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ME-O bajo el síndrome del Coyote El eterno candidato presidencial enfrenta complejo escenario pero seguirá persiguiendo su objetivo

ME-O bajo el síndrome del Coyote

El líder del PRO, al igual que la famosa animación televisiva que perseguía a la veloz ave, una vez más tenía un buen escenario para intentar cazar a su presa –el sillón presidencial–. Sin embargo, las vinculaciones que se le hacen con el supuesto financiamiento irregular de su campaña para muchos representan un acantilado difícil de superar. Al igual como ocurrió en 2009, cuando le faltaron 9 puntos para llegar a segunda vuelta, o en 2013, cuando debió enfrentar a una casi indestronable Michelle Bachelet, ME-O tiene un camino cuesta arriba. El ex díscolo ni siquiera ha pensado en renunciar a sus aspiraciones y, tal como dijo el autor inspirador de la caricatura, el ex socialista apuesta a que  “los coyotes hambrientos pueden comerse un correcaminos”.


“Voy firme”. Cual eslogan, Marco Enríquez-Ominami responde cuando le preguntan sobre si sus aspiraciones presidenciales siguen en pie, a pesar de los hechos que lo instalan dentro del escándalo que sacude a la clase política por financiamiento irregular de parte de SQM y otras empresas. A lo que se suma ahora la omisión de información sobre gastos electorales por el uso de un jet privado, prestado por una empresa brasileña ligada al PT, durante la contienda presidencial de 2013.

ME-O no piensa retroceder en sus intenciones de llegar a La Moneda. En el círculo cercano del ex candidato presidencial se reconoce que las últimas situaciones públicas han sido duras, pero apuntan a que el líder del PRO seguirá siendo competitivo y que superará una situación “inventada por los fácticos”. De hecho, aseguran que las encuestas que han revisado en las últimas semanas lo siguen manteniendo en los primeros puestos para las presidenciales de 2017.

Sin embargo, hay quienes apuntan, tanto en Chile Vamos como en la Nueva Mayoría, a que el ex díscolo perdió credibilidad y con ello cavó su tumba ante una eventual opción presidencial. Es más, en el oficialismo cada vez son más las voces que advierten que no hay ninguna posibilidad de que, por ejemplo, compita en una primaria del bloque. Desde ese mismo sector fueron las críticas más duras cuando se reveló lo del jet de campaña.

De hecho, el propio ex Presidente Lagos, quien suena con fuerza como la carta de la NM, el martes pasado en la sede de Valparaíso del Congreso –cuando asumió su hijo, Ricardo Lagos Weber, como líder de la mesa del Senado–, no le otorgó ninguna palabra al asunto. Ante la insistencia del por qué no se refería a ME-O, el ex Mandatario sostuvo: “Porque no tengo necesidad”.

Con todo, y tal como en la famosa serie de dibujos animados, Enríquez-Ominami se ha transformado en una especie de coyote detrás del correcaminos. Cuando todo indica que está a punto de atrapar al veloz plumífero, algo sucede y la presa se escapa. Al parecer sus fortalezas e ideas no son suficientes por el momento y, tal como los productos ACME, solo representan instrumentos de esperanza para obtener el sillón presidencial.

Un camino con obstáculos

El director de televisión exitoso que era Marco Enríquez-Ominami en 2005 dio un giro a su vida, cual lotería. Ese año Michelle Bachelet y el PS incitaron al mundo de la sociedad civil a que entraran en la política activa para renovarla. ME-O, junto al actor Álvaro Escobar, aceptaron el desafío.

El director y el actor postularon a la Cámara de Diputados. El primero apostó por el distrito rural N° 10 de la Región de Valparaíso, el segundo por el distrito N° 20, compuesto por las comunas de Maipú, Estación Central y Cerrillos. Ambos ganaron y al poco tiempo sus visiones similares dieron paso al grupo denominado “los díscolos”.

El discolaje de los políticos-artistas, los llevó a tal punto que decidieron lanzar su candidatura –en ese entonces, la consigna entre ambos era “aunque hagamos el ridículo”–. Aunque ME-O partió marcando cero punto en las encuestas, el hijo de Miguel Enríquez aseguraba que lo importante no era el respaldo en los sondeos sino la tendencia. Junto a un grupo de militantes envió una carta a la dirección del PS pidiendo elecciones primarias entre él y Eduardo Frei para dilucidar al candidato de la Concertación, pero eso no se produjo. Ante la negativa, el 12 de junio de 2009 renunció al PS y el 10 de septiembre oficializó su candidatura independiente.

Según explican quienes participaron de esa campaña, los medios de comunicación de derecha “levantaron a ME-O porque les servía para bajar a Frei”. De hecho, el candidato se dio varios gustitos en esa contienda, utilizando gran irreverencia, y conceptos como cambio y renovación y zamarreando a la coalición oficialista y su candidato por la izquierda. Sin embargo, según señalan sus cercanos, “los mismos medios buscaron bajarlo cuando se dieron cuenta de que podía ser una amenaza e incluso inventaron una serie de acusaciones en su contra”. Se caía el respaldo del producto “ACME”.

En las elecciones de 2009, ME-O obtuvo finalmente casi un millón 400 mil votos que representaron el 20% del electorado, 9% menos que Eduardo Frei, la carta concertacionista, en una primera vuelta que ganó Piñera con el 44% de los votos. No hubo segunda vuelta para el hijo adoptivo de Carlos Ominami, quien a solo cuatro días del balotaje entregó su respaldo a Frei, preocupándose de no mencionarlo.

