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El cardenal negó que su pérdida de poder en la Iglesia, expresada en que saldrá del consejo asesor para reformar la curia, tenga relación «con los líos actuales». El religioso aterrizó en Roma después de informar que no asistiría a una reunión con los obispos chilenos en el marco del caso Juan Barros. Negó además que el Papa lo llamara personalmente. «No es por teléfono el contacto que tengo con él», señala.
Primero dijo que no iba, pero finalmente viajó por cuenta propia. El cardenal Francisco Javier Errázuriz ya está en Roma para asistir al encuentro con 31 obispos chilenos, que el Papa Francisco convocó en el marco del caso Juan Barros, el obispo de Osorno acusado de encubrir los abusos del sacerdote Fernando Karadima. Todo, después de que Francisco recibiera a las víctimas del ex párroco de El Bosque y les pidiera perdón.
A su llegada al aeropuerto, el religioso respondió algunas interrogantes, indicando que «pensaron mal» las personas que dijeron que no iba a viajar: «Muchas veces personas que son de la quinta edad no cambian de opinión, pero las que son un poco menores a veces cambian, y me pareció que el Papa deseaba que viniera».
Errázuriz reveló que seguirá en la comisión que asesora al Francisco, al menos, en los próximos años. «Yo soy el mayor en la comisión, y va a llegar el día en el cual el Papa busque uno más joven. No tiene nada que ver con los líos actuales», sentenció.
Consultado respecto si el Bergoglio lo había llamado por teléfono para que finalmente viajara, Errázuriz dijo «a todos nos llamó para que viniéramos. No no, no es por teléfono el contacto que tengo con él», señaló. Cabe mencionar que Errázuriz es apuntado por las víctimas como un importante encubridor de Karadima.
Por último, negó también que haya entregado un documentos con sus comentarios al Papa sobre el cual conversarían en el encuentro programado a partir de mañana y hasta el miércoles. «Yo nunca hago expectativas sobre reuniones con el Papa. El Papa puede improvisar, los que hacen vaticinios se equivocan», afirmó.
