Publicidad
Mario Aguilar: “El sistema educacional chileno está formando una generación de niños enfermos” El presidente que proviene de la disidencia del Colegio de Profesores asumirá este lunes

Mario Aguilar: “El sistema educacional chileno está formando una generación de niños enfermos”

Macarena Segovia
Por : Macarena Segovia Periodista El Mostrador
Ver Más

El dirigente que lideró las explosivas movilizaciones que protagonizaron los profesores el año 2014, con el fin de tener mejores condiciones laborales, asegura que durante su periodo a la cabeza del gremio se ampliarán las demandas, con el fin de realizar cambios profundos a un sistema educacional tecnocrático, que tiene el objetivo de “adiestrar” a los estudiantes para que rindan en una serie de pruebas estandarizadas.


Este año 2017 trae consigo una nueva etapa al interior del Colegio de Profesores. Tras varios periodos conducido por el dirigente del Partido Comunista Jaime Gajardo, una nueva fuerza llega a la presidencia de uno de los gremios más fuertes del país. Mario Aguilar, dirigente de la denominada “disidencia” –que estalló en las movilizaciones de 2014 por la modificación a la Carrera Docente y se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para los dirigentes comunistas y el Gobierno de la Nueva Mayoría– asumirá este lunes 9 de enero la presidencia de la entidad.

Aguilar llega anunciando cambios profundos al estatuto del Colegio de Profesores, con el fin de “generar una organización mucho más democrática”, cambios centrados en “la consulta a las bases para las decisiones, que sean obligatorias y vinculantes. De manera que la dirigencia no tenga un cheque en blanco, como se entendía hasta ahora”, señala.

El dirigente detalla que mantendrán la postura crítica y totalmente autónoma ante las propuestas de cambios a nivel educacional que han sido presentadas por el Gobierno, teniendo como principal aliado al “movimiento social”. También, como Colegio de Profesores, se incorporarán oficialmente a la Coordinadora No+AFP y afianzarán los lazos con los estudiantes, rectores, el mundo académico, apoderados, “pero no con la clase política”.

Además de todos los cambios anunciados, Aguilar afirma que como gremio profundizarán “en el debate pedagógico, en lo que pasa en el aula, el currículum y toda la mercantilización que le ha hecho tanto daño a la educación pública”.

-Respecto al sistema educacional chileno, ¿cuál es la postura que usted tiene de la educación escolar, que está dividida en tres bloques: pública, privada y particular subvencionada?
-Somos muy críticos de este sistema único en el mundo, donde el Estado financia al sistema privado, lo que nos parece una tremenda distorsión. Es un sistema proveniente de la Ley General de Educación, creada en el primer Gobierno de Michelle Bachelet, la que establece que el Estado tiene la misma obligación con la escuela pública y la privada. Pero en todos los países donde hay buena educación se parte del principio de que el Estado debe financiar a la educación pública, la que por su condición y naturaleza debe ser siempre favorecida.

-Teniendo en cuenta que la mayoría de los cambios a nivel educativo se han dado bajo los gobiernos de la Concertación y la actual Nueva Mayoría, ¿cuál es el legado que deja este bloque para la educación chilena?
-El legado es frustración respecto a un compromiso de cambios profundos que no se han concretado. En ninguno de los proyectos de ley se ha cumplido la promesa de cambiar la educación de mercado por un nuevo paradigma, ni en el proyecto de Inclusión, ni en el de Carrera Docente, de Reforma a la Educación Superior, menos en el de desmunicipalización. Por lo tanto, son promesas incumplidas, una reforma superficial, casi un maquillaje al sistema, pero la esencia del modelo de mercado sigue siendo la centralidad en el modelo educacional chileno.

-¿Se asumen las críticas a la supuesta “mala educación” que brindarían los colegios municipales, teniendo presentes sus resultados en pruebas estandarizadas como el Simce o los bajos puntajes obtenidos por los estudiantes en la PSU?
-La verdad, sorprende la poca calidad de los análisis que se han hecho estos días, a propósito de la PSU, porque no hay ningún filtro. Se hace un ranking sin aislar variables y el principal factor que explica la diferencia entre colegios particulares y municipales en términos de rendimiento de las pruebas estandarizadas es el factor socioeconómico. Entonces, cuando se hace un ranking y se comparan sin determinar la variable “nivel socioeconómico”, ese análisis no tiene ninguna validez. Cuando se comparan los resultados por quintil socioeconómico, se toma un colegio particular que tiene niños de un determinado nivel socioeconómico, con uno público del mismo nivel socioeconómico, los resultados del particular no son mejores, son iguales, muy similares.

[cita tipo= «destaque»]Para Aguilar, el punto más complicado es el de la viluntad política. “En la educación hay muchos intereses en juego y varios miembros de la política están ligados a esos intereses de negocios empresariales, a veces incluso ideológicos. Pero nosotros tenemos que crear y así tener las condiciones políticas para hacer los cambios”.[/cita]

Dicho esto, sin duda alguna la educación chilena tiene muchas deficiencias y su principal deficiencia es que no corrige las brutales desigualdades que tiene nuestra sociedad. La educación debiera ser un factor de movilidad social y en Chile la educación es un profundizador de las desigualdades y de la segregación, esa es la gran falencia del sistema educacional chileno.

