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Los errores del PDC y los aciertos de la UDI

En términos estratégicos, podemos afirmar que la Concertación cometió un error de proporciones al no posicionar un candidato fuerte en Las Condes, dejando casi seguro el doblaje para la Alianza por Chile. Esta última, en cambio, asume un desafío bastante significativo al llevar al presidente de la UDI a competir en un distrito hostil en términos de representación electoral para ese bloque político.


El escenario posterior a las elecciones parlamentarias del domingo 16 de diciembre traerá importantes modificaciones para el sistema de partidos políticos chilenos y para la estructuración de la correlación de fuerzas al interior del Parlamento en términos de representatividad política, en especial por la significativa alza de la UDI y la ostensible baja de la DC en cuanto a la obtención de escaños.



No será así en el aspecto porcentual, donde las diferencias, si bien existirán, no serán tan llamativas como la representación de cada partido, sin perjuicio que el PDC experimente una baja y la UDI una importante alza.



A continuación presentamos un cuadro descriptivo general de todas las elecciones de diputados desarrolladas en Chile en el período de la Nueva Democracia, y luego efectuamos un análisis enfocado en los dos partidos que mayores modificaciones experimentarán en este proceso electoral: la DC y sus errores estratégicos, y la UDI con su trabajo constante que le permitirá sobrepasar ampliamente a su aliado o socio de pacto, RN.























Como podemos apreciar, el fortalecimiento de la UDI no sólo pasa por una cuestión porcentual, sino que también de escaños, lo que difiere del PDC, que ha mantenido una importante representatividad en todo el período, pero con constantes bajas en su votación.



De acuerdo a este elemento, es posible proyectar un cambio significativo en el sistema de partidos políticos en Chile, al posicionarse la UDI como una fuerza de derecha y apegada al pasado autoritario, pues gran parte de sus dirigentes participaron en el régimen encabezado por el general Augusto Pinochet.



Este elemento será fundamental para la administración del actual Presidente Ricardo Lagos, quien se verá enfrentado a una oposición dura y poderosa electoralmente como nunca antes en la historia de la redemocractización chilena.



Además, la UDI trabajará constantemente en su objetivo político fundamental: alcanzar la Presidencia de la República con su candidato Joaquín Lavín, quien estuvo a escasos votos de vencer a Ricardo Lagos en las elecciones de 1999-2000.



En términos de campaña, desde nuestra perspectiva la peor estrategia que podría asumir el gobierno sería entrar en una dinámica confrontacional con la derecha, pues perdería su capacidad propositiva optando, en cambio, por un estilo reactivo.



La verdadera confrontación se debe establecer a partir de la proposición de temas nacionales de agenda sobre los que se establezca la discusión, pero jamás reaccionar a lo que haga, deje de hacer, diga o deje de decir la derecha.



Es importante considerar para el análisis las características del sistema binominal, haciendo especial referencia a los distritos donde la Concertación ha sido capaz de doblar a la lista de la derecha la igual que las proyecciones que sobre esta materia podemos realizar.

























Como se aprecia en este cuadro, se podría producir una fuerte disminución de distritos donde la Concertación doblaría a la lista de derecha, e incluso tres de ellos corren real peligro de no cumplir con el objetivo trazado, en especial por la modificación de las plantillas electorales y también por la constante caída en las votaciones de los candidatos estrellas que dirigían el doblaje, al igual que por la carrera senatorial en la que algunos se encuentran insertos, tal como es el caso de Nelson Ávila.



La derecha sólo ha logrado doblar a la Concertación en el distrito 23 de Las Condes en dos ocasiones, en 1993 y 1997. En esta oportunidad, la Concertación no presenta un candidato capaz de romper con esa dinámica, en circunstancias de que la derecha sí lo ha hecho en un distrito muy importante, como es el caso de Conchalí, retirando a Pablo Longueira del distrito 30 para disputar un escaño en esa zona donde la derecha jamás, en todo el proceso electoral de la Nueva Democracia, ha alcanzado un escaño.



En términos estratégicos, podemos afirmar que la Concertación cometió un error de proporciones al no posicionar un candidato fuerte en Las Condes, dejando casi seguro el doblaje para la Alianza por Chile. Esta última, en cambio, asume un desafío bastante significativo al llevar al presidente de la UDI a competir en un distrito hostil en términos de representación electoral para ese bloque político.



Errores y aciertos



Antes de realizar la proyección electoral en términos de representatividad en la Cámara, es importante considerar algunos puntos referentes a ambos partidos que enfrentan realidades opuestas:



* Los pronósticos indican una fuerte caída en la representatividad de la DC. ¿Por qué se produce este fenómeno?. El lugar común al que muchos analistas acuden apunta a que es por el desgaste propio de un partido que lleva años en el gobierno, cuestión que no es errada pero que toca sólo tangencialmente el problema de fondo para estas elecciones. Si analizamos las causas últimas deberíamos considerar otras variables.



