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Francisco Figueroa y su descarnada crítica al personalismo de Alberto Mayol

Francisco Figueroa y su descarnada crítica al personalismo de Alberto Mayol

«En política, el talento individual en sí mismo es inútil. Especialmente cuando está puesto al servicio de impresionar y llamar la atención sobre uno mismo y no de construir claridades y voluntades colectivas», sostuvo el coordinador de Izquierda Autónoma.


El coordinador de la Izquierda Autónoma y candidato a diputado por el Frente Amplio, Francisco Figueroa, hizo una descarnada crítica al personalismo del precandidato del bloque Alberto Mayol.

A través de su cuenta en Facebook, comenzó aclarando que no es un «enemigo» del académico, como aparece en una nota publicada ayer en La Tercera. Sin embargo, explicó que «lo que sí es cierto es que tengo y tenemos diferencias con él. Y pienso necesario explicarlas para evitar malentendidos y que la prensa siga pauteando nuestro -pobre, hay que decirlo- debate interno».

En ese sentido, ejemplificó su punto recordando una escena aparecida en la popular película de los años 80´: «En busca del arca perdida». «Indiana Jones se enfrenta con un espadachín. El espadachín se abre paso entre la multitud y hace gala de un manejo talentosísimo de su sable, haciéndolo girar con mucha destreza, para asombrar a la multitud y amenazar a su adversario. Indiana Jones lo deja hacer su juego, hace un gesto de aburrimiento, saca su pistola y le dispara. Luego sigue corriendo en busca de no recuerdo qué. La escena es muy breve y no tiene ninguna relevancia en la trama. Es sólo un pequeño gag de humor blanco, bastante teñido de supremacismo occidental, hay que decirlo, como todas las películas hollywoodenses ambientadas en Medio Oriente. En política, el talento individual en sí mismo es igual de inútil que en esta escena. Especialmente el talento individual puesto al servicio de impresionar y llamar la atención sobre uno mismo y no de construir claridades y voluntades colectivas», hizo hincapié Figueroa.

«Inútil porque nos deja indefensos, en actitud pasiva y expectante ante las demostraciones de talento del «líder», más como barra de fútbol que como militantes políticos. Esto siempre entorpece la construcción de capacidades colectivas y racionales de entendimiento y conducción política», recalcó.

«El personalismo, caudillismo y derivados, son un problema más viejo que el hilo negro, pero prende mucho en momentos de crisis de representación y cobra nueva vigencia bajo la extrema marketización de la política. Hay quienes sostienen que da lo mismo y que incluso puede ser una fortaleza en tiempos electorales, porque la gente vota por personas y mientras más sagaces sean estas personas, mejor se comunica un mensaje y más votos se sacan. Pienso que eso es un error. La batalla electoral no se puede «separar» de la batalla central que estamos librando: construir fuerza política transformadora. O colabora con ésta o la entorpece, pero nunca es neutral. Y para construir fuerza política, ponerse a disposición, y no encima, de la voluntad colectiva, es un principio irrenunciable», insistió el líder de Izquierda Autónoma.

«Con sus actos, Alberto Mayol ha demostrado pensar distinto. El Frente Amplio es secundario, los procesos sociales son paisaje, en el centro, el comienzo y el final, siempre está él. Esto ya lo hemos visto antes (siendo Marcel Claude la versión más triste) y nunca sale bien. Es más un subproducto del desarme de la izquierda que una respuesta. Lo peor es que, más allá del personaje, esta rutina impide reconocer las diferencias que efectivamente existen al interior del Frente Amplio para deliberar racionalmente, construir acuerdos y fortalecernos de cara a los enfrentamientos con la política de los de arriba. La más sustantiva de esas diferencias, completamente invisibilizada por el distorsionado escenario pre-primarias, tiene que ver con la amplitud de la alianza social que queremos construir y la radicalidad y coherencia que, en consecuencia, debe tener nuestro programa», concluyó.

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