En uno de los estudios, elaborado por la firma Subjetiva, en 2015, hay una lámina que lleva por nombre «Falta de integridad moral», que va acomapañada de una foto de Sebastián Dávalos, donde se da cuenta que «errores asociados al entorno familiar se perciben además como faltas que producen marcas indelebles en la imagen de la Presidenta».
La administración de la ahora ex Presidenta Michelle Bachelet encargó, entre los años 2015 y 2016, tres estudios para medir el impacto del caso Caval en la imagen de la Mandataria.
En uno de los estudios, elaborado por la firma Subjetiva, en 2015, hay una lámina que lleva por nombre «Falta de integridad moral», que va acomapañada de una foto de Sebastián Dávalos, donde se da cuenta que «errores asociados al entorno familiar se perciben además como faltas que producen marcas indelebles en la imagen de la Presidenta».
En la práctica, uno empieza a ver de a poco; primero hay problemas de integridad al interior del Gobierno, con el caso del hijo mismo, con el ministro de Interior pasado, (Rodrigo) Peñailillo, y después vamos viendo que muchos de esos proyectos que tenía Michelle Bachelet en su programa no se empiezan a cumplir», comentó un participante del estudio.
A Bachelet «la cagada con el hijo le va a pesar toda la vida, no se la va a sacar nunca de encima», opinó otra persona.
En otro estudio de opinión de enero de 2016, titulado «Caval 2», las palabras «rabia», «vergüenza» y «decepción» fueron las tres emociones más mencionadas entre los encuestados respecto al caso.
Ante la pregunta: «Antes que se conociera el caso Caval por la prensa, ¿cuán informada o poco informada cree usted que estaba la Presidenta Bachelet sobre los negocios de su hijo?», un 35 por ciento respondió que la Mandataria «sabía del negocio con detalles».
Por último, un tercer estudio en febrero de 2016 explica que la desaprobación del manejo de los hechos por parte de la ahora ex Presidenta Bachelet alcanzó el 71 por ciento.
