Además defiende su obra «El otro Modelo», destacando que tiene «más vigencia que hace tres años»
Según el militante del PS, de ser así, quienes se opusieron a las reformas serían premiados. «Más bien ocurre lo contrario, porque lo que hay es rechazo a la república binominal y su elite, no a las reformas. ¿Alguien puede realmente creer que quienes marchan pidiendo el fin de las AFP lo hacen en defensa del proceso de modernización capitalista?».
Hace una semana, Fernando Atria manifestó su interés por ser precandidato presidencial. Ahora, se toma un tiempo para defender su obra, «El otro Modelo», que ha sido acusada de sobreinterpretar el movimiento de 2011; rechazar lo construido durante los últimos 20 años; proponer la demolición del modelo; y demonizar el lucro.
Pero ahí no hay nada de eso, dice el militante del PS. «El libro expresamente se niega a optar entre quienes celebran esos 20 años y quienes lo critican, porque desde ambas posiciones es posible converger en el punto desde el cual este libro comienza», argumenta.
Lo propuesto en el libro, según él, es una transformación real pero gradual, que distingue lo estatal de lo público y que anuncia, en su propio subtítulo, «la posibilidad de que iniciativas privadas desempeñen genuinamente funciones públicas».
Atria explica que «El otro Modelo» tiene como objetivo rescatar lo público: en lo político, mediante una nueva Constitución, libre de trampas; en lo social, introduciendo la noción de derechos sociales; en lo económico, reconociéndole al Estado un rol relevante en la asignación de recursos.
Según el abogado constitucionalista, todo esto sigue vigente y es necesario un momento relegitimatorio, que incluya una asamblea constituyente. A su juicio, su libro dio en el clavo, porque la lógica de los derechos sociales se sigue expandiendo. «Entender que los derechos sociales no se pueden proveer como mercancías, y construir un régimen que les sea adecuado, es hoy más importante que antes».
Sobre la baja aprobación del gobierno, Atria vuelve a insistir que no es un rechazo al contenido de las reformas, ya que si así fuera, quienes se opusieron a ellas serían premiados. «Más bien ocurre lo contrario, porque lo que hay es rechazo a la república binominal y su elite, no a las reformas. ¿Alguien puede realmente creer que quienes marchan pidiendo el fin de las AFP lo hacen en defensa del proceso de modernización capitalista?».
Por último, señala que hay mucho que criticar y aprender de los problemas que ha enfrentado el gobierno: «de la importancia de formular cuidadosamente las reformas, de las causas de tanta oposición interna, del modo en que el propio gobierno contribuyó a dificultar las reformas. Todo esto y mucho más es importante, pero no implica apoyo al modelo de los últimos 30 años. Eso sí que sería un fenomenal error de diagnóstico», dice en La Tercera.
