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Futuro Ministro de Educación enfrenta críticas y apela a pasado familiar ligado al Partido Radical: «Esa impronta corre por mis venas» Por su perfil demasiado neoliberal y cercanía con el mundo empresarial

Futuro Ministro de Educación enfrenta críticas y apela a pasado familiar ligado al Partido Radical: «Esa impronta corre por mis venas»

Gerardo Varela aseguró que como el resto del gabinete «el 11 de marzo juraremos defender y hacer cumplir la Constitución y la ley»,por lo tanto va a continuar la puesta en marcha de las leyes aprobadas en el Congreso y además invitó a dialogar a todos los sectores involucrados.


Gerardo Varela, abogado y socio del estudio Cariola, Diez,Perez-Cotapos & Compañía desde 1996, fue una de las sorpresas en el anunciado gabinete del Presidente electo Sebastián Piñera. Principalmente porque su experiencia más que en ámbito de la educación está en el de las fusiones y adquisiciones de importantes empresas. Y lo que ha dicho respecto del tema que le ocupará la mayor parte del tiempo desde el 11 de marzo, va en la dirección opuesta a las reformas impulsadas por el actual gobierno.

“La solución para la educación no es la gratuidad ni la prohibición del lucro –y menos de la selección y el copago-, sino que el desafío es como seguir atrayendo inversiones, competencia y talento”, ha dicho en sus columnas habituales de El Mercurio.  Otro de sus párrafos ilustrativos de su posición es este:  “Lo peor es lo que ha hecho este Gobierno [Bachelet] es negar a la educación su naturaleza de bien económico”; “¡Ningún peso del Estado puede ir a entidades con fines de lucro!’, dicen. ¿Quién inventó tamaña insensatez?”.

Por eso, su nombre generó criticas, pero sobre todo el temor de que bajo su gestión haya importantes retrocesos respecto de los cambios que se han implementado. Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores afirmó que “es una persona ultra ideologizada a favor de la doctrina neoliberal, él ha hecho declaraciones en materia educacional en favor del lucro, propiciando una prioridad de la educación privada sobre la pública», mientras el vocero de la Confech, Felipe Godoy admitió que  “esto va a implicar un choque (…) porque demuestra una total desconexión de este Gobierno con los movimientos sociales y con lo que quiere Chile”, dijo.

En este contexto, Varela escribió su última columna en El Mercurio. Y ocupó el espacio para intentar bajar los temores sobre lo que será su gestión.

«La educación es un derecho que nuestra Constitución recoge desde 1833. El Congreso ha decidido que sean todos los chilenos los que financien la educación universitaria, conforme a las posibilidades económicas del país. Los ministros el 11 de marzo juraremos defender y hacer cumplir la Constitución y la ley. Yo me propongo honrar ese juramento.», aseguró en la columna titulada «A mis lectores con cariño».

Varela apeló a su pasado familiar en el Partido Radical para aclarar que su trabajo no estará tan desconectado de las demandas ciudadanas en este tema. «A los que me acusan de liberal, les digo que tienen razón, quisiera ser un heredero del legado intelectual de Vicuña Mackenna, Andrés Bello y José Victorino Lastarria de quién soy la cuarta generación en llevar su nombre. Mi abuelo, a quien rindo un homenaje, fue parte de los gobiernos radicales que entendieron que gobernar era educar, esa impronta corre por mis venas».

El futuro ministro se refiere a Pedro Enrique Alfonso, su abuelo materno, que también fue ministro en los gobiernos de  Pedro Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos y  Gabriel González Videla  en Hacienda, Economía e Interior respectivamente.  Alfonso también fue candidato presidencial en 1952.

Luego, Varela continúa con una invitación al diálogo para todos los sectores involucrados. «A mis detractores los invito a conversar para mejorar la educación chilena. A mis partidarios los invito a trabajar para que el gobierno del Presidente Piñera sea recordado por un salto adelante en la formación de nuestros niños y jóvenes».

Y además, asegura que la educación seguirá teniendo un pilar de financiamiento público. «La provisión y financiamiento de la educación chilena ha sido siempre pública y privada. En Chile no sobra nadie que quiera dedicar su vida, trabajo o patrimonio a educar a los demás. Eso no va a cambiar, salvo para asegurar la sustentabilidad y mejora de la actividad. Tenemos buenos resultados educacionales, tanto en cobertura como en calidad a nivel regional, pero no es suficiente en un mundo cambiante, donde nuestros jóvenes deberán competir con los mejores del mundo», afirmó.

 

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