¿Cuál es ese problema de fondo en las presentes elecciones? Desde nuestro punto de vista, el error del PDC consistió en posicionar como candidatos al Senado a diputados que tenían una elección casi segura en sus respectivos distritos, como en los casos siguientes:



Enrique Krauss, actual diputado por Santiago Centro, va como candidato a senador por la primera circunscripción y todo parece indicar que perderá ante Fernando Flores;
Erick Villegas, quien fue electo diputado por la zona de Atacama en 1993 y tenía importantes posibilidades de lograr nuevamente ese escaño para su partido, ahora compite por un cupo en el Senado con Ricardo Núñez donde la derecha lleva un solo candidato al retirar la postulación de Herman Chadwick;
Ignacio Walker tenía su escaño prácticamente asegurado en el distrito 10 y, aunque cuenta con posibilidades de arrebatar el sillón senatorial a Carlos Ominami, no existe certeza de ello aunque las posibilidades son altas;
Aldo Cornejo, electo en dos oportunidades por su distrito en Valparaíso, compite en la senatorial con Nelson Ávila y con el almirante Jorge Arancibia, existiendo casi nulas posibilidades de vencer de no mediar un doblaje que se ve bastante lejano;
Roberto León, quien poseía un electorado cautivo en el distrito de Curicó, va por un cupo al Senado compitiendo con Jaime Gazmuri, electo en dos oportunidades con importantes mayorías; si bien León posee apoyo en Curicó, en Talca la situación es distinta;
Miguel Hernández fue uno de los pocos diputados del PDC que aumentó su votación desde 1993 a 1997 (pasó de un 26,7 a 29,6 por ciento) y en esta oportunidad compite con Roberto Muñoz Barra, quien en 1993 sobrepasó ampliamente el tercio de la votación en esa circunscripción senatorial, aunque las posibilidades de Hernández no son nulas;
Francisco Huenchumilla, uno de los diputados mejor evaluados, cercano al conflicto mapuche y quien ha recibido votaciones de gran magnitud en su distrito, fue a la primaria con Jorge Lavandero, perdió, y decidió no postular en un cupo prácticamente seguro.



De acuerdo a lo anterior, hay seis candidatos al senado y un personero del PDC que no repostula por su distrito que tenían grandes posibilidades de mantener sus escaños, prefiriendo, en cambio, arriesgar malamente esas candidaturas en una incierta competencia al Senado.



Lo anterior no implica que los reemplazantes no vayan a ser electos, sin perjuicio que en algunos casos se dé esta situación, pero de todas formas dichos reemplazantes lograrán un porcentaje electoral menor que hará mermar la votación general del partido.



Como conclusión establecemos lo siguiente: una colectividad en crisis desde un punto de vista electoral a raíz de sus constantes bajas, no puede darse el lujo de cometer errores estratégicos de tal magnitud, arriesgando distritos donde sus candidatos eran prácticamente seguros y embarcándose en contiendas senatoriales donde existen altas probabilidades de ser derrotados.



Además, no ofrece una plantilla de candidatos atractiva para aumentar su votación en zonas tan importantes como La Florida, llevando postulantes que no poseen las cualidades mínimas que se requieren para enfrentar una contienda electoral dura y donde el PDC necesariamente debe consolidar su votación.



Cuando se plantea la posibilidad de establecer una renovación de candidaturas en términos de edad, ello debe ser realizado de manera seria, dejando totalmente fuera mecanismos fácticos que no consideran el peso específico del candidato en competencia.



* La UDI vive una realidad totalmente distinta: logró importantes alcaldías en la elección pasada, en especial en la Región Metropolitana y en la Octava, y cuenta con un bolsón de candidatos jóvenes que ha recibido el apoyo de un liderazgo amplio, cual es el de Joaquín Lavín. De esta forma, la UDI ha nacionalizado la campaña parlamentaria estableciendo un claro enlace entre la presidencial de 1999-2000 y la futura contienda en el 2006.



Esa colectividad maneja así los tiempos históricos en términos de oportunidades perdidas por la Concertación durante sus doce años de mandato, el hecho desencadenante asociado a la obtención de un significativo número de votos en la presidencial, y las expectativas de superación con Lavín y la Alianza por Chile en un futuro cercano, que tiene como condición un triunfo en las parlamentarias 2001.



Este ha sido el discurso subyacente a la campaña parlamentaria de la UDI, lo que se ha hecho evidente en su franja política.



En cuanto a la representación parlamentaria, la UDI indudablemente aumentará significativamente su presencia en la Cámara, al alcanzar escaños en la zona norte y, especialmente, en la Región Metropolitana, logrando así romper un mito de la política electoral chilena: que la derecha sólo logra mayorías importantes en el sur del país y en algunos distritos de la zona central.



Otro elemento relevante a considerar es la presencia que este partido alcanzará en las regiones Sexta y Séptima, copando un electorado que hasta hace poco era cautivo de RN por su carácter rural.



No debemos pasar por alto la excelente negociación que la UDI realizó con RN al lograr bajar a Sebastián Piñera, entregando a cambio las candidaturas de Herman Chadwick y Francisco Prat, quienes tenía escasas posibilidades de ser electos. Con ello la UDI prácticamente asegura la elección de Jorge Arancibia, logrando una especie de reconciliación con el mundo militar luego de su distanciamiento a raíz del Caso Pinochet.



De acuerdo a lo anterior, la futura Cámara de Diputados quedaría constituida de la siguiente forma:

















En el caso del PDC, su representación está bastante sujeta a los eventuales doblajes que se produzcan, debido a que esta situación se da con candidatos estrellas provenientes de sus socios de pacto, por lo que sus escaños podrían aumentar a 34 y disminuir así el poderío de la Alianza por Chile.



Además, hay distritos -como Curicó- donde se da una fuerte competencia entre los candidatos del PDC y del PS, por lo que ambos partidos podrían presentar algún grado de variabilidad en su representación final. En el caso de la derecha consideramos a los independientes que van por el cupo de cada partido, estableciendo así una agrupación netamente política de los candidatos.



La variabilidad en ambos casos se da por la competencia que existe entre RN y la UDI en zonas como San Felipe, San Antonio y Estación Central.





* Mauricio Morales es cientista político y periodista.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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