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Sigue doliendo el Sename: muere otro niño de programa que cerró abruptamente a principios de mes PAÍS

Sigue doliendo el Sename: muere otro niño de programa que cerró abruptamente a principios de mes

Tenía 15 años y pertenecía a un programa ambulatorio en un centro de Melipilla, colaborador del Servicio Nacional de Menores, que quebró. A pesar de la situación económica, los profesionales habían advertido a las autoridades que un cierre abrupto podía generar trastornos en las y los adolescentes. «Se cierran y no hacen traspaso de casos», se queja una sicóloga del centro clausurado.


La mañana del domingo, una patrulla de Carabineros llegó hasta la casa de F.R.V.V en Melipilla. El niño tenía 15 años y deambulaba, constantemente, entre esa comuna y Santiago. En ambos lugares tenía familia y aunque la situación que vivía nunca fue de riesgo extremo, sí asistía desde los 14 años a dos programas del Sename en los que alcanzó a estar cerca de un año: primero ingresó a uno para niños en situación de calle y desde hace dos meses, a otro que permitía una tripleta de intervención psicosocial gracias al que una sicóloga lo debía ver, al menos, dos veces al mes.

Sin embargo, esa mañana en que Carabineros llegó hasta su casa, la noticia que recibiría su familia, ponía punto final a cualquier intento de evitar que cayera en las drogas o en la calle: la noche anterior había muerto mientras estaba con sus amigos. Aunque el informe del SML aún no determina la causa, en su círculo cercano saben que la mezcla mortal es una con la que varios jóvenes juegan peligrosamente, sobre todo cuando son más vulnerados. “En la madrugada consumió ‘matachancho’, que es una droga muy fuerte que se le da a los epilépticos y alcohol”, narra una amiga que lo conoció en el programa del Sename y al que F.R.V.V dejó de ir a comienzos de mes cuando se cerró.

Niños en el aire

El Centro Creciendo para el Futuro en Melipilla, al que asistía el joven F.R.V.V,  era uno de los cinco establecimientos que controló la Corporación SEDEJ (Servicios para el Desarrollo de los Jóvenes) durante más de una década. En ese lugar se ejecutaba un Programa de Intervención Especializada (PIE) para jóvenes en situación de alta complejidad en relación a su vulneración y situación familiar.

Además de Melipilla, el Sedej impulsaba otro PIE en Renca y tres Programas de Prevención Focalizada para jóvenes con un diagnóstico de mediana complejidad en El Monte, San Joaquín y El Bosque. Bajo este esquema, la ONG atendía a más de 400 niños y niñas en total. Pero las dificultades financieras  -que admiten desde la propia entidad- obligaron a que tras una reunión el 21 de junio entre el Estado y esta organización, ambas partes decidieran que el camino era cerrar los centros. La resolución fue notificada en una carta enviada a  la representante legal del Sedej, Paola Zamorano, por la directora regional (s) del Sename, Carla Leal.

[cita tipo=»destaque»]La directora del PPF dice que a pesar de estas cartas que explicaban la situación de vulneración en la que vivían los niños y niñas, el inicio del proceso de cierre se hizo de una forma inadecuada. “Cierran y no hacen traspaso de los casos, eso significa que pueda venir otro profesional a contener a los mismos niños y las familias. De hecho, se está planificando que los profesionales que ya existían pasen a la nueva institución que van a tomar los programas, pero ese es un  traspaso. Sin embargo, Sename decide que el 31 se entregaban las carpetas y eso cortaba los casos, dejando a los niños y adolescentes en el aire”, agrega la profesional para quien hay un problema más de fondo, el que al término de un programa como éste “todo proceso se paraliza”. Y eso ocurre no solo en este caso.[/cita]

Trabajadores de Sedej enfatizan en el cierre abrupto del programa de protección a partir del 1 de agosto y como consecuencia de esto, el que menores como F.R.V.V quedaron desprotegidos. Aunque el personal de la entidad igual estuvo junto a la familia después de la muerte del joven.

En una carta enviada por el personal del Sedej a la Directora Nacional del Sename, Susana Tonda, se cuestiona el cierre abrupto de los centros ligados a la ONG. «No creíamos posible entregar las capetas sin antes contar con las condiciones que aseguren un traspaso responsable y que resguarde los principios técnicos y metodológicos, como humanas para el cierre. Alternativa que siempre ha sido considerada, sólo que, haciendo énfasis en lo delicado y frágil de esta acción, ya que no son carpetas las que se traspasan, son vidas, historias de vida de cada uno de los niños, niñas, adolescentes, familias y una comunidad. Las cuales merecen el máximo de respeto y trato digno, para no volver a vulnerar», señala una trabajadora.

Erika Cerezo, sicóloga y directora del PPF que se ejecuta en la comuna de El Monte, reconoce que el colapso inicial del organismo parte por la quiebra, sin embargo, cree que no necesariamente podía poner punto final a un trabajo de más de una década en diferentes territorios. “Estos programas de  alguna forma generan una atención, una contención a las familias que se encuentran en riesgo social, con situaciones de vulneraciones a sus derechos. Son las familias más dañadas de este sistema”, dice la sicóloga, quien firmó la carta enviada a Tonda y a Leal solicitando detener el cierre el 1 de agosto.

La directora del PPF dice que a pesar de estas cartas que explicaban la situación de vulneración en la que vivían los niños y niñas, el inicio del proceso de cierre se hizo de una forma inadecuada. “Cierran y no hacen traspaso de los casos, eso significa que pueda venir otro profesional a contener a los mismos niños y las familias. De hecho, se está planificando que los profesionales que ya existían pasen a la nueva institución que van a tomar los programas, pero ese es un  traspaso. Sin embargo, Sename decide que el 31 se entregaban las carpetas y eso cortaba los casos, dejando a los niños y adolescentes en el aire”, agrega la profesional para quien hay un problema más de fondo, el que al término de un programa como éste “todo proceso se paraliza”. Y eso ocurre no solo en este caso.

El cese de la colaboración de este centro con el Sename y de la recepción que la ONG tenía de recursos fiscales, se da en el contexto de reorganización que el gobierno ha impulsado en relación a la institucionalidad. Primero, la administración de Sebastián Piñera propuso la formación de una mesa de expertos y personas afines al la protección de menores que sesionó en abril y que a fines de mayo entregó un documento con 94 propuestas, denominado Acuerdo Nacional Por la Infancia.

Entre las propuestas está mejorar la institucionalidad, particularmente el proyecto que fue despachado al Congreso a comienzos de mes que crea el Servicio de Protección a la Niñez, dependiente de la Subsecretaría de la Niñez, que son supervisados por el Ministerio de Desarrollo Social.

En este nuevo diseño se modificará la entrega de recursos a organizaciones privadas, poniendo más requisitos tanto a las entidades como a las personas que trabajan en ellas. Se implementarán nuevos tipos de residencias con capacidad para 15 niños y niñas. Lo que implica, por ejemplo, el cierre de los actuales CREAD en un plazo que finaliza el 2020.

Respecto a la entrega de recursos a organismos colaboradores, se va a condicionar con la implementación de líneas de cuidado alternativo, programas de ayuda a las familias involucradas y una evaluación anual. También se busca impulsar una nueva oferta de programas ambulatorios para el tratamiento de menores.

Sin embargo, ¿quién se hace cargo de los y las menores cuando un programa cierra? ¿Dónde está la vinculación y continuidad de protección y apoyo a las familias?

“Era un chiquillo súper resiliente, carismático. Hoy tenía ganas de muchas otras cosas”, dice una de las especialistas que tuvo contacto permanente con él. “Lo que nos duele es que quizás se podría haber evitado, porque había tenido una evolución súper positiva. El Sename podría haber hecho un traspaso formal, porque hay profesionales comprometidos, pero no se hizo y muchos niños quedaron a la deriva”.

 

 

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