gobierno y no para el ministro del Interior y tampoco para la Presidenta”.

Mayol fue más allá y expuso que “el problema es más complicado cuando uno lo ve como que él tiene una responsabilidad como ministro del Interior y, entre esas responsabilidades, es no dejar en crisis a La Moneda cada cinco minutos. Ya van dos crisis en menos de dos meses, que son adjudicables por entero a él».

Sin embargo, el ex diputado DC y analista político Eduardo Saffirio sostuvo que Burgos hizo bien, porque “el papel de un ministro, sobre todo del Interior, es proteger al Gobierno haciendo ver su punto de vista, sin que esto signifique hacer juicio de responsabilidades jurídicas eventuales que en esta etapa no corresponden, porque acá estamos hablando de política”.

[cita tipo= «destaque»] Tras toda la polémica generada por el Caso Riquelme, varios analistas apuntan a que Burgos salió empoderado y que hizo valer su rol como la primera autoridad del gabinete. Sin embargo, otros apuntan a que es cuestión de tiempo para que estalle la bomba que se ha ido acumulando entre Bachelet y Burgos y que éste deje más temprano que tarde las oficinas ubicadas a un costado del patio de Los Canelos.[/cita]

El parto inducido y la molestia PPD

Entre las situaciones que complican el proceso está la forma en que Burgos dio a conocer la salida del militante PPD del Gobierno. “Hay partos naturales y hay partos inducidos”, fue la frase que no cayó nada de bien en el partido de calle Santo Domingo.

Ayer el más probable futuro presidente de la colectividad, Gonzalo Navarrete, explicó que Burgos tenía un acuerdo con la mesa del partido para que la salida de Riquelme fuera decorosa. “Creo que el ministro Burgos se dio un gusto, que no corresponde, porque la conversación que tuvimos el día viernes con él, habíamos concordado que íbamos a ayudar a que esto se resolviera y cuando él habla del parto inducido, creo que es una ventaja innecesaria, la coalición hay que cuidarla, incluidas las palabras», dijo a CNN Chile.

En la misma línea, el ex ministro Francisco Vidal –quien es catalogado, junto a Sergio Bitar, como uno de los padrinos para el nacimiento de los denominados G-90 del PPD– también apuntó a “un gustito” de Burgos y manifestó a CNN que “fue innecesario. Cuando le pides la renuncia, en este caso a Riquelme, no tienes para qué pegarle un palo en la cabeza. Es mejor hacerlo y no decirlo», concluyó el ex titular de la Segegob.

Un legislador de la colectividad fue más allá y acusó que Burgos se sobregiró y que la decisión de bregar para la salida de Riquelme se debe a “un conflicto de poder al interior de La Moneda, ya que a Burgos no le acomodaba que estuviera Riquelme y un grupo de colaboradores también cercanos al ex ministro Rodrigo Peñailillo”. Incluso, apuntó a que la acción pudo haber sido organizada junto al subsecretario Mahmud Aleuy (PS), en la lógica de empoderar al eje PS-DC. Según argumenta, Burgos ha dejado pasar otras situaciones ocurridas en el aparato estatal sin enfrentarlas con la fuerza que lo hizo en este caso.

Por su parte, Mayol apunta a que la frase deja en evidencia la relación del titular de Interior con la jefa de Estado. “Esa relación ya está tensa y el hecho de que él considere que informarle a la prensa es más importante que informarle a Bachelet… no olvidemos que varias veces ha anunciado que le va a informar a Bachelet cierta cosa, para la prensa”.

Sin embargo, otro parlamentario de la Nueva Mayoría y que mantiene buena relación con Burgos, asegura que la frase efectivamente “fue un gustito, pero corresponde a la personalidad ya conocida del ministro”.

¿Empoderado o al borde de la salida?

Tras toda la polémica generada por el caso Riquelme, varios analistas apuntan a que Burgos salió empoderado y que hizo valer su rol como la primera autoridad del gabinete. Sin embargo, otros apuntan a que es cuestión de tiempo para que estalle la bomba que se ha ido acumulando entre Bachelet y Burgos y que este deje más temprano que tarde las oficinas ubicadas a un costado del patio de Los Canelos.

“Vamos a tener que ver cómo termina esta situación (…) el ministro tenía un juicio de que la situación (de Riquelme) cada día empeoraba más desde el punto de vista de los costos políticos y de imagen y desde ese punto de vista lo razonable que haga un ministro del Interior es tratar de que el asunto concluya, para los efectos de que el Gobierno no siga pagando costos”, explica Eduardo Saffirio.

Sin embargo, Mayol plantea que “Michelle Bachelet tiene interés en ver si puede modificar la presencia de Burgos, lo que pasa es que no tiene las condiciones políticas para hacerlo”. Asimismo, apunta a que la Mandataria sabe que Burgos es un personaje complicado y por lo mismo no le pedirá su renuncia de iniciativa propia. No obstante, hay quienes apuntan a que la Presidenta y el jefe de gabinete, tras el episodio del viaje a La Araucanía, donde ella no le aceptó la renuncia, habrían acordado una fórmula o los parámetros para una posible salida pactada del Gobierno.

Con todo, un parlamentario socialista plantea una posición más intermedia: “La relación de confianza entre Burgos y Bachelet es exactamente igual que la que tuvo con Velasco, con Pérez Yoma y con Zaldívar, pero el ministro del Interior tiene que actuar con esa confianza o no, porque no hay país que resista sin un ministro del Interior”, recalcó.

El posible empoderamiento de Burgos es visto también por algunos como un triunfo de la DC, para aumentar su influencia en Palacio y de cara a las negociaciones electorales que vienen en el futuro. También hay quienes visualizan que la resolución de un conflicto obligará a la DC, además, a bajar las críticas al Gobierno.

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