“Ante esta coyuntura histórica, ante esta incertidumbre de que la derecha pueda llegar a impedir la marcha de Chile hacia el futuro, es de mi responsabilidad contribuir en lo que pueda para que eso no ocurra. Por tanto, declaro formalmente mi decisión de apoyar al candidato de este pueblo, el del 29% de los chilenos que votaron el 13 de diciembre», dijo entonces. La frase fue interpretada como un apoyo muy tenue en la DC, situación que la mayoría de ese partido aún no olvida ni perdona.

En 2010, Marco Enríquez-Ominami funda el Partido Progresista (PRO), esto, en medio de acusaciones de firmas falsas. La colectividad sería la plataforma para su nueva aventura presidencial. Recorriendo el país e incluso marchando como actor secundario en las movilizaciones estudiantiles, el horizonte se veía auspicioso.

El camino un tanto silencioso de ME-O, se puso pedregoso cuando Michelle Bachelet confirmó, en marzo de 2013, que sería candidata presidencial. La misma que, según el diario británico Financial Times, en ese entonces podía “traficar osos pandas sin dañar su imagen”. Sin opciones de primarias parlamentarias el PRO optó nuevamente por la independencia y llegar a primera vuelta.

La cacería se ponía aún peor al irrumpir Franco Parisi como la carta de renovación de la política, una cara nueva y con un discurso más rupturista hacia la elite. Conjuntamente, otra serie de candidatos marginales tomaban las banderas de la izquierda. “Todo el mundo lo dio por muerto”, dice uno de sus cercanos. Finalmente, ME-O obtuvo el tercer lugar en primera vuelta con un 11% de los votos, tras Michelle Bachelet que obtuvo casi el 47%, y el 25% de Matthei. Nuevamente, se escapaba la oportunidad.

“Ahora sí es el momento”, “la tercera es le vencida”, decían varios de los presentes en la sede de campaña de Avenida Salvador, el 17 de noviembre de 2013, tras las elecciones presidenciales. Al poco tiempo de los comicios, ME-O nuevamente dejaba en evidencia sus intenciones de llegar a la Presidencia de la República. Con pocas cartas en el oficialismo, y algunas en la oposición, Marco Enríquez-Ominami iniciaba su nueva cruzada. Sin embargo, los hechos de posible financiamiento irregular de campaña, para algunos representan una caída hacia el acantilado -aunque no se sabe si habrá aterrizaje con nube de polvo incluida– tal como en la animación de Warner Brothers, que como coincidencia tiene el mismo apellido de Cristián, el mano derecha de Enríquez-Ominami, quien prestó asesorías a SQM que podrían complicar la situación del líder del PRO.

Como Allende, Lula y Miterrand

Enríquez-Ominami utiliza permanentemente una frase del ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton: “Un buen candidato es alguien que tiene buenas razones para ganar y buenas razones para perder”. En esa línea, MEO no tiene ninguna intención de desistir de sus aspiraciones presidenciales.

[cita tipo=»destaque»]Quienes apuestan por que en algún momento ME-O “atrapará al correcaminos”, recuerdan casos que el propio ex díscolo menciona como paradigmáticos. Por ejemplo, el de Salvador Allende, quien participó en las elecciones presidenciales de 1952, 1958, 1964, antes de lograr el triunfo en los comicios de 1970 y ser ratificado por el Congreso Pleno.[/cita]

Quienes apuestan por que en algún momento ME-O “atrapará al correcaminos”, recuerdan casos que el propio ex díscolo menciona como paradigmáticos. Por ejemplo, el de Salvador Allende, quien participó en las elecciones presidenciales de 1952, 1958, 1964, antes de lograr el triunfo en los comicios de 1970 y ser ratificado por el Congreso Pleno.

También saca a la luz casos de líderes extranjeros, como el del ex presidente francés François Mitterrand, quien tuvo malas experiencias electorales antes de convertirse en el mandatario que más tiempo ocupó el cargo en ese país. Asimismo, el caso de Luiz Inácio Lula da Silva, quien postuló tres veces antes de convertirse en presidente de Brasil.

Pero, hay quienes aseguran que nunca logrará el objetivo. Uno de ellos es el diputado PPD, Jorge Tarud, quien también tiene aspiraciones presidenciales. “Si bien él intenta hacerse la víctima, lo que ha pasado es que él no ha dado la cara frente al país, ante los hechos que lo involucran con facturas y boletas falsas de su entorno, nada menos a la empresa donde parte de los dueños era el yerno de Pinochet y que una empresa corrupta de Brasil financió un avión que él no declaró ante el Servel, esos antecedentes y el silencio por meses que ha mantenido, claramente han imposibilitado de que él sea Presidente de Chile y creo que no va a llegar nunca”, explicó tajante el parlamentario a El Mostrador.

“Faltan 22 meses y la gente tendrá que elegir entre Lagos, Piñera, Isabel Allende o Marco, no vemos por qué no competir”, dicen por su lado los cercanos del líder del PRO. Tal como lo expresó Tarud y al igual que el coyote y el correcaminos, ME-O ha optado por el silencio, solo interrumpidos por algunos “bip bip” en las redes sociales. Según explican sus cercanos, este no quiere responder a emplazamientos de “gente que está muy cuestionada y menos caer en la agenda de los poderes fácticos”. Según explican, Enríquez-Ominami recorrerá nuevamente Chile y “hablará cuando lo considere prudente”.

Pese a la serie de obstáculos, y tal como se expresa en el libro Roughing it de Mark Twain, que inspiró el dibujo animado norteamericano de ambos animales, ME-O no se dará por vencido, ya que –según expresa su andar en la política y tal como plantea el escritor– “los coyotes hambrientos pueden comerse un correcaminos”.

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