Publicidad

El “faux pas” chileno en la OEA

Miguel Paz
Por : Miguel Paz Subdirector de El Mostrador
Ver Más

Las críticas en los pasillos diplomáticos hacia el manejo del Secretario General aumentan con el paso de los días. Y sorpresivamente se resuelve tras bambalinas, quitarle la tarea de mediación a José Miguel Insulza y depositar la responsabilidad en el presidente de Costa Rica, Oscar Arias.


La noche antes de que los cancilleres, llamados a tratar el asunto de Honduras, se reunieran en una Asamblea General Extraordinaria en la OEA, la delegación chilena ante el organismo mandó una carta oficial a la OEA donde informa que:

“Tiene el honor de informar que el Gobierno de Chile ha decidido presentar la candidatura del actual Secretario General, José Miguel Insulza [para la reelección 2010-2015]. 

[Insulza] ha demostrado un irrevocable compromiso con los principios y valores interamericanos y un claro liderazgo en su gestión. La OEA se ha fortalecido como una instancia multilateral relevante. 

El gobierno de Chile apoya decididamente la proyección de ese esfuerzo, en la convicción de que de esa manera se está contribuyendo a una activa cooperación regional entre los Estados miembros, en beneficio de nuestros pueblos. Ello, sin duda, estimulará el posicionamiento de las Américas en el sistema internacional”.

La carta, fechada el 29 de junio de 2009, es entregada esa misma tarde en las oficinas de la OEA con las instrucciones de «traducción y distribución inmediata» a todas las delegaciones.

Según fuentes chilenas, el momento de formalizar la candidatura fue una «mera coincidencia».

No obstante, el depósito de la misiva ocurre poco después de que se observa al canciller chileno Mariano Fernández, conversar entusiastemante con la jefa de prensa del actual Secretario General de la OEA en la cumbre del ALBA en Managua. Es conocida la larga amistad que liga a los tres. La jefa de prensa de la OEA trabajó como agregada con el canciller Fernández cuando éste era embajador en Madrid y el canciller es uno de los amigos más cercanos de Insulza.

La carta probablemente fue distribuida entre las delegaciones el mismo día que se reunieron para resolver la situación en Honduras. Un hecho que despertó una fuerte crítica por parte de algunos de los países más poderosos de la organización, por lo que Chile bajó su perfil de intervención en el conflicto, para así no mezclar el tema de Honduras con la reelección de Insulza.

Costos colaterales

El tema no es menor. La presidenta Bachelet termina su mandato casi tres meses antes de que se celebre la elección en la OEA, lo cual significa que se endosa la candidatura de Insulza al próximo gobierno chileno, sea cual fuere. A esto se suma a que una campaña de casi un año sería tremendamente desgastadora para Chile. Usualmente, se explora delicadamente el apoyo para una candidatura meses antes de una elección y se lanza formalmente, entre tres y hasta cuatro meses antes de la votación.

Esto por varias razones. Una campaña regional o internacional conlleva costos colaterales, ya que el país patrocinador debe atender «el trueque del apoyo» de otros países. El país debe también contrarrestar candidaturas que emergen al desatarse la competencia lo cual, desde luego, aumenta el «precio» del apoyo. Además, hay que evaluar la erosión del capital de negociación de Chile en los otros organismos multilaterales.

En el caso de la OEA, la preferencia de EE.UU. y Canadá puede decidir el resultado. Si bien existe siempre la posibilidad -por ejemplo- de que los países caribeños voten en bloque, tanto la esfera de influencia de la Casa Blanca como los fondos y relaciones que sustenta Canadá con los países en la región, no se pueden despreciar.

Quizás por eso mismo, días antes de que se reuniera la presidenta Bachelet con Barack Obama, Insulza declara en la prensa chilena que los presidentes «seguramente hablarán de Cuba» (un tema que él mismo instaló en la agenda de la OEA). Insulza también especula que «hablarán de mi» y que la Presidenta le «va a poner presión sobre EE.UU.» para lograr su reelección. En la comitiva chilena -que visitó hace poco Washington DC- se hablaba de un «pauteo a la Presidenta poco elegante por parte de Insulza».

Ahora bien, si Insulza logra convencer al gobierno de Bachelet de que despliegue una campaña a su favor, se supone que estaría corriendo solo ya que pocas veces se ha visto que un jefe administrativo de una organización multilateral no sea reelecto. Y si se adelanta la carrera en la OEA, se calcula asimismo, que se instala la idea de la inevitabilidad de su candidatura. De esta manera, Insulza podría capitalizar el favoritismo que existe en la región hacia la Presidenta Bachelet.

Metiéndose en Honduras

No obstante -y deduciéndolo de las expresiones de fuentes diplomáticas estadounidenses-, no está del todo claro que el gobierno de Obama apoye una reelección de Insulza, ni tampoco que hayan evaluado positivamente su gestión.

Más allá de los problemas de fondos y deudas de la organización, se alega sobre «la constante intromisión» del actual secretario general en los países y «su poca preocupación por fortalecer la OEA misma» ya que «hasta hace poco estaba más preocupado de ser candidato a la presidencia de Chile que de promover la democracia en el hemisferio».

Durante las semanas que ha durado «el tema de Honduras», la situación de crisis se ha visto como una prueba de fuego para la reelección de Insulza.

En un comienzo, la situación no podría ser más auspiciosa para el actual secretario general. Con el golpe de Estado en Honduras, tanto EE.UU. como Venezuela entregan el apoyo inmediato a las soluciones que propone Insulza ante el Consejo Permanente de la OEA. 

Sin embargo, las críticas en los pasillos diplomáticos hacia el manejo del Secretario General aumentan con el paso de los días. Y sorpresivamente se resuelve tras bambalinas, quitarle la tarea de mediación a Insulza y depositar la responsabilidad en el presidente de Costa Rica, Oscar Arias.

Queda por verse si Venezuela también retira su respaldo y si acaso se abre la cancha para una competencia abierta que busca elegir una o un secretario general de la OEA, basada en los méritos de la persona antes que en su nacionalidad.

Solamente así, la OEA puede ayudar a la región a no caer en polarizaciones y lograr que los países miembros operen bajo un mismo objetivo. 

*Montserrat Nicolás es analista, autora del blog Curvas Políticas.

Publicidad

Tendencias