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La polémica en torno a la nueva licitación para entrar al jugoso negocio de taxis en Santiago

La polémica en torno a la nueva licitación para entrar al jugoso negocio de taxis en Santiago

En cinco años el valor del permiso se cuadruplicó. Entrar al negocio cuesta cerca de $ 18 millones. La alta barrera de entrada hace que el negocio se lo estén llevando las automotoras.


El 15 de abril se dará a conocer públicamente la lista de los 250 nuevos permisos entregados por el Ministerio de Transporte para repoblar el parque de taxis en Santiago. Pero el proceso genera más resquemor que bienvenida dentro del gremio, que entre rumores, mitos y hechos, mira con recelo el concurso.

Lo que desde afuera parece algo positivo, para los taxistas en general es una materia de preocupación y sacan la voz ante un concurso que puede resultar injusto y que incluso puede terminar fomentando la piratería, irregularidades con automotoras que intentan meterse al negocio, el disparado precio del “cupo” en el mercado y la poca seguridad que existe en su trabajo.

La ley de congelamiento corre desde 1998, en el periodo de Eduardo Frei, y desde ahí se ha ido renovando, salvo el 2010 (y con vigencia hasta 2015), que además dotó al Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones con la facultad de entregar nuevos cupos de taxis cuando se acreditara técnicamente la existencia de una demanda de transporte insatisfecha.

Es por eso que, luego de mucho tiempo y para sorpresa de muchos, se abrió a un concurso público para obtención de nuevos permisos, con la idea volver a completar los 25.000 taxis que transitarán en Santiago, tras de la merma que va generando el paso del tiempo.

El nuevo Seremi de Transportes de la Región Metropolitana, Matías Salazar, confirma que sólo en noviembre de 2015 se revisará el congelamiento por parte del Ministerio y que sólo ahí se asumirá una postura.

Para Alonso Puebla, secretario de la Confederación Nacional de Taxis de Chile (CONFENATACH), que el parque se mantenga congelado es una buena noticia. De hecho, le parece que la idea de Pedro Pablo Errázuriz, ministro de Transportes del gobierno de Sebastián Piñera, que pretendía ampliar el parque ante la falta y necesidad de taxis, era una visión errada, ya que cree que están sobredimensionados con 25 mil vehículos.

“El único déficit de taxis que hay es en la noche, y eso es por falta de seguridad”, explica Puebla.

En ese sentido, el dirigente comenta que hace falta mayor fiscalización para tener mayor movimiento. Porque aún hay riesgos de “que me cuelguen o que yo como taxista te robe a ti”. Según explica, esto se debe a que aún pululan muchos piratas en Santiago, “porque muchos taxistas inescrupulosos arriendan el auto a gente con licencia A1, y eso es ilegal en Santiago (no en el resto de Chile), que es necesaria la A2 o A3”.

Según cifras de la Confederación, antes del congelamiento eran 55.000 los taxistas en Santiago, además de 15 mil ejecutivos piratas. El congelamiento logró “limpiar” el parque, según reconocen, descendiendo hasta los 30 mil gracias a nuevas normas (como los permisos necesarios para ingresar al centro de Santiago).

“Yo opino que deberíamos ser 20.000. De hecho, Germán Correa en su tiempo pensaba que debíamos ser 17.000, aun con la ampliación y crecimiento de Santiago”, agrega Puebla.

Pero, con el concurso, también surgen otro tipo de problemas ligados a los permisos. Uno de ellos es que el “cupo” no es heredable. Si un taxista llegase a morir repentinamente, la familia no recibe el cupo y este vuelve directamente al Ministerio. De hecho, la única manera de traspasarlo es como posesión efectiva de matrimonio.

Algo similar pasa con el vehículo que tiene el permiso de taxi, ambos con vida útil. De no renovarse el auto y los papeles tras 12 años, la máquina también “muere”, lo que significa perder el permiso.