-Durante la campaña de las elecciones del Colegio de Profesores, y durante las movilizaciones de 2014, ustedes apuntaron en la situación en el aula. ¿Qué análisis hacen de la situación que se reproduce día a día en las salas de clases?
-Este es un análisis crucial que nosotros queremos poner sobre la mesa con el Mineduc y otros agentes. En Chile, se estudia muchas horas en función de adiestrar para las pruebas estandarizadas, lo que ha sido criticado bastante en estudios internacionales. Cuando usted tiene un sistema altamente estandarizado, finalmente el sistema termina trabajando para las pruebas, no para educar en el sentido integral y amplio del término. Además, nuestro sistema tiene una sobrecarga de horas absolutamente exagerado. Los estudiantes chilenos estudian en promedio 1.300 horas al año, esto es absolutamente exagerado, en Finlandia el promedio anual es de 800 horas.

Por lo tanto, nosotros creemos que hay que poner en el análisis la pertinencia de la jornada escolar completa, que para nosotros no ha tenido un buen resultado. Estamos exactamente a 20 años desde que se comenzó a implementar la JEC y creemos que a estas alturas hay antecedentes más que suficientes para hacer una evaluación, y nosotros creemos que los resultados no han sido  satisfactorios. Se terminó utilizando la extensión horaria de colegios para generar más adiestramiento para las pruebas estandarizadas y no para talleres o actividades complementarias, que supuestamente iba a ser el sentido.

-En los últimos años también ha estado bajo la lupa la revisión de los contenidos, las mallas curriculares, hasta se ha llegado a reducir horas para las materias más humanistas, como Historia, o se ha querido eliminar la filosofía de los contenidos obligatorios. ¿La tecnocratización de la educación superior se está expandiendo hacia la educación escolar?
-Probablemente Chile sea uno de los países más estandarizados del mundo. La mayoría de los países viene de vuelta de eso y debemos revisarlo. Nosotros no tenemos un currículum integral, es sesgado, en función únicamente de los rendimientos de las pruebas. Los niños han perdido el derecho a una educación completa, cada vez juegan, cantan y pintan menos, hacen menos deportes y teatro, porque finalmente todo termina concentrándose en tres o cuatro áreas del currículum, y esto les impide a los niños desarrollar sus capacidades.

Todo esto es finalmente adiestrar, y nosotros queremos recuperar la función de la escuela y de un sistema educacional  que forma buenas personas, en un sentido amplio del término, críticas, pensantes, sensibles, emocionalmente equilibradas, eso el sistema educacional chileno no lo hace, estamos muy lejos de eso. Es más, estamos formando una generación de niños enfermos.

-Con este objetivo de hacer un cambio en el sistema educativo en un sentido más holístico, ¿qué cambios, respecto al rol que cumplen los profesores en el sistema educativo, y en sus condiciones laborales, van a impulsar como prioridades?
-En la educación estandarizada, el profesorado termina siendo un aplicador de determinados diseños que se realizan por una tecnocracia imperante, por lo tanto, se le resta autonomía al profesor y eso es un error, porque finalmente quien conoce mejor a sus estudiantes, quien conoce sus particularidades es el profesor. De hecho, todas certificaciones buscan que el profesor no salga de un riel que está definido desde arriba. Esto tiene a la educación chilena en una profunda crisis, porque finalmente lo que ocurre en el aula es que nadie es feliz, en los profesores, ni los estudiantes, ni el sistema propicia el gusto por el aprendizaje, todo es forzado, a presión.

Hoy en día nadie lo pasa bien en la sala de clases. es bien duro y crudo lo que estoy diciendo, pero es la realidad.

-¿Existe voluntad a nivel social y político para cambiar esta situación que describe?
-Como profesores tenemos que generar esta voluntad, muchos padres quieren obviamente lo mejor para que sus hijos sean felices, pero, a su vez, se ven presionados por esta publicidad de la estandarización que bombardea la televisión. Influenciados por los rankings que publican, es natural que toda familia quiera que sus hijos accedan a la educación superior, por lo tanto, sí le preocupan los puntajes PSU y todo aquello, pero todo a partir de falta de información y falta de debate. Estoy seguro que poniendo este tema en discusión y aportando los antecedentes de lo que debiera ser una verdadera educación, lo que no ha sido difundido por los círculos de poder y por los medios de comunicación en las últimas décadas, la visión de los padres y apoderados va a cambiar.

Para Aguilar, el punto más complicado es el de la voluntad política. “En la educación hay muchos intereses en juego y varios miembros de la política están ligados a esos intereses de negocios empresariales, a veces incluso ideológicos. Pero nosotros tenemos que crear y así tener las condiciones políticas para hacer los cambios”.

Tras asumir este lunes 9 de enero, el bloque denominado “la disidencia” comenzará una campaña especial para colegiarse, con el fin de “fortalecer el gremio –que cuenta con 52 mil profesores aproximadamente– para estar en mejores condiciones para todas las luchas que hemos nombrado”.

Publicidad

Tendencias