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Los Andes Big Band se interna en el sonido Ellington

El conjunto de jazz recordará la próxima semana a través de dos presentaciones a Duke Ellington, uno de los más poderosos impulsores de grandes bandas que creó más de mil formas de orquestar, indagó en la música de ballet, óperas, coros e incluso servicios religiosos.


Hasta estas latidudes se siente el impacto de extraordinarios músicos como Louis Amstrong y Sidney Bechet, y de directores de bandas de baile, como Duke Ellington y Fletcher Henderson, que mucho antes del sonido envasado hicieron rugir los instrumentos en fervientes veladas, creando un estilo completamente nuevo de composición orquestal.



De todos ellos, Edward Kennedy Ellington fue uno de los más poderosos impulsores de grandes bandas, que para él eran como un solo instrumento. Y para mantenerlas con vida pagaba de sus derechos de autor el sueldo de los músicos.



Así logró prolongarlas y elevar estas agrupaciones a los escenarios clásicos, con repertorio de compositores doctos pero bajo el libre espíritu del jazz. Creó más de mil formas de orquestar, indagó en la música de ballet, óperas, coros e incluso servicios religiosos. Actuó junto a Ella Fitzgerald y Billie Holiday y hasta compuso música para cine.



Desgarrador



Duke Ellington, quien nació en Washington el 29 de abril en 1924 y murió en 1974, lanzó en su medio siglo de vida una gama tan amplia de estilos que lo hacen inclasificable. Desde los primeros ragtime que hizo hasta las creaciones ulteriores, desarrolló el arte sonoro como pocos.



Comenzó como profesional del piano a los 17 años de edad y ya en 1923 lideró la banda que selló el sonido desgarrador y emotivo que se conoce como jungla, plasmado en piezas como Black and tan fantasy.



Se lanzó a la experimentación y en su hacer cimentó la carrera de una larga hilera de músicos, entre ellos el trompetista Cootie Williams, el saxofonista Johnny Hodges y el bajista Jimmy Blanton.



Sellan su estilo las improvisaciones vocales, sonidos largos, glissando y la búsqueda del color a toda costa. Incluso, Elligton fue contra los usos tradicionales de la orquesta de su época, aglutinó a los instrumentos en un solo sonido y no cada uno por separado. Así logró el tono único de Mood Indigo, Satin doll, Don’t get around much anymore, In a sentimental mood, Sophisticated lady, Do nothin’ til you hear from me, Black, brown and beige y Reminiscing in tempo.



En Los Andes con Santiago



Su legado, su manera de concebir a la orquesta y su generosidad con los músicos son buenas razones para recordarlo, tal como lo hará Los Andes Big Band en el programa Bailando a Duke Ellington -al cierre de la temporada Jazz en la Universidad- el miércoles 31 de octubre, a las 20 horas, en el Teatro Universidad de Chile y el sábado 3 de noviembre en el Aula Magna de la Universidad Federico Santa María de Valparaíso, a las 19:30 horas.



«Ellington es un compositor que no se puede clasificar. Es único; abordó desde los géneros más populares, como las baladas hasta la música de concierto. Proyectó el jazz hacia formas más clásicas, por ejemplo, hizo una serie de suites, como la New Orleáns. En el jazz lo típico es la forma canción y él cambió eso al hacer suites. También hizo una suite con un tema de Tchaikovski, del Cascanueces, usó la misma música y usó música de Eduard Grieg pero en jazz», dijo Santiago Cerda, director de Los Andes Big Band.



«Y cuando pasó la época del swing (entre los años ’20 y ’40), Ellington conservó la big band pero ya no como música de baile, sino que de conciertos. Vivió hasta el final de sus días con sus bandas haciendo música de concierto", continuó.



La agrupación jazzítica criolla en el recital homenaje al padre de las grandes bandas actuará con la cantante Rachell Delgado y el saxofonista Marcos Aldana, quien en 1990 fue elegido como uno de los mejores intérpretes de su instrumento y participó en el concurso mundial Thelonious Monk Saxophone Contest, en Washington, Estados Unidos.



El programa que brindarán incluye las ejecuciones de Take A Satin Doll, Mood Indigo, In a Mellow Tone, Do nothin’ Till you hear from me, Caravana, Cottontail y Thing Ain’t They Used to Be.



"Elegimos algo de lo más clásico de Ellington pero con arreglos particulares. Acentuamos los elementos rítmicos latinos. La identidad nuestra está en el sonido que tenemos, del que no nos podemos despegar, es una forma de interpretar", agregó el director y compositor.



Elligton es un clásico del jazz que incluso abordó música religiosa. Eso sumado a la manera de concebir la orquesta y de ejecutar los instrumentos, hacen que no sea nada sencillo de interpretar.



"Para nosotros tocar a Ellington no es fácil. Hay que estar en otra predisposición. No es un swing como Count Bassie. El buscaba con los instrumentos hacer sonido jungle, de la selva, por ejemplo usaba muchos glissando en los saxofones y ritmos muy africanos. Eso no es tan fácil de lograr, pero nos aproximamos a ese sonido de trompeta bruñida, a esa jungle. Es algo difícil de alcanzar para los músicos que siempre buscan la afinación y la exactitud rítmica. Aquí hay que buscar el sonido distinto", concluyó.

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