En La Semana Política, el escritor y antropólogo social Pablo Ortúzar habló de su libro El poder del poder y acerca de cómo se inicia un nuevo orden en el mundo con equilibrios de poder en el que las víctimas del capital dejan de ser invisibles.
Pablo Ortúzar es antropólogo social de la Universidad de Chile y escritor del libro El poder del poder. En su relato intenta dialogar con la tesis de Moisés Naím en El fin del poder, respecto a la pérdida del mismo por parte de los distintos estados e instituciones.
Su autor agrega que evita abordar teóricamente el problema para así hacer un mapa más general y ver qué pasa cuando el poder pierde autoridad y cómo se recupera. Explica que el poder normal “se legitima a través de chivos expiatorios” y que se puede ver operando, por ejemplo, a través de Donald Trump con la idea de que los mexicanos son malos y que América será “great again”. Ortúzar plantea que existe la pretensión de que a la vuelta de la esquina habrá un nuevo orden.
“La idea del libro es calzar una alternativa”. Señala que a lo largo de la historia hay un avance por la preocupación por las víctimas, ya que hoy es más difícil esconderlas del orden para legitimarlas: “Se puede pensar que es posible un orden que no esconda a sus propias víctimas”.
Mirko Macari, el director periodístico de El Mostrador, añadió que ahora las víctimas tienen visibilidad y hasta parlantes. “Eso pone nerviosos a los que eran como sumo sacerdotes”, ironizó en el programa de El Mostrador TV.
Por otra parte, Ortúzar cree que las contradicciones internas de las formas políticas son más o menos visibles y que están “cambiando el mundo por completo”. Argumenta que la globalización y el cosmopolitismo tuvieron un momento de oro mientras que las víctimas de esa globalización quedaron atrás y se fueron amontonando. Para Makari, esto implica que se cierra el ciclo de la globalización neoliberal y se abre una nueva era.
“El mundo que va a emerger nadie sabe cual es”, agrega el autor de El poder del poder y asegura que generalmente los procesos de transformación adquieren formas violentas y que es imposible llegar a un orden sin víctimas. Lo ejemplifica nuevamente con Donald Trump, ya que él hablaría por las víctimas pero que pondría como chivos expiatorios a los mexicanos ilegales: “Ese tipo de movimientos uno los registra a través de la historia”.
En este sentido, para él el progresismo se encantó con otras ideas mas ideológicas y no está monitoreando a las víctimas concretas del capital, que llegan a estar marginadas.
