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La película que le movió el piso a Jaime Guzmán

Hecha con más paciencia que dinero, esta película muestra cómo un grupo de personas poco influyentes logra cambiar la ubicación del monumento al líder gremialista. Deja clara la debilidad de los ciudadanos frente al poder y la costumbre del secreto, que domina hasta el más público de los asuntos.


Después de ver este documental, la idea de "gobierno ciudadano" que inventó el comando de Bachelet suena todavía más utópica. En Santiago, por no decir en Chile, los ciudadanos no existen. Para que se entienda: si en Argentina incendian un par de vagones de metro porque llegan atrasados o dejan de comprar tomates hasta que bajen el precio, aquí un grupo de taxistas dice "no opino" cuando Renato Villegas, director de "La Batalla de Plaza Italia" les pregunta qué les parece que en la plaza más "republicana" de Chile construyan un memorial que supera los 30 metros en honor a Jaime Guzmán, una persona a la que nunca le gustó mucho la idea del sufragio universal. Entre otras cosas.



Más que el taxista diciendo "aquí está lleno de analfabéticos"(sic), la mejor expresión de la gelatina insípida en que se ha convertido la Señora Juanita es una mujer diciendo "me da lo mismo, no me afecta en nada". En este contexto, los vecinos de los edificios Turri, frente a Plaza Italia, que se oponen al monumento, se ven tan aislados como los personajes de Mad Max, en el desierto post guerra nuclear.



Es posible que el día del estreno abierto al público (24 de septiembre) haya más gente en las butacas. Según el director participaron todos los vecinos, pero del núcleo "duro", que consiguió cambiar de lugar el monumento, no fueron más de seis personas, entre ellas el periodista Gonzalo Maza, el escritor Camilo Marks y el abogado Alex Segura. El día de la exhibición coincide con la inauguración del monumento en su ubicación definitiva: el Parque Unesco, en Vitacura, acto al que está invitada la Presidenta Michelle Bachelet.



Los "gurkas" de la protesta



"Me di cuenta que somos un poco flojos para enfrentar la vida cívica. Mucha gente estaba en contra pero no opinaba para no oponerse a las autoridades. Es una herencia de la dictadura", dice el director Renato Villegas.



La película no pretende ser un documental de Wim Wenders ni en trascendencia ni en secuencias pulidas. El camarógrafo es el propio Villegas y un amigo, el sonidista, quien trabajó gratis. El registro, igual de "ciudadano" (autogestionado, medio marginal y de bajo presupuesto) parte en noviembre de 2002 y finaliza en febrero de este año. "Quise hacerla así para demostrar que se puede hacer una película con una buena idea, persistencia, paciencia y no plata", cuenta el director.



Otra de las gracias de esta batalla, que termina antes de empezar, es que en menos de una hora muestra cómo se hacen las cosas importantes en Chile: siempre bajo cuerda. Se nota en la violencia con que el equipo es sacado de la Dirección de Monumentos Nacionales, quienes según el director nunca enviaron la información respecto a la escultura. También en Patricio Melero, entonces Secretario General de la UDI, evadiendo las preguntas de la prensa.



Las cámaras tampoco entran al Concejo Municipal donde se acuerda la edificación, aunque todas las sesiones son públicas. Quizá la única señal de transparencia es la confesión del senador Jaime Gazmuri. El parlamentario ex Mapu dice que la derecha dio sus votos para la estatua de Allende con la condición de que se hiciera un memorial para Guzmán. Acuerdo del que casi nadie se enteró a principios de la transición.



Frente a la abulia de las personas, de los medios y a los férreos acuerdos secretos es bien poco el rango de movimiento que les queda a un grupo de vecinos de "clase media ilustrada". Por eso, deciden llamar a la Comisión Funa, un grupo de "gurkas" que rápidamente se involucra en la causa, fabrica panfletos, lienzos y lee proclamas. Como si dijeran "llame ya y obtenga su protesta en minutos". Después de todo la cultura del reclamo podría prender cuando sea concebida como gestión de emprendedores o empeñosos microempresarios.



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