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Descubrir y aprender sobre las neurociencias y aplicar metodologías activas en las aulas Opinión

Descubrir y aprender sobre las neurociencias y aplicar metodologías activas en las aulas

Milena Schublin Bisquertt
Por : Milena Schublin Bisquertt Máster en dirección y gestión de instituciones educativas Universidad de Barcelona y estudios en la Organización de los Estados Americanos (OEA) sobre calidad para centros educativos. Actual Rectora Colegio San Agustín
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Las neurociencias han ayudado en los avances en múltiples áreas, logrando beneficiar por sobre todo a la educación. Por esta razón, la Neuroeducación es una disciplina que estudia el cerebro y da la posibilidad de estudiar los procesos educativos desde varios enfoques.

Al entender mejor cómo funciona el cerebro, podemos conocer la mejor manera para llevar a cabo los procesos de enseñanza – aprendizaje. Por lo que, es importante entender y aplicarlas intencionadamente por parte de los docentes, para lograr estimular de mejor manera a los alumnos en sus espacios educativos.

Uno de los grandes desafíos que los colegios tienen hoy, es lograr con éxito la formación y el desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje, unidos siempre a la formación en valores y principios. Todo este proceso necesita ir acompañado de actitudes básicas como son el asombro y el amor por aprender.

De hecho, con el paso de los años, se ha demostrado que las neuronas y su estimulación, son una realidad en las diferentes etapas del desarrollo de los niños y niñas. Gracias a esto, se busca hacer del aprendizaje una experiencia positiva y agradable, en la que el docente intenciona metodologías activas y promueve ambientes de aprendizaje desde los menos retadores a los más desafiantes, comprometiendo a los estudiantes en experiencias complejas y creativas.

Por otra parte, las emociones y la curiosidad, cumplen una papel muy importante en este camino, ya que estas llevan al ser humano en cualquier etapa de su vida, a la búsqueda del conocimiento y la realización personal, logrando así un conocimiento profundo que no solo ayuda a los estudiantes a pensar y analizar, sino también, les permite ir formando su pensamiento crítico, fortaleciendo su autoestima, confianza en sí mismos y descubriendo su propia emocionalidad.

Por esta razón, es de gran importancia que desde el inicio de la vida escolar de un niño niña, cada educador se transforme en un experto estimulador del cerebro, donde pueda reconocer junto a sus alumnos las experiencias y emociones, logrando así un equilibrio que permita descubrir, experimentar y sentir el aprendizaje en diferentes ámbitos.

Este aspecto nos desafía a diario a todos los educadores, ya que la conexión entre un docente y sus alumnos permite en cada contexto, generar e ir descubriendo atisbos mágicos que dan señales claras sobre el avance de los procesos de aprendizaje.

Como educadores hace más de veinte años que estamos estudiando la importancia de conocer funcionamiento del cerebro, de cómo estimular las conexiones neuronales, de cómo hacer que los aprendizajes de nuestros alumnos y alumnas sean una espacio de crecimiento y de desarrollo integral, que no solo les permita generar aprendizajes de contenidos, sino más allá de esto, que les permita desarrollar habilidades y destrezas para la vida.

Otro aspecto muy importante, es la selección de las metodologías claves para cada aprendizaje, por esta razón es que la utilización de metodologías activas han conseguido muchos aciertos en las aulas y han permitido a los docentes fomentar el intercambio entre los educandos, ya que la posibilidad de descubrir y aprender en compañía de otros genera entre los alumnos placer y bienestar , aumentando además sus niveles de motivación .

Por todo esto, hoy el compromiso urgente de toda organización educativa, que declara en su proyecto la misión de educar y formar, debe ser siempre a través de la búsqueda de la verdad, del saber y a través de la actualización permanente, para buscar siempre herramientas de apoyo y crecimiento para todos sus estudiantes y toda la comunidad.

Este desafío va más allá, cuando visualizamos que debemos atender la diversidad y la singularidad de cada estudiante, ya que cada uno es único, así como también sus procesos de desarrollo. No podemos apostar solo en los estudiantes que enfrentan con mayor facilidad sus desafíos diarios, es un deber hacernos cargo de todos los alumnos y alumnas, para hacer de las aulas espacios activos, diversos y llenos de emociones.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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