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Yayo Herrero: “Las leyes y las instituciones les han dado la espalda a las mujeres y sus problemas” BRAGA

Yayo Herrero: “Las leyes y las instituciones les han dado la espalda a las mujeres y sus problemas”

Rodrigo Ramos Bañados
Por : Rodrigo Ramos Bañados Periodista y escritor.
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La influyente antropóloga y activista ecofeminista española expone un discurso luminoso sobre la degradación del planeta en la era del “Capitaloceno”, y la opresión hacia las mujeres desde la democracia en la antigua Atenas.


La influyente antropóloga y activista española de ecofeminismo, Yayo Herrero, participó como oradora en las “Jornadas Lacustres: 10 años de la reforma de Derecho Laboral”, que se realizaron en Pucón. Fue su segunda vez en Chile. Antes, había arribado al país por una invitación de Manfred Max Neef, en el marco de un congreso sobre transdiciplinariedad que se realizó en Valdivia.

Tras su exposición en Pucón, sobre “ecofeminismo” -movimiento que según la autora Mary Mellor, ve una conexión entre la explotación y la degradación del mundo natural, y la subordinación y la opresión de las mujeres-, dialogamos con ella.

-En su discurso, usted se refiere a la depresión y hasta suicidios de hombres que toda su vida han trabajado y de pronto quedan sin empleo, y deben permanecer en el privado de la casa sin saber qué hacer…

-A partir de la modernidad, sobre todo de la ilustración, casi todas las utopías emancipatorias se construyeron en base a un hombre mucho más encaminado al espacio público, al trabajo y la política. Las mujeres, en cambio, fueron obligadas a un rol de reproducción de la vida, a un espacio privado y oculto como son los hogares. En buena medida, esa es la esencia del patriarcado, por el hecho que el hombre asumiera una fantasía de la individualidad, que de alguna manera se construye en el espacio abstracto de la economía y la política, y se emancipa y desaparece del espacio donde se construye cotidianamente la vida.  Lo que ha sucedido es que fruto de la lucha protagonizada por las mujeres y algunos hombres, muchas mujeres han ocupado el espacio de lo público. La diferencia está en que los hombres, mayoritariamente, no han ocupado equitativamente el espacio privado. La diferencia es que las mujeres ocupan el espacio público y siguen siendo responsables también del espacio privado.

– ¿Y cómo ha sido su experiencia en el espacio público?

– En mi experiencia de compartir mucho del espacio público, te encuentras de todo, muchísimos hombres que han ido haciendo reflexiones y han hecho un hueco natural, comparten con las mujeres. Otros hombres, en cambio, tienen resistencia, casi inconscientes de que las mujeres ocupen un lugar en presentaciones públicas o congresos. Es mucho más fácil que los hombres tengan más tiempo en el debate o el uso de la palabra, a diferencia de las mujeres. Se advierten muchas diferencias, pero hay hombres de manera natural que comparten el espacio para todos y todas.

– Uno de los ejemplos que usted expone en su conferencia es que el machismo parte en Atenas, en la antigua Grecia…

-El derecho del trabajo basado en un hombre abstracto, es un derecho alejado del lugar donde se vive cotidianamente la vida. En Atenas, el sujeto político se construye como ese hombre que va a laborar al espacio público, que debate y toma decisiones sobre la vida en común, sobre el espacio político y establece reglas democráticas. En ese espacio público de Atenas, no toman parte los esclavos y esclavas, ni tampoco las mujeres. El espacio político se construye sin incorporar deliberaciones y debates, de aquellas personas que se ocupan en el contexto y la vida cotidiana de sostener los cuerpos e interactuar con la naturaleza para obtener bienes y servicios. Desde mi punto de vista, el sujeto político que emana de la democracia en Atenas, que es el pilar donde se construye el sistema democrático posterior que cristaliza en la modernidad y en las utopías emancipatorias de la ilustración, es un sujeto político abstracto. Por tanto, la economía, la política, el derecho que emanan de ese sujeto político están desvinculadas de los cuerpos y los territorios. Es una forma de entender un mundo que desconoce o se desentiende de esas necesidades concretas y cotidianas, y por eso tiene tantas dificultades para poder aterrizar en procesos emancipatorios reales para todas las personas.

-¿Qué le parece esto de funar por las redes sociales a supuestos agresores y que paguen a través del escarnio público, sin obviamente tener de por medio el dictamen de la justicia? 

-Hay un momento de hartazgo, pero me parece peligroso que surja un feminismo punitivo. La violencia machista evidencia un problema social, de subvaloración, y de subordinación de las mujeres como sujeto ante unos sujetos que por ser hombres se consideran por encima y eso no tiene una solución sólo punitiva, ni por la vía de la judicialización, sino que requiere un proyecto de transformación social que abarque la pedagogía y la transformación de las instituciones. Si el movimiento feminista emerge con esa rabia en redes sociales y con ese afán punitivo que busca penas contundentes es, en parte, porque las leyes y las instituciones le han dado la espalda a las mujeres y sus problemas.

Caso La Manada

-En este sentido, ¿qué se puede sacar en limpio del caso La Manada, en España, donde la justicia no satisfizo las expectativas de las mujeres?

-En España hemos tenido la sentencia del juicio de La Manada, donde cinco hombres violan a una muchacha de 17 o 18 años. Entre esos hombres había un guardia civil y un militar. Cuando se produce el juicio, lo que funciona como atenuante para los violadores, es que dos años después ella mantiene una vida normal, es decir, sale de fiestas, sale con sus amigas y por tanto, es imposible que le haya hecho tanto daño la violación porque de lo contrario estaría destrozada y llevaría una vida miserable. A ella, el abogado de la Manada le colocó un detective privado que la siguió para ver qué cosas hacía. El argumento que se dio para justificar la violación, es que ella se había besado con uno de los chicos de la fiesta y por tanto ese beso y haber salido con ellos, la habría colocado en una situación de desear ser agredida. Por tanto, el juicio consideró la violación, pero no consideró que había intimidación moral porque no había presentado resistencia violenta. Por lo tanto, la condena fue más pequeña. Muchas mujeres analizaron, en medio de una revuelta social, que el problema no era la condena pequeña, sino que el tribunal no considera la intimidación moral cuando una mujer estuviera desnuda, asediada y siendo violada por cinco hombres por todos los agujeros de su cuerpo. La crítica es que los jueces interpretaron el dolor y la agresión de una mujer desde una perspectiva machista, sin entender lo que había. Esto no quiere decir que haya una parte del feminismo que reclame la cadena perpetua, u otras visiones más radicales y poco construidas. Es una autodefensa de las propias mujeres, prescindiendo de lo que dijeron los tribunales, porque sienten que la justicia las abandonó.

«Hay que entender a qué nivel están los femicidios en todo el mundo, en Argentina, Chile, Italia, España o México. El crecimiento de las violencias machistas y los asesinatos de mujeres, a manos de sus parejas u otros hombres que han pretendido vivir con ella o lo que fuera, es una situación dramática desde mi punto de vista».

– ¿Qué opina del enfoque de los medios de comunicación masivos al caso de La Manada y a los femicidios en general?

-En España los medios de comunicación abordaron el caso La Manada, desde un punto de vista morboso y captador de audiencias. Los violadores se grabaron agrediendo y violando a la joven y luego lo subieron a las redes sociales. El video fue ofrecido en todos los medios de comunicación y se convirtió en la descarga pornográfica más visitada en España. El tratamiento que hacen los medios, es por una parte irresponsable pues busca captar audiencia y vender material y mercancía por encima de todo, y luego en su forma de analizar los temas absolutamente machistas y androcéntricos. Es curioso que, a pesar de esto, a nivel de opinión publica en los sectores populares por sobre todo, el caso de La Manada marcará un antes y un después en el tratamiento de la violencia. Los chicos que violaron a la muchacha eran de Sevilla, de un barrio obrero, y en el barrio, los espacios públicos, los bares construyeron un relato de rechazo a los violadores. Se produce una situación que los violadores no pueden salir de casa, porque no son aceptados en ningún lugar.

La era del “Capitaloceno”

Herrero cita al sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos, para calificar, con la eléctrica frase de “fascismo territorial”, a las dimensiones que ha alcanzado el capitalismo global, a través del denominado “neoextractivismo”. Así, las comunidades locales prácticamente son expulsadas de sus territorios o reconvertidas, para mantener los niveles de vida de quienes están en los lugares de privilegio en el mundo. Por otro lado, tenemos a una Europa que abre sus fronteras a los alimentos y minerales, pero las cierra en el rostro, con la violencia de un portazo, a quienes emigran desde sus territorios devastados.

-Usted habla que si todos los humanos del mundo pudieran llevar el estilo de vida estadounidense se necesitarían algo así como cinco planetas Tierra, para satisfacerlo. Y así sucesivamente con otros “países desarrollados”. El estilo de vida chileno, por ejemplo, aplicado al resto de los humanos necesitaría dos planetas. Se lo pregunto con cierta ironía: ¿No cree que sería mejor, para respiro del planeta, la aparición de un virus que redujera la población?

-No es el ser humano como especie que tenga un comportamiento depredador, sino que son seres humanos de determinadas cosmovisiones y miradas sobre la naturaleza. Hay pueblos originarios y sociedades campesinas que han sido capaces de vivir armónicamente con sus territorios a lo largo de siglos y mantenerlos. La comunidad científica aceptó el año pasado cambiarle el nombre a la edad geológica, es decir ya no vivimos en el Holoceno, el cuaternario; sino que, en el Antropoceno, porque el ser humano es el mayor alterador de la dinámica planetaria y modificador de la corteza terrestre.  El ser humano es el agente que determina como cambia la dinámica planetaria.  Muchos críticos dicen que la era geológica debió llamarse Capitaloceno, pues es el ser humano organizado bajo la lógica capitalista es el mayor depredador de la corteza terrestre y dinámicas planetarias.

 -… Este Capitaloceno del que usted habla, es evidente en la minería en Chile, por ejemplo.

-No sólo en el Norte de Chile, sino que también en Argentina, Colombia; en general, en muchos lugares de América Latina, África y Asia, se produce una dinámica extractivista de una violencia absolutamente creciente, pues estamos llegando al límite de la extracción de minerales y de energías del planeta.  Las grandes minas se están agotadas en el mundo y han llegado a lugares donde habitan pueblos que han respetado por años sus territorios. Dentro de esa depredación, hay que reconocer a los depredadores porque no es baladí. Es muy significativo que Dinamarca, Noruega o Suecia se presenten como países muy verdes que mantienen estándares de vida y calidad, de no destruir la naturaleza en sus países, pero depredando la de otros. Si todos los países ricos, considerados así, no permitieran entrar a sus territorios la energía, los minerales, los productos manufacturados y alimentos cultivados en otras partes del mundo, esos países ricos no permanecerían en pie ni dos meses. Hay una dependencia material de lo que todo lo que llamamos países desarrollados con esos otros países históricamente saqueados, colonizados y destruidos. Es importante tenerlo en cuenta, porque lo que sucede es que en la medida que hay menos disposición de recursos naturales y a su vez, las apuestas de las economías globalizadas sean más dependientes de esos recursos, cada vez más territorios son utilizados como grandes minas y vertederos, y personas son expulsados a los márgenes del bienestar o de la propia vida.

«Refugiados”

-¿Cómo percibe el drama de la inmigración siria y africana hacia Europa?

-El origen de la situación en Siria es una guerra que tiene que ver con el extractivismo del petróleo y, por otra parte, de un abandono de la zona rural del país por el calentamiento global que agudizó la sequía. Había un río que abastecía el cultivo industrial en la región, y el río prácticamente se secó. La dinámica de sequía provocó una inmigración del tejido rural a las ciudades sirias de Alepo y Damasco. Otra parte quedó en países vecinos como Yemen, que es un polvorín, y una parte pequeña, más privilegiada, paga para intentar llegar a Europa. Cuando los sirios y africanos llegan a Europa se encuentran con esas vallas que no le permiten el acceso, pero sin embargo esas vallas se abren todos los días para que entren productos mineros que son extraídos en sus territorios. El drama de los mal llamados refugiados, porque no están refugiados, ahora mismo, es terrible. Esto está generando en Europa el renacer de discursos fascistas de los años 30. El ministro italiano ha rechazado varios barcos con personas con hambre y sed. El ministro italiano Matteo Salvini dijo que no permitirá que ningún barco cargado con carne humana desembarque en las costas.

-¿Y qué hace la izquierda ante esta ultraderecha?

-En un lugar donde se trabajó la memoria histórica como Alemania, en las últimas semanas neonazis se tomen varias ciudades o Marine Le Pen en Francia tenga los resultados o en un Hungría gobierne una fascista. Todo esto proporciona elementos para que las izquierdas organicen un debate rápido porque lo que puede venir por delante puede ser muy duro. Lo penoso es que la política de izquierda no incorpora la dimensión ecológica dentro de sus análisis, sino que trata de resolver los problemas de los inmigrantes con medidas convencionales. Al no incorporar un análisis que permita entender lo que está pasando, las izquierdas son percibidas por las poblaciones obreras como inútiles, y le abren el hueco a la ultraderecha.

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