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Michel Brunet barre con la xenofobia: “Todos éramos negros. La diferencia insignificante en melanocitos desató los peores conflictos racistas” CULTURA|CIENCIA Crédito: Koji Furukawa

Michel Brunet barre con la xenofobia: “Todos éramos negros. La diferencia insignificante en melanocitos desató los peores conflictos racistas”

Hace casi 20 años que el paleontólogo francés Michel Brunet exploró, junto a su equipo de investigación, el desierto del Chad, un espacio geográfico hostil tanto para la investigación arqueológica como para la posibilidad de que, en tiempos remotos, haya existido vida. Sin embargo, en el desierto de África central fue donde encontraron al ancestro común más antiguo del planeta: Toumaï, un homínido de 7 millones de años de antigüedad que llegó a cambiar paradigmas. Uno de ellos es que todos somos negros, hasta el escandinavo más blanco, rubio y de ojos azules, también es negro. Está escrito en nuestros genes.


Con el propósito de investigar el origen y la evolución de los primeros homínidos que habitaron el planeta, Michel Brunet fundó la Misión Franco-Chadiana Paleoantropológica (MPFT), por medio de la cual impulsó una serie de excavaciones en la cuenca del lago Chad, en el desierto del Djurab.

Fue en ese contexto donde hallaron numerosos fósiles de homínidos e, incluso, una nueva especie de Australopithecus. En el fervor de estos descubrimientos, el 19 de julio del 2001, Brunet y su equipo encontraron el fósil más antiguo del planeta, el cual correspondería a un homínido de aproximadamente 7 millones de años de antigüedad. «Toumaï es como de 1 metro y 30 centímetros, con una capacidad craneal entre 380 y 390 cm3«, comenta a El Mostrador el doctor en Paleontología de la Universidad de París. Brunet fue uno de los destacados invitados al Congreso Futuro 2019 que participó del panel «Del Holoceno al Antropoceno, la esperanza de vida del planeta».

[cita tipo=»destaque»]Al menos 5 millones de años de nuestra historia se desarrollaron en el continente africano. «Todos nuestros ancestros humanos son de África, desde allí comenzamos a expandirnos por el mundo. En ese entonces, nadie estaba pensando en construir un muro para impedir la inmigración», comenta con ironía el profesor del College de France.[/cita]

Todos somos hijos de Toumaï

Nuestro ancestro común, Toumaï, es un homínido de género masculino y medianamente alto. Se cree que habitó lugares pantanosos y posee una cresta sagital estrecha con una pronunciada cresta nucal. «Tiene la frente plana y los caninos superiores e inferiores desgastados», describe el paleoantropólogo.

El fósil, bautizado por los antropólogos como Toumaï, que en el idioma kanuri significa «esperanza de vivir», permitió generar un análisis comparativo con las características de Lucy, la homínido Australopitecus hallada en Etiopía el año 74 por el estadounidense Donald Johanson. «La abuela de la humanidad, Lucy, tiene 3,5 millones de años de antigüedad, lo que significa que está más cerca de nuestra existencia que la de Toumaï», explica Brunet.

Al menos 5 millones de años de nuestra historia se desarrollaron en el continente africano. «Todos nuestros ancestros humanos son de África, desde allí comenzamos a expandirnos por el mundo. En ese entonces, nadie estaba pensando en construir un muro para impedir la inmigración», comenta con ironía el profesor del College de France.

Cambio en el paradigma del racismo

El clima caliente de África fue el factor que determinó que el color de piel de Toumaï fuera negro y, con este antecedente, Brunet afirma que «los primeros humanos que vivieron en Europa eran negros. Si tú le dices eso a un europeo, no sabe cómo reaccionar».

Este fenómeno se debe a la melanina, el pigmento que define el color de la piel. «Todos tenemos la misma cantidad de melanocitos, la diferencia está en su distribución y activación. Esa pequeña e insignificante diferencia, desató una serie de conflictos racistas en la historia».

La gran pregunta es: ¿qué vamos a hacer como especie?

En el marco del Congreso Futuro 2019, el cual busca responder la interrogante «¿Qué especie queremos ser?», Michel Brunet cree que la verdadera pregunta es «¿Qué queremos hacer como especie?», enfatizando que lo importante es «conocer nuestra historia y saber de dónde venimos», para que los errores del pasado sean una referencia y nos ayuden en la construcción del futuro.

Brunet concluye que, dentro de estos cuestionamientos, también es importante recordar que en nuestro pasado «todos éramos negros y veníamos de África, la cuna de la humanidad». Por lo tanto, «todos somos hermanos y hermanas que comparten el mismo ancestro y la misma raíz» y, si lográramos interiorizar ese mensaje, «veríamos un gran progreso en nuestra sociedad».

Finalmente, el paleoantropólogo destaca el rol de la educación como una poderosa herramienta que tiene el ser humano, por medio de la cual es posible cambiar los paradigmas. «Siempre se puede aprender algo nuevo, por eso la importancia de mirar al pasado, porque de él también debemos aprender», concluye.

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