Se trata de una copia del popular Little Tykes, pero en una versión impulsada con gasolina, que tiene permiso de tránsito y alcanza 110 kilómetros por hora… pero mantiene la esencia del original, ya que no tiene parabrisas.
La idea la desarrolló en el Reino Unido John Bitmead, quien creó esta versión para adultos del vehículo infantil que costó más de seis mil dólares y que incluye airbags, luces y espejos.