El hombre de 78 años forma parte -según registros disponibles-, de Asesorías y Negocios, la sociedad que le permitió a Giorgio Martelli recaudar dinero de empresas del grupo Angelini y de Soquimich para financiar la pre campaña de la Presidenta Michelle Bachelet. A su vez trabaja con la familia Wiesner, la misma que le vendió el polémico terreno en Machalí a Caval, la firma ligada a Natalia Compagnon y Sebastián Dávalos, el hijo de la mandataria.
Hasta que su nombre apareció en la prensa vinculado a uno de los casos que ha remecido al mundo político y empresarial, Jorge Lufín Huerta permanecía en el anonimato de un contador de 78 años con una oficina en Providencia.
Pero su participación en el directorio de la sociedad Asesorías y Negocios SPA (AyN), del geógrafo Giorgio Martelli,, cambió las cosas. Según quedó constancia en la primera sesión del directorio de la sociedad que salpicó al gobierno de Michelle Bachelet con la entrega de boletas a SQM, Lufín Huerta fue uno de los tres integrantes del directorio de la sociedad AyN constituída el 23 de noviembre de 2011 en la notaría de Antonieta Mendoza.
Los otros dos miembros del directorio que aparecen mencionados en el acta celebrada poco más de un mes después de la constitución de AyN, son el abogado Cristián Quinzio, que ese día fue elegido presidente del directorio y el propio Martelli, designado gerente general.
Además de ser miembro del directorio -que según los estatutos de la constitución serían elegidos cada tres años, y continuarían en sus puestos si no se celebraba la junta de accionistas llamada para efectuar la renovación- Lufín Huerta fue designado como uno de los “inspectores de cuentas independientes”, seis días después de la constitución de la sociedad. Cargo que consistía en examinar la contabilidad, el inventario y los estados financieros del primer ejercicio de la sociedad.
Pese a su bajo perfil, el contador, que es cercano a Jorge Rosenblut, también apareció en otra de las tramas que han removido al mundo político: el caso Caval. De hecho prestó testimonio ante el fiscal que lleva la causa, Luis Toledo, en calidad de testigo, por su rol como contador de Patricio Wiesner, el empresario que vendió los polémicos terrenos de Machalí a la sociedad Caval, pertenenciente en 50% a la nuera de la mandataria, Natalia Compagnon.
Según fuentes ligadas al caso, el vínculo laboral con Wiesner es antiguo. Fue su testimonio el que aportó un nuevo dato a la larga telenovela del caso, que ya tiene a varios heridos en el camino, relacionado con el pago de 96 millones de pesos al síndico de quiebra Herman Chadwick -encargado de ordenar y liquidar los bienes de Wiesner- extendido a nombre de la sociedad Vicuña y Compañía. Pago que fue atribuido por el contador como “un premio” entregado por la esposa de Wiesner al síndico, Helga Riffat.
Jorge Lufín, según explica su ex socio, Tomás Freudenberg, estudió junto a él en el Instituto Comercial Dos (Insuco) de Avenida España en los ’60.
Freudenberg, con quien Lufín fue socio hasta 2004 en la sociedad Freudenberg y Lufín Contadores asociados Limitada -que aún conserva el nombre y sigue funcionando liderada por Lufín Huerta y otra socia- asegura que el contador “es la persona que más respeto en mi vida. Un hombre trabajador. Hicimos convenios y me los ha cumplido al pie de la letra. Por él pondría las manos al fuego”.
El también contador explica que “en el 2004 dejamos de ser socios e incluso nos retiramos porque tomé trabajos donde tenía que ir personalmente todo el día y no podía ir a la oficina. Teníamos de clientes especialmente comercio y alguna industria perqueña, ese tipo de contabilidades. No sé cómo llegó a trabajar con Martelli”.
La oficina, ubicada en Luis Thayer Ojeda, posee la misma dirección que la que aparece en el Dicom de AyN, que al ser constituida registró como domicilio la “ciudad de Santiago”. En todo caso, esta es una de las direcciones con las que ha aparecido funcionando la sociedad.
Por estos días Lufín está inubicable y según señalan en su oficina, se encuentra con licencia.
