Ante los destrozos ocurridos ayer en la iglesia de la Gratitud Nacional, la mandataria afirmó que “no vamos a aceptar que se atropellen las creencias de los demás». En tanto, la alcaldesa Tohá pidió que se redistribuyan los recorridos de las manifestaciones.
La presidenta condenó los hechos registrados ayer en medio de la marcha estudiantil que terminaron con un Cristo destruido, calificándolos como «absolutamente inaceptables».
“Chile siempre ha sido un país de respeto a los distintos credos religiosos y sin duda que creemos que tiene que seguir siendo así”, expresó Michelle Bachelet, puntualizando que “no vamos a aceptar que se vulnere el derecho, que se atropelle, que se ofenda a las creencias de los demás, porque con ello además se rompen las reglas de convivencia básicas que tenemos que tener entre todos los ciudadanos”.
La jefa de Estado recalcó que “no tiene nada que ver manifestar pacíficamente ideas sobre la educación con los hechos de violencia y el vandalismo que hemos visto en el día de ayer, por eso lo repudiamos completamente”.
Por su parte, luego de ispecccionar los saqueos en la iglesia de la Gratitud Nacional, la alcaldesa de Santiago, Carolina Tohá, planteó que «tiene que haber una forma más justa y más equitativa de distribuir los recorridos de las manifestaciones» y que las organizaciones deben abrirse a esa posibilidad.
«Lo que pasó ayer ha conmovido al país, es un acto de violencia brutal que ofende a muchos chilenos que son creyentes y a los que no lo somos nos causa preocupación”, expresó la edil.
Asimismo, el provincial de los Salesianos en Chile, Alberto Lorenzelli, indicó que “muchas veces hemos hecho presente que las marchas tienen que diferenciarse, porque terminan siempre aquí y, lamentablemente, terminan con gestos de violencia contra este Monumento Nacional, que tiene un significado para toda la nación. Nosotros hemos pedido desde hace mucho tiempo que aquí se cree un piquete de protección».