Estos son los factores que han influido en que el valor del permiso de taxi se haya disparado en los últimos años. La imposibilidad de ingresar al parque (salvo esta pequeña ventana de 250 que se abrió en diciembre de 2013), el alto riesgo y costos han hecho que un cupo se transe por entre 8 y 10 millones de pesos, más caro incluso que el mismo automóvil (el 2006 el cupo se conseguía por 3 millones). Lo que a simple vista parece una gran cifra, tal vez disparada en relación a ocho años atrás, en la CONFENATACH creen que el valor que ha adquirido el permiso es un precio justo. “Es el único bien de nosotros, como patrimonio. Es como un seguro por los años de servicio”, reconocen.

Palos blancos

Aunque esto se ha prestado, como casi todo en la vida, para negocio. Automotoras, según reconocen algunos taxistas e incluso en la misma Confederación, compran a precios bajos los permisos a personas urgidas de dinero y, luego, revenden a precios por sobre el mercado (más de 11 millones). Una de las casas automotrices de Santiago que vende el combo completo (Taxi más permiso), es Toledo Hermanos, en Matta con Arturo Pratt, por ejemplo.

En la calle dicen que además de Toledo Hermanos, los que manejan el mercado de los derechos de taxis son Pedro Carrasco, Guillermo Morales y Piamonte. Ellos consiguen el financiamiento y se quedan con el 10% del crédito.

La mayor parte de los taxistas no son dueños de los taxis y pagan un arriendo. Un arriendo cuesta $90 mil semanales y los taxistas ganan alrededor de $ 64.000 diarios y deben costear alrededor de $ 20.000 por día en bencina.

El boom en los precios de los cupos y la nueva licitación han generado otro fenómeno y es, según comentan los choferes, que se ha potenciado la piratería.

Según relatan, bordeando el anillo de Vespucio andan muchos autos que ya salieron de circulación, de gente que vendió su permiso (aprovechando el alto precio), pero siguen trabajando con techo amarillo.

Uno de los rumores más fuertes que circulan alrededor de la licitación es que automotoras de renombre en Santiago, como Carrasco, Nissan, Chevrolet y Peugeot se llevan los cupos sorteados por el Ministerio.

En la confederación de taxistas, si bien no son capaces de desmentir el rumor, ya que sí existe la posibilidad de que participen en el concurso con palos blancos, el contrato que se firma con la Secretaría de Estado hace que no sea posible vender el cupo antes de 4 años, lo que a priori limpiaría el concurso de malas prácticas, aunque no impide que sea posible adquirirlos para conservarlos y venderlos en el futuro. En el Ministerio argumentan que esto “escapa a las facultades del Ministerio”, por tanto, no existe fiscalización.

Pese a todos los mitos y rumores que corren en el mundo de los techos amarillos, hay un hecho que se discute fuertemente, y que la Confederación reafirma, y dice relación con que la licitación es un cuchillo de doble filo para el parque de taxis. ¿La razón? Si bien ingresar al concurso por un cupo no tiene mayores costos, uno de los requisitos para presentarse es adquirir un auto nuevo, de 1.500 cc y full equipo, vehículo que difícilmente se podrá adquirir en el mercado por menos de 8 millones de pesos. O sea, permiso más auto nuevo significa que entrar al mercado cuesta cerca de 18 millones de pesos –US$ 35,000–.

Según los números que publicó el Ministerio, cerca de 10 mil personas ingresaron al concurso para sólo 250 cupos.

El hecho generará sin dudas un serio problema, debido a que miles de personas quederán fuera del concurso, haciendo que dicha inversión sea en vano. Y eso es, según creen en la Confederación, lo que seguirá aumentando la piratería.

El Seremi de Transportes de la Región Metropolitana, Matías Salazar, defendió el modelo actual de la licitación, declarando que “la decisión la toman los propios postulantes de acuerdo con las características de cada concurso”, desmarcándose de lo que señalan los taxistas, que insisten en que “cualquiera, yo o tú mismo puedes armar una empresa de radiotaxis y contratas 10 o 20 autos particulares y les prometes una paga y listo. Esos son puros autos sin permiso que intentaron ser taxis”.

El único mecanismo que existe para combatir la piratería es, según explican desde el Ministerio de Transportes, la nueva ley (20.728) que sanciona a los piratas con 15 UTM en caso de ser descubiertos, y 20 UTM en caso de reincidencia.

 

(*) Texto escrito por Miguel Patiño